Mesopotamia “La Tierra de Nuestros Origenes”

Como nos recuerda Herodoto, gran historiador de la Grecia clásica,  nada es perdurable, los imperios cambian de manos y el progreso no es patrimonio continuado de nadie. Mesopotamia, “El país entre ríos”, conoció su esplendor en épocas remotas y, hoy, es una de las zonas del mundo con mayor retraso social. Bagdad, la capital iraquí, situada en las llanuras mesopotámicas, sigue siendo una ciudad amenazada por los misiles americanos para refrenar las tiránicas decisiones de Sadam Hussein. Las sociedades iraquí e iraní son sociedades ancladas en un pasado del que no saben, o se les deja, salir.

El tiempo de esplendor ha dado paso a siglos de penuria, retraso social y de mantenimiento de tradiciones ancestrales que impiden su desarrollo económico y social. Si Hammurabi, Asurbanipal, Sargón, Nabucodonosor, Ciro “el Grande” o Darío y tantos y tantos otros reyes del pasado asiático, pudieran ver el fruto final de las semillas que con tanto esfuerzo y sabiduría sembraron, las lágrimas brotarían de sus ojos y su furor empañaría los cielos.

Hagamos votos para que las gentes de aquellas tierras sepan abandonar su postración actual y puedan incorporarse al progreso de los pueblos industrializados y libres que , todavía, siguen investigando y admirando el pasado remoto de Mesopotamia, pues debemos los fundamentos de nuestra cultura y de nuestra ciencia actuales a la sabiduría de los antiguos reyes, escribas y sabios mesopotamios y a todos aquellos que contribuyeron a la construcción de aquellas primeras civilizaciones, mientras que gran parte de sus contemporáneos, de otras latitudes y longitudes, pastoreaban errantes por el mundo.

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La llegada de la agricultura a las fértiles llanuras deMesopotamia comenzó a transformar la, hasta entonces, salvaje, errante o nómada sociedad humana en la primera sociedad sedentaria y civilizada. Entendiendo por civilización el desarrollo político y cultural que alcanza una sociedad que deja constancia artística y que refleja que la igualdad inicial entre los miembros del poblado da paso a la adoración de divinidades más sofisticadas asociadas a la naturaleza, a la dominación política, la desigualdad económica y la religión patriarcal.

Durante el séptimo milenio anterior a nuestra era empezaron a surgir pueblos agrícolas, hasta entonces confinados en los Montes Zagros, al norte del Golfo Pérsico, que limitan por oriente el grande espacio geográfico regado, de norte a sur, por los ríos Eufrates y Tigris, conocido como Mesopotamia (hoy, Irak y parte de Irán y de Siria).

El desarrollo de sistemas de irrigación permitió que la agricultura se extendiera por su zona central para alcanzar, después, las fértiles tierras de aluvión del sur, donde, más tarde, se edificarían las primeras ciudades, comenzando, así, la primera revolución urbana y la formación de los primeros estados. La difusión de los asentamientos agrícolas queda reflejada por la sucesión de culturas prehistóricas, caracterizadas por sus estilos cerámicos.

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La cultura más antigua, la Hassuna (6500 a.C.), se asentó en el norte, en la zona de lluvias. Su actividad se basaba en el cultivo de cereales, la cría de ganado ovino, bovino y de cerda, complementada con la caza de bóvidos, gacelas y onagros. Las casas fueron evolucionando desde una sencilla construcción cuadrada de barro secado al sol, hasta otras con varias estancias para el trabajo y la vida doméstica que incluian un almacén y un patio. La primera cerámica pintada, el primer horno de cerámica de dos cámaras, los indicios de fundición de cobre y plomo, los adornos personales de coralina y turquesa y el uso de sellos de impresión para marcar la propiedad privada, sugieren que la cultura Hassuna era innovadora, tecnológicamente sofisticada y que los horizontes económicos se encontraban en clara expansión.

La cultura Samarra, parcialmente coincidente con la localización de la Hassuna, se asentó en la región central – norte del curso del Tigris, más al sur de la zona de lluvias, y allí se iniciaron sencillos procedimientos de irrigación artificial y los cultivos de híbridos, tales como la cebada de seis carreras, trigo para la elaboración de pan y lino de semilla larga. Las decoración de la cerámica incluía imágenes de muchachas de ondulantes cabellos y de numerosos animales. También se hacían figuritas femeninas con caras pintadas y tocadas con sofisticados peinados.

