Una colaboración de piloto pirx
Un ensayo militar secreto estadounidense de guerra química envenenó intencionadamente a muchos habitantes de Madrid y de otras provincias, y el gobierno español colaboró con el Gobierno americano, ocultando la verdad y mintiendo a los españoles.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=vvFmXOZeS74]
También hace unos meses, un programa de televisión conocido como TNT en la cadena Telecinco, y presentado por Jordi González, ponía al descubierto la verdaderas causas que asolaron a España en la década de 1980, con el nombre de “síndrome tóxico de la Colza”. Salió a relucir la localidad de Torrejón de Ardoz como el inicio de la pesadilla de la extraña peste. De este programa televisivo no se supo más ni ha aparecido por el momento tampoco en Internet.
Pero aunque después de 28 años de ocurrida la plaga, parecen novedosas estas informaciones, lo cierto es que ya en 1988 el escritor e investigador catalán Andreas Faber kaiser había publicado un libro titulado “Pacto de Silencio” , (pulsar aquí para ver la presentación del libro) en el que se ponían en evidencia todos los elementos de un complot oscuro puesto en marcha por los servicios secretos y que los gobernantes se esmeraron en ocultar.
Libro “Pacto de Silencio”, escrito por Andreas Faber kaiser.
Fué publicado en 1988.
Faber Kaiser era joven, pero murió víctima de una enfermedad inoculada, como tantos otras personas que tenían información sobre el ensayo químico de 1981 en Madrid y que también morirían en aquellos años de enfermedades repentidas e irreversibles.
Igualmente reveladora y de gran interés es la especial crónica que sobre este caso firma el periodista JJ Benítez, gran amigo del sagaz investigador Andreas Faber kaiser, en un artículo titulado “Operación Lamentación”.
Pulsar aquí para acceder a la Crónica de JJ Benítez sobre el Síndrome Tóxico
Andreas Faber Kaiser y JJ Benítez, pocos meses antes de la muerte prematura de Andreas. (Foto JJ Benítez)
El 1 de mayo de 1981, falleció el niño Jaime Vaquero, de 8 años, en una ambulancia que tenía que llevarle a un hospital. Fué la primera víctima del dichoso “síndrome tóxico” con el que tanto tiempo nos marearon en los medios de comunicación, pero únicamente para decir embustes y mentiras, a sabiendas de que se estaba mintiendo descaradamente.
En 1955 se había instalado la Base Aérea Norteamericana en las inmediaciones del pueblo madrileño de Torrejón de Ardoz, en virtud de los acuerdos del régimen de Franco con los EE. UU. En 1992 los estadounidenses se retiraron de la Base y desde entonces la base aérea, que incluye numerosas instalaciones como hospital, hotel, campo de golf, etc. está bajo control del Ministerio de Defensa español.
Pero el día 8 de abril de 1981 tuvo lugar la visita a Madrid del General Alexander Haig, Secretario de Estado de Estados Unidos, y representante del Gobierno de Ronald Reagan, para renegociar el Tratado de Amistad y Cooperación entre ambos países. Traía un regalo muy especial para sus queridos aliados, del que no tenía pensado hablar, dado que era una sorpresa secreta.
General Alexander Haig, Secretario de Estado estadounidense del Gobierno de Ronald Reagan
Lo que nadie sabía era que entre la comitiva de aviones norteamericanos que acompañaban a la visita oficial de Haig, llegaba también un avión militar Hércules, que transportaba un arsenal secreto de productos organofosforados, los cuales son utilizados como armas para la guerra bioquímica.
El avión de la muerte aterrizó en la Base militar norteamericana de Torrejón de Ardoz. La carga mortal venía camuflada y convenientemente introducida en una partida de 6.250 kilos de tomates que habían sido tratados en el Centro de Guerra Biológica de Fort Detrick, en Maryland, Estados Unidos, el laboratorio más importante de investigación militar sobre guerra química y bacteriológica.
Algunos investigadores han querido ver como divergentes las pistas de Fort Detrick y la Compañía Bayer, especializada en productos organofosforados para la guerra química, como si fueran dos vías distintas y alternativas. Sin embargo Bayer siempre ha colaborado en proyectos secretos estadounidenses para la fabricación de armamento químico.
