Curiosamente, las superhumanidades pueden basarse en los mismos pensadores fundamentales que las humanidades. Cuando leemos completos a Friedrich Nietzsche, William James o Jacques Derrida, por ejemplo, vemos que estos pensadores reconocían en gran medida lo super. Es sólo la lectura posmoderna de sus textos en el mundo académico la que filtra el éxtasis. Cuando se trata de Nietzsche, el profesor Kripal sostiene de manera convincente que el «loco» Nietzsche fue quizás el verdadero Nietzsche, en la cima de su pensamiento. Pero la cuestión es esta: ¿pensó para llegar a la visión del Übermensch (que luego fue injustamente contaminada por el fascismo) o de alguna manera la recibió como una visión? Según el profesor Kripal, la visión de Nietzsche debería tomarse mucho más literalmente de lo que la tomamos ahora: hablaba de una superespecie real, con capacidades sobrehumanas.
¿Qué pasaría si las humanidades pudieran investigar científicamente qué sucedió cuando, por ejemplo, Nikola Tesla tuvo las visiones que llevaron a inventos innovadores? ¿Qué pasó cuando Einstein vio los principios de la relatividad general en un sueño? Quizás la conclusión clave del libro del profesor Kripal es que, si las humanidades se atrevieran a convertirse en superhumanidades, volverían a ser relevantes para las otras disciplinas académicas.