Hacia el 6000 ane., llegaron nuevos colonos más al norte y occidente, y la cultura Halaf sustituyó a la cultura Hassuna. La cultura Halaf se extendió por casi todo el territorio que hoy ocupan Irak y Siria y sobrevivió durante unos 600 años. Su arquitectura era diferente, se caracterizaba por un tipo de casa redonda y abovedada de hasta diez metros de diámetro. Introdujeron nuevos ritos funerarios: los enterramientos se realizaban en profundos pozos excavados en la tierra y también se realizaban complejos ritos de incineración y el depósito de los restos en vasijas que se enterraban bajo el suelo de la casa.

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La cuarta cultura detectada fue la Ubaid (5800 ane.), se prolongó 1500 años y alcanzó las llanuras áridas de Mesopotamia, mediante una economía basada en la agricultura de regadío. De esta cultura hay testimonios en casi todo el actual Irak. Las inundaciones primaverales del Eufrates eran aprovechadas para obtener cosechas abundantes que servían para mantener a un mayor número de pobladores. Muchos de los poblados de entonces no tenían nada que envidiar a muchos de los que hoy se extienden por nuestras naciones modernas, exceptuando la televisión y demás electrodomésticos, y las redes de conducción de agua y residuos, donde las haya, si estos “adelantos” fueran realmente dignos de envidia, ya que no lo son, curiosamente, para muchos románticos que hoy pretenden huir del mundanal ruido.

El pueblo de Eridu llegó a contar con una superficie de diez hectáreas y una población de 4000 vecinos, lo que obligó a iniciar el comercio con otras regiones para conseguir las materias primas no disponibles en la zona. Durante la excavaciones realizadas, se encontraron vasijas con pequeñas fichas de arcilla en su interior que sugieren un tipo escritura en ciernes, ideada para llevar una rudimentaria contabilidad comercial. También fue característica de aquella época la actividad religiosa colectiva. El primer templo, en Eridu, aunque se trataba de un modesto santuario de una sola sala, reunía todas las características básicas de los templos mesopotámicos posteriores: una fachada decorada, una hornacina altar y una mesa ofertorio. Al final del periodoUbaid, se había llegado al comienzo de una nueva era. La sociedad comenzaba a jerarquizarse, la artesanía había alcanzado un importante grado de sofisticación y los poblados eran cada vez mayores, pero no dejaba de ser, todo ello, un anticipo del inminente nacimiento de la civilización y de una auténtica explosión cultural.

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El desarrollo de la primera civilización urbana con un sistema de escritura, tuvo lugar al sur de Mesopotamia hacia el año 3500 a. C. Al cabo de pocos siglos, un proceso de desarrollo similar e independiente hizo surgir la civilización de Egipto (aprox. 3200 ane.), la del valle del Indo (aprox. 2500 ane.) y la de la parte septentrional de China (aprox. 1800 ane.). Estas fueron lascuatro primeras civilizaciones del mundo antiguo. Estas civilizaciones compartían en común que se hallaban asentadas en una llanura fértil con grandes posibilidades agrícolas para mantener a poblaciones elevadas. En cada caso, una gran parte de la población vivía en las ciudades, gobernadas como estados independientes o como parte de un reino o imperio.

En Egipto y el valle del Indo las inundaciones aluviales fertilizaban el suelo cada año, pero en Mesopotamia y en China los canales de irrigación transportaban el agua de los ríos, canales costosos, especialmente en la primera.

Las ciudades alcanzaron gran tamaño y se convirtieron el ciudades-estado. En Egipto todo el poder se concentró en un rey, y en la China de la primera dinastía, la Dinastía Shang, también, parece ser, que hubo un único gobernante supremo. En Mesopotamia y en el Indo, al principio, cada ciudad-estado era independiente y todas luchaban por conseguir la hegemonía sobre las demás. La escritura significó un avance decisivo para las primeras civilizaciones; esto conllevó la aparición de una nueva clase, los escribas. La riqueza excedente estaba en manos de las clases gobernantes, cuya demanda de artículos de lujo creó un mercado creciente que hizo florecer una artesanía que estuvo íntimamente relacionada con el comercio entre países. Mesopotamia contactó primero con Egipto y más tarde con el valle del Indo, de este modo también se propagaron otras influencias e ideas, aunque cada civilización debe considerarse que tuvo un desarrollo independiente con sus raíces en la agricultura. La revolución económica y social que introdujeron estas cuatro civilizaciones señaló el principio de una nueva fase del desarrollo de la humanidad.

http://planetaenigmatico.wordpress.com/2012/09/25/mesopotamia-la-tierra-de-nuestros-origenes-1a-parte/

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