Uno de cada tres niños nacidos en Cataluña durante el año 2023 son de padres extranjeros

NIños de padres extranjeros en un colegio de Cataluña. Redes Sociales

Uno de cada tres recién nacidos en Cataluña tiene padres extranjeros, un fenómeno que refleja la crisis demográfica y plantea nuevos retos para la sociedad catalana. Según las estadísticas de 2023, el 34,6% de los nacimientos correspondieron a madres extranjeras, lo que contrasta con el descenso sostenido de la natalidad entre la población autóctona. Ese año, mientras los nacimientos de madres españolas cayeron un 6,7%, los de madres extranjeras crecieron un 1,9%.

La crisis de natalidad en Cataluña no es nueva, pero ha alcanzado niveles preocupantes en las últimas décadas. Entre 1998 y 2008, la comunidad experimentó un auge significativo en los nacimientos, pasando de 56.572 a 89.024, un incremento del 36% en diez años. Sin embargo, a partir de 2008 comenzó una caída que continúa hasta hoy. En 2023 se registraron 54.182 nacimientos, el dato más bajo de los últimos 30 años.

El descenso más brusco ocurrió entre 2012 y 2013, cuando los nacimientos disminuyeron en más de 6.000 en solo un año. Desde entonces, la reducción anual ha oscilado entre 830 y 3.237 nacimientos, con una media de 1.740 menos cada año. Este patrón refleja un proceso multifactorial que incluye razones económicas, culturales y sociales.

Las causas de esta tendencia son complejas y variadas. La incorporación de las mujeres al mercado laboral, la precariedad de los jóvenes, las dificultades para acceder a una vivienda y los elevados costos asociados a la crianza son algunos de los factores más citados. A esto se suma lo que algunos expertos denominan «hiperpaternidad»: estándares cada vez más exigentes para ser buenos padres, que generan ansiedad y actúan como un elemento disuasorio.

Además, Cataluña no está sola en este desafío. La baja natalidad es una tendencia común en las sociedades occidentales, aunque en el caso catalán el proceso se ha dado de forma más rápida y marcada. A esto se añade la presión sobre su cultura e identidad lingüística, particularmente en un contexto donde el catalán ya se enfrenta a un retroceso significativo. Según expertos, si no se toman medidas, el catalán podría desaparecer en dos o tres generaciones.

La relación entre inmigración y natalidad también genera debate. Mientras algunos critican este fenómeno, otros destacan que se trata de un proceso estructural que debe ser abordado con análisis y responsabilidad. Que los primeros nacimientos de 2025 sean mayoritariamente de padres extranjeros no es casualidad, sino una señal de cómo la inmigración compensa parcialmente la baja natalidad autóctona.

Los flujos migratorios hacia Cataluña seguirán aumentando en los próximos años, y esto plantea tanto desafíos como oportunidades. El reto no es sólo gestionar el choque cultural, sino también garantizar la integración y preservar la identidad de una sociedad que se enfrenta a profundos cambios demográficos y sociales.

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