Una colaboración de lalunagatuna
Es posible que hayamos decidido introducir un cambio en nuestra vida, dejar un mal hábito, adquirir una cualidad espiritual…
Sin embargo notamos que no es fácil dejar de hacer lo que se hacía o de ser de una determinada manera.
El cambio requiere esfuerzo, cuesta trabajo, sacrificio.
Es como si ahora quisiéramos nadar contra la corriente de un río y hay fuerzas que se oponen a ese cambio de dirección.
Hay una resistencia a cambiar. ¿Por qué cuesta tanto cambiar?
1.- Los hábitos adquiridos son caminos en nuestras neuronas que crean sinapsis, conexiones nuevas. En la mente, los hábitos crean raíces poderosas de un árbol acorde a sus efectos y consecuencias