La obsesión por ser amado es un trastorno más común de lo que parece y puede llegar a producir ansiedad o miedo al rechazo.
Todo el mundo alguna vez se ha enamorado tanto que ha comenzado a obsesionarse por la persona, sobre todo cuando ese amor no es correspondido y se tiende a la idealización de una futura relación.
Sin embargo, aunque a menudo se describe el amor como una mezcla de emociones intensas que invaden la mente y el corazón, es importante no confundirlo con el fenómeno de la limerencia.
La limerencia se define como el trastorno obsesivo-compulsivo en forma de obsesión amorosa. Es un trastorno psicológico involuntario que puede llegar a causar ansiedad, obsesión y miedo al rechazo afectando de forma grave en la vida diaria de las personas que lo padecen.
El nombre del trastorno procede de la palabra inglesa limerence, y se dice que procede de la unión de las palabras inglesas limerick (poema humorístico) y romance (romance). El término nació en 1977, cuando la psicóloga Dorothy Tennov tituló a su libro Amor y limerencia: la experiencia de estar enamorado, en el que entrevistó a más de 500 personas y para describir el concepto de la limerencia.
Fases de la limerencia
La obsesión por ser amado suele manifestarse en tres fases distintas, en las que el afectado experimenta diversas emociones de manera progresiva.
1.Enamoramiento
En esta primera fase se conocen ambas personas y se establece un vínculo con una fuerte atracción. Todo son emociones fuertes: las primeras citas y la idealización de la otra persona. En este momento, se busca pasar la mayor parte del tiempo al lado del otro. De hecho, si se tiene pareja, aquí comienzan las dudas, los pensamientos de dejarlo y arriesgar por una nueva persona que comienza a transmitir sensaciones más emocionantes.
2.Cristalización
Durante esta etapa, se estabiliza el vínculo y la intensidad de la relación aumenta. El afectado cree haber encontrado al amor de su vida y fantasea un futuro con esa persona y una relación idílica entre ambos. En el caso de las personas que tenían pareja, en esta fase comienzan a encontrar los fallos a su relación, justificando así su infidelidad.
3.Deterioro
La última etapa se caracteriza por abandonar la limerencia para comenzar a ver los defectos de la otra persona. Se comienza a perder la pasión y la relación ideal empieza a desvanecerse. En una relación común, esta fase resulta positiva, ya que marca el inicio del enamoramiento real, donde se reconocen tanto las cualidades como las imperfecciones del otro.
Sin embargo, quienes experimentan limerencia tienden a ver en esta etapa la relación como un error. Deciden abandonar el vínculo de golpe y creen haber perdido el tiempo, dado que no todo es perfecto y sus expectativas idílicas e irreales no se han terminado cumpliendo.
Su impacto en la salud
Los síntomas pueden verse reflejados de forma psicológica o física. Entre los psicológicos, destacan la ansiedad por ver a la persona amada, la idealización del amado, pensamientos intrusivos con la persona, miedo al rechazo, celos extremos, dependencia emocional, necesidad de reciprocidad, fantasías constantes por el futuro, ataques de pánico o incluso depresión.
En cuanto a los síntomas físicos, la limerencia puede manifestarse en una sudoración excesiva, tartamudeo, insomnio, problemas intestinales, temblores, nerviosismo o taquicardias.
Además, la limerencia puede ocurrir tanto con una persona conocida con la que se ha establecido un vínculo, como con una persona que se ha visto por internet y no se conoce en la vida real.
Cómo evitar este trastorno y tratamiento
El tratamiento psicológico es la opción más eficaz para aquellos que crean que sufren este trastorno. Si se tienen pensamientos obsesivos sobre alguna persona, dependencia emocional o miedo al rechazo, lo más adecuado es acudir a un profesional.
Para superar la limerencia, existen algunos consejos que los afectados pueden llevar a cabo.
- Reconocer pensamientos obsesivos y recurrentes: preguntarse por qué se están experimentando ese tipo de pensamientos.
- Mejorar la autoestima: para eliminar el miedo al rechazo o la obsesión por ser amado.
- Detener los pensamientos y buscar una distracción: en el momento que los pensamientos intrusivos se apoderen de la mente, buscar alguna actividad que los mantenga alejados.
- Trabajar la percepción del amor y las relaciones: investigar sobre el amor y abandonar los pensamientos y las creencias de que sin obsesión no puede haber amor.