Las cargas de armamento químico procedentes de Fort Detrick fueron introducidas por los servicios secretos estadounidenses entre los proveedores de fruta y hortalizas cercanos a Torrejón de Ardoz, los cuales distribuyeron el material venenoso por diferentes zonas de la Comunidad de Madrid.
Al igual que ocurrió en el Ataque Illuminati del 11-M, quedó mayormente afectada la zona del Este de la Comunidad de Madrid, en el llamado Corredor del Henares, en poblaciones como Torrejón de Ardoz, Alcalá de Henares, Coslada, San Fernando de Henares, etc… Parece que a esta zona del Este de Madrid los servicios secretos norteamericanos le han cogido especial cariño…
Al paso del tiempo se detectó que el foco principal de la extraña pandemia de envenenamiento se concentraba en torno a la zona de Torrejón de Ardoz. De modo que para desvincular cualquier sospecha de experimentos militares norteamericanos procedentes de la Base de Torrejón de Ardoz, los servicios secretos contaminaron unas plantaciones de tomates en las provincias costeras de Murcia y Almería, con los mismos agentes químicos de Fort Detrick.
Base militar de experimentación química y biológica en Fort Detrick, Maryland, Estados Unidos.
Planta química de la compañía Bayer, en Leverkusen. Especialmente, desde la época nazi la firma Bayer trabajó en muchos proyectos de armamento químico, cuyas patentes fueron compradas por compañías estadounidenses. Desde entonces sigue existiendo una conexión entre Bayer y el laboratorio de guerra química en Fort Detrick, en Estados Unidos, colaborando en proyectos secretos de armas químicas.
Así las nuevas remesas de frutas envenenadas se desparramarían por otras zonas geográficas del país, lo cual se pensaba que serviría para disimular y hacer perder la pista que conducía a Torrejón de Ardoz. Es decir, que de nuevo, se volvió a envenenar intencionadamente a la población española, ahora en esta ocasión, para intentar borrar unas pistas y provocar confusión con otras pistas, en las investigaciones que algunos expertos médicos e investigadores estaban realizando.
El 10 de junio de 1981 se empezó a difundir intencionadamente por TVE la mentira de que la causa de la epidemia de envenenamiento químico se debía supuestamente a unas partidas de aceite de colza, algo que los expertos médicos negaron rotundamente y cuya evidente falsedad se demostró completamente con el paso del tiempo.
No contentos con los resultados del ataque militar bioquímico en Madrid de 1981, en el verano de 1983 comenzó una segunda epidemia de neumonía atípica, ahora en las cercanías de la Base militar norteamericana de Zaragoza.
De esta enfermedad murieron el General José Cruz Requejo y el coronel Ramón Rodríguez, además de varios oficiales más. Muchos militares tuvieron que ser hospitalizados. La epidemia se extendió entre la población civil. Se comunicó oficialmente que el brote de Zaragoza de debía a la enfermedad de la “legionela”, para que no se relacionara con el caso de Torrejón de Ardoz.
Fué todo una inmensa patraña, una colosal e imperdonable mentira difundida desde el gobierno de la época, pero en la que desgraciadamente, las víctimas mortales fueron reales. En total fallecieron 3.000 personas y 60.000 personas quedaron gravemente enfermas o inválidas, con atrofias, parálisis, y graves daños en sus cuerpos y por añadidura en sus mentes y en sus vidas. Incluso toda la sociedad española quedó traumáticamente afectada con esta peste provocada, al igual que en el caso del 11-M.
Leopoldo Calvo Sotelo, presidente del Gobierno desde el 25 de febrero de 1981 hasta el 1 de diciembre de 1982. Y Felipe González, presidente del Gobierno desde el 1 de diciembre de 1982 hasta el 5 de mayo de 1996.
Ellos y sus gobiernos tuvieron las pruebas de la mentira de la Colza; tuvieron mucho tiempo para decir la verdad a la población, y la responsabilidad de decirla. Pero prefirieron ocultar la verdad a los españoles y alimentar la mentira de un vergonzoso pacto de silencio, como puso al descubierto Andreas Faber Kaiser.
