Si bien Bin Laden nunca ha sido encontrado, aunque llegara la CNN a su cueva, Assange fue detenido después de pulular por estudios televisivos y saltar de un país otro porque sería muy descarado que continuara suelto, y se inventaron un delito surrealista como el no usar condón en sus relaciones consentidas con una ex de la CIA. Wikileaks es el nuevo Al Qaeda, sostenidos ambos por la élite oculta y oscura que gobierna el planeta.

Al Qaeda sirve de pretexto para mantener gobiernos corruptos, para escanearnos en los aeropuertos, para invadir países en busca de taliban, para hacer leyes que restringen nuestras libertades y derechos bajo la amenaza del terrorismo que la misma élite sostiene, porque nada de esto sería posible sin un enemigo necesario que lo justifique.

Wikileaks puede servir para restringir internet, y para ello ya trabajan los nuevos taliban, que son sus hackers entrando en los ordenadores de Mastercard, o cerrando sus muros de Facebook. Wikileaks pudiera ser el “terrorismo” necesario para la demolición controlada de este sistema y llevarnos a su anhelado Nuevo Orden Mundial. Una demolición controlada como la de las Torres Gemelas de Nueva York que dio paso a una década caótica y fascistoide.

Wikileaks son ellos, la élite sionista-masona-satanista que controla todo lo que se mueve. Nada nuevo se ha desvelado en las 250.000 filtraciones de las que tan solo han sido publicadas unas pocas, y para más cachondeo estas filtraciones están siendo publicadas por medios controlados por ellos mismos, la élite, como el New York Times o el periódico Bilderberg El País. ¿Por qué no cierran o denuncian a quienes lo publican bajo cualquier acusación que se inventen? Wikileaks es una nueva serpiente que muda su piel y la deja como rastro que entretiene a sus perseguidores, lo mismo que ocurrió cuando la reunión del Club Bilderberg en Sitjes fue seguida hasta en la prensa rosa porque su existencia era ya vox populi en la red.

El nuevo y necesario Bin Laden