En nombre de la construcción de una “oposición moderada”, Londres estableció una red de servicios sociales y medios de comunicación en las áreas controladas por HTS, en beneficio de un grupo afiliado a Al Qaeda. Los archivos de inteligencia británicos filtrados confirman que el gobierno de Londres ayudó al ascenso de HTS, un grupo yihadista que estuvo prohibido por los gobiernos occidentales hasta que tomó el poder en Siria a comienzos de este mes.
El primer ministro Keir Starmer dice que es demasiado pronto para eliminar a HTS de la lista británica de organizaciones terroristas prohibidas. Cuando se añadió el grupo en 2017, su entrada decía que se debía considerar como un “nombre alternativo” a Al Qaeda. Por lo tanto, era ilegal que funcionarios del gobierno británico se reunieran con representantes de HTS mientras continuara en la lista negra.
Sin embargo, el 16 de diciembre, diplomáticos británicos, incluida Ann Snow, representante especial de Londres para Siria, convocaron una cumbre con Jolani y otros cabecillas de HTS en Damasco.
El mismo día, el periódico Times concedió a Jolani una entrevista en la que pedía el fin de las sanciones occidentales contra el país, prometiendo que Siria no sería un “punto de partida para ataques contra Israel bajo su supervisión”. Esta entrevista siguió a un perfil de la BBC que se publicó para resaltar el “cambio de imagen” de HTS por parte de Jolani. Ahora parece que el escenario está preparado para revocar la prohibición de HTS y para que Londres reconozca al grupo como el representante legítimo de la Siria posterior a Al Assad.
El apoyo de Reino Unido a HTS es la culminación de un proceso largo y secreto que comenzó cuando la dirección del grupo todavía estaba estrechamente alineada con la rama siria de Al Qaeda, Jabhat Al Nusra, e incluso con el Califato Islámico. Si bien la inteligencia británica lanzó una vez una campaña para socavar a HTS en las áreas de Siria controladas por la oposición, mientras cultivaba las llamadas facciones “moderadas”, los archivos filtrados revelan que los esfuerzos clandestinos ayudaron a fortalecer a la organización de Jolani, ayudándole a preparar su camino hacia el poder. Aún más preocupante es el hecho de que los documentos sugieren que, contrariamente a lo que los principales medios de comunicación informan sobre la separación del grupo de Al Qaeda, ambos siguen siendo estrechos colaboradores en Siria.
Un expediente fechado en 2020 señala que los afiliados locales de Al Qaeda coexisten pacíficamente con los de HTS en el noroeste del país, lo que “proporciona espacio” para que el “grupo transnacional explícitamente salafista-yihadista […] mantenga un refugio seguro e inestable en Siria, desde donde podrán entrenarse y prepararse para una futura expansión” fuera del país. Sin embargo, con la caída de Al Assad los diplomáticos británicos lo desecharon y se apresuran a ir a Damasco para abrazar a Jolani.
La propaganda del MI6 ayuda a la ‘oposición siria’
Desde los primeros días de la crisis siria, el Estado británico empleó en secreto una constelación de contratistas, formada por antiguos militares y servicios de inteligencia, para llevar a cabo complejas operaciones de guerra sicológica con un coste de varios millones de libras. El objetivo era demonizar y desestabilizar al gobierno de Al Assad, y convencer a la población nacional, a los organismos internacionales y a los ciudadanos occidentales de que los yihadistas que saqueaban el país representaban una alternativa “moderada”, inundando los medios de comunicación con una cobertura favorable.
Por el camino, la red respaldada por Occidente impulsó numerosos medios de comunicación de oposición, al tiempo que entrenó a un pequeño ejército de los llamados “periodistas ciudadanos” para fabricar propaganda dirigida a audiencias nacionales e internacionales. Dos de los principales contratistas británicos fueron ARK y Global Strategy, ambos dirigidos por veteranos del MI6.
En una comunicación conjunta filtrada al Ministerio de Asuntos Exteriores, desde 2011 los empresarios se jactaban de que habían desarrollado “extensas redes que abarcan a partes interesadas en toda Siria, desde miembros clave de estructuras de gobierno civil, comandantes de brigada y miembros de noventa grupos MAO [Oposición Armada Moderada] hasta organizaciones de la sociedad civil, proveedores de servicios y militantes. Periódicamente ARK y TGSN informaban sobre el tema [al gobierno] y, a través del proyecto MAO, a la coalición internacional. Ambos tienen redes de investigación extensas y bien establecidas en regiones controladas por la oposición” siria.