Fuente: Cazadebunkers
Que Dios los perdone… Porque las personas no se si podremos…
Imagino que todo esto no se podrá demostrar con pruebas, ya que si no, hace tiempo que se habría denunciado a los responsables y exigido responsabilidades penales.
En cualquier caso, la capacidad que tenemos los humanos de tragarnos cualquier mentira, por estúpida que sea, con tal de adormecer nuestras consciencias y no salir a pedir explicaciones, es algo realmente curioso; ya no se si es por el aire, el agua, los alimentos o porque somos rematadamente cobardes; habría que hacer un estudio sobre ello.
Estimada Amazona:
Las pruebas, lo científico, lo seguro, lo real…. son conceptos equívocos.
La vida entera es subjetiva e impredecible. No debemos buscar la seguridad o la demostración, tampoco creer a pies puntillas en todo lo que se dice.
Pero esta bien saber que de un tema como este hay varias versiones.
Un saludo
Gracias por tu contestación Maestro. Pero aún creo en la justicia, o quiero creer en ella; yo también creo que fué algo inducido por el gobierno, porque tenía 13 o 14 años y era todo muy extraño, las noticias, los testimonios, personas que no habían tomado aceite de colza y enfermaban, que si se contagiaba, que si no… y cuando veo que puede haber pruebas, me resisto a creer en la injusticia, en que no se pueda pagar en esta vida por esos crímenes. Creo firmemente en la justicia divina, o el karma, o como se quiera llamar, y creo que todo lo que hacemos nos vuelve de alguna forma (quien siembra, recoge), pero algunas cosas deberían pagarse cuando se hacen, ya que si no, el sentimiento de «impotencia» puede ser terrible. Se que todo es subjetivo, que cada persona tiene sus motivos y razones para hacer lo que hace, y que el resto no podemos entender, solo aceptar. Pero a veces me crispo, y veo tanta injusticia, o lo que a mi me parece injusticia… no se Maestro, me queda tanto para entender la vida y sus porqués. Pero estoy en ello, y cuento siempre con tu inestimable ayuda, y la de otros amigos más evolucionados en consciencia, que me aplacan y me hacen ver los otros lados de las cosas. Gracias por estar ahí.
Querida Amazona:
Cuando una persona habla, como tú, con el corazón. Es difícil no darte la razón, porque casi puedo sentir tu necesidad de justicia, sobre uno de los episodios más oscuros de nuestros país en aquellos años.
Amazona, no me siento más evolucionado en consciencia que nadie. Intento cada día nuevos retos, unas veces consigo algo otras nada.
Yo te preguntaría, imagina que hay una investigación, imagina que se descubre a los culpables de esto, imagina que son condenados por la justicia.
¿Te sentirías aliviada?. Seguramente si un poco, sobre todo, podrías decir que la culpa la tienen ellos.
Es muy difícil, decir cosas cuando no se ha soportado estos efectos de la colza en alguna vertiente.
Podemos pedir justicia pero no debemos juzgar nosotros.
Diariamente suceden cosas a personas que las dejan marcadas para siempre. Uno tras otro, los días van pasando pero es difícil aceptar que tu te has visto implicado/a.
Es muy fácil hablar, perdóname, pero tengo que decirte que creo que lo primero que tienes que hacer es perdonar. Sólo el perdón te liberará.
Como dices el karma se impregna de nuestras acciones, y en las nuevas vidas nos encontramos con un sesgo.
Los budistas decimos que no se puede juzgar a nadie, ni las circunstancias. Normalmente , las personas pasan por situaciones que les permiten superar antiguos exámenes suspendidos. No entiendas el karma como suma y resta. Entiéndelo como niveles de conocimiento y vivencia.
A lo mejor, en esta vida, tienes el reto del perdón como examen.
Recibe mi más sincero sentimiento de bienestar, paz y armonía
Te deseo esa fuerza que se que tienes, para liberarte y seguir adelante.
Un abrazo
Gracias Maestro. Meditaré sobre ello. Mis mejores deseos tambien van para ti.