De forma independiente y en conjunto KRG y Global Strategy tomaron la iniciativa de “socavar” a los grupos HTS a través de esfuerzos de “comunicación estratégica” de encubrimiento y proyectos de la sociedad civil. Los archivos filtrados sobre estos esfuerzos enfatizan que estas iniciativas no deberían “criticar directamente a HTS (o grupos relacionados)”. Por un lado, se creía que la censura abierta de HTS podría ser “polarizante” en áreas controladas por la oposición, “para muchas personas que lo ven como una fuerza de resistencia legítima, incluso si no es un actor deseable de gobierno”.
Además, “cualquier desafío percibido al control de HTS podría resultar en la paralización del personal del proyecto, socios y beneficiarios u otras sanciones contra el proyecto”.
Esta evaluación refleja la comprensión de los oficiales y agentes de inteligencia británicos en la Siria ocupada de que su seguridad dependía de la protección contra el HTS. Al evitar desafiar directamente al grupo extremista, ARK y Global Strategy esperaban poder llevar a cabo “actividades que indirectamente permitan a las comunidades desafiar el control de HTS”.
Además de los esfuerzos de guerra psicológica que exaltan una “descripción positiva en torno a las actividades moderadas de gobernanza de la oposición” y que se guían por “mensajes basados en valores”, las excepciones de la inteligencia británica tenían como objetivo establecer “espacios seguros para reuniones comunitarias” en el territorio de la oposición. Según los archivos filtrados, allí los participantes pudieron disfrutar de películas de propaganda creadas en Reino Unido que ensalzan virtudes “moderadas”, “actividades compartidas como deportes y clases de arte” y presentaciones “informativas” sobre temas que van desde la “atención psicosocial [sobre] armas sin explotar hasta artillería”, en coordinación con la Defensa Civil Siria, más conocida como Cascos Blancos, creada por ARK.
Los espías británicos operan en Siria bajo la protección de Al Qaeda
Los Cascos Blancos fueron sólo una parte de un esfuerzo más amplio para establecer una serie de cuasi-estados controlados por extranjeros en toda la Siria ocupada, con estructuras de gobierno paralelas integradas por ciudadanos sirios adiestrados y financiados por Reino Unido, la Unión Europea y Estados Unidos. La propaganda y los medios de comunicación occidentales presentaron los asentamientos yihadistas como historias de éxito “moderadas”, cuando en realidad eran profundamente caóticos y peligrosos, gobernados con mano de hierro por elementos extremistas violentos como HTS, a menudo bajo interpretaciones erróneas de la sharia.
Como señaló un contratista británico en una comunicación filtrada al Ministerio de Asuntos Exteriores, “presentar un modelo consistente pero operativo en las áreas liberadas de Siria fortalecerá la oposición y proporcionará la base para una nueva arquitectura de seguridad pública responsable y encabezada por civiles”. Otra parte del mismo documento, fechado en 2016, diseñó estructuras y entidades de gobierno de Reino Unido como los Cascos Blancos y la Policía Siria Libre (FSP), que se exportarían “a territorios recién liberados” en el país.
A medida que los fondos occidentales fluían hacia el territorio controlado por la oposición, el poder de HTS creció exponencialmente. Un documento filtrado decía que HTS pudo “consolidar su posición, neutralizar a sus oponentes y posicionarse como un actor clave en el norte de Siria”. Esto fue particularmente marcado en Idlib, donde HTS “incrementó significativamente su influencia y control territorial en el gobierno”. A medida que Al Qaeda consolidaba su control, las estructuras de gobierno respaldadas por Reino Unido y los elementos de oposición operaban bajo su vigilancia con casi total libertad, a salvo de represalias violentas.
Otro expediente filtrado particularmente llamativo señala que “HTS y otros grupos armados extremistas tienen muchas menos probabilidades de atacar a entidades de oposición que reciben apoyo” del Fondo de Estabilidad, Seguridad y Conflictos (CSSF) del gobierno británico.
Según la evaluación británica, el trato amistoso de HTS hacia las “entidades de oposición” como los Cascos Blancos y la Policía Libre Siria se debe al hecho de que “obviamente proporcionan servicios clave” a los residentes del territorio ocupado. Al financiar una red de organizaciones de servicios sociales en el área inmediata de HTS, mientras generaban oleadas de cobertura mediática positiva sobre la vida en las áreas que controlaba, los empresarios británicos como ARK y Global Strategy fortalecían, sin saberlo, la credibilidad del grupo yihadista como entidad de cabecera.
La filtración de inteligencia se refiere repetidamente a la necesidad de crear “conciencia sobre la prestación de servicios de la oposición moderada” y de proporcionar a los oyentes “narrativas y demostraciones convincentes de una alternativa creíble al régimen” de Al Assad. La necesidad fue particularmente pronunciada entre los ciudadanos que antes habían apoyado el cambio de régimen pero que ahora creen que “la revolución está muerta”, y entre los vecinos de los territorios ocupados que “dan la bienvenida a los [yihadistas de] HTS, especialmente si [reciben] servicios del mismo”. En muchos casos, sin embargo, esos “servicios” fueron proporcionados por los representantes de la inteligencia británica.
Otro documento filtrado indicaba que, “para asegurar su dominio, HTS estaba dispuesto a trabajar con un conjunto de grupos más moderados”. Eso incluía a los mismos elementos “moderados” que la inteligencia británica buscaba promover. Por supuesto, ninguna de esas facciones se adhería a la definición de “moderada”, pero su falta de prohibición bajo las leyes antiterroristas de Reino Unido permitía una colaboración directa y una financiación que habría estado prohibida si HTS hubiera sido autorizado directamente.
‘Queremos ser amigos de Estados Unidos’
Mientras tanto, en 2018 en Washington comenzaron las presiones para permitir que HTS recibiera ayuda, pero “indirectamente”, a través de otros grupos que operaban en Idlib. James Jeffrey, un diplomático del gobierno de Trump que se convirtió en uno de los principales defensores del HTS, dijo entonces a los medios estadounidenses que Jolani le había dicho: “Queremos ser sus amigos. No somos terroristas. Simplemente estamos luchando contra Assad”.
Sin embargo, en evaluaciones secretas sobre el terreno, los contratistas británicos proporcionaban una visión mucho más preocupante de la dinámica en Idlib, controlada por HTS. “No podemos estimar el número de personas que […] no se han unido a ISIS [Califato Islámico] o HTS”.
En 2020 los servicios de inteligencia británicos inundaron Idlib con dinero para proyectos aparentemente destinados a “socavar” a HTS, al tiempo que se quejaban de la influencia cada vez mayor del grupo, cuyo “impacto”, según decían, probablemente sería sostenible.
Como resultado, los espías británicos advirtieron que “los actores salafistas y yihadistas serían vistos cada vez más como sinónimo de oposición a Assad”. En sus presentaciones ante el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Estrategia Global efectivamente admitió la derrota, reconociendo que estaba “luchando” por proporcionar datos creíbles que proporcionen “causa y efecto” de sus operaciones anti-HTS, o cualquier resultado tangible en el mundo real: “No podemos estimar el número de personas que, debido al proyecto, no se han unido a ISIS [Califato Islámico] o HTS […] No hay una manera rigurosa de determinar con certeza el alcance de su resistencia colectiva al aumento de la propaganda de la OEA” [Organización Extremista Violenta].
La inteligencia británica entendió claramente que el ascenso de HTS al poder contrarrestaba los esfuerzos de Londres por neutralizar las operaciones y la atracción de otros grupos extremistas en Siria. Los afiliados de Al Qaeda en el territorio ocupado no sólo “coexisten con HTS”, sino que además de “dominar por HTS” el norte del país, “proporcionan activamente espacio para puedan existir grupos e individuos alineados con [Al Qaeda]”. Desde aquel “refugio seguro”, los elementos yihadistas tenían total libertad para centrarse en “objetivos y metas que se extienden más allá de las fronteras sirias”.
Además, concluyeron que la “consolidación de la influencia de HTS en Idlib” fomentó una “dinámica binaria” en la que HTS y Assad representaban los únicos candidatos potenciales serios para llenar el vacío de poder.
Como era de esperar, los archivos filtrados no contienen ninguna reflexión sobre si las extensas operaciones de guerra sicológica de Reino Unido en Siria para demonizar a Al Assad y promover una oposición de “prestación moderada de servicios” pueden haber contribuido a esa misma “dinámica binaria”.
No es la primera vez que la complacencia de Londres beneficiaba a los yihadistas desatados en Siria. En 2016 la inteligencia británica lanzó una operación para entrenar a combatientes rebeldes sirios “moderados” en una base secreta en Jordania. Los documentos filtrados indican que los contratistas que ofertaron por el proyecto concluyeron que los militantes inevitablemente canalizarían la ayuda de Londres hacia el Frente Al Nosra, el Califato Islámico y otros “actores extremistas”. En lugar de abandonar un proyecto condenado al fracaso, los empresarios decidieron “tolerar” el riesgo a una escala “razonable”.
Casi una década después, cuando se habían gastado decenas de millones de libras en construir una oposición supuestamente “moderada”, el Ministerio de Asuntos Exteriores británico ha salido de las sombras para abrazar al beneficiario final de su proyecto secreto sirio, Jolani, el fundador de la filial de Al Qaeda y antiguo segundo al mando del Califato Islámico, mientras tomaba el poder en Damasco. El historial de atroz violencia sectaria del nuevo dirigente está casi olvidado, mientras un Primer Ministro británico claramente entusiasmado, Keir Starmer, promete que su país ahora “desempeñará un papel más presente y coherente en toda la región”.
Los espías británicos en Siria impulsaron al grupo yihadista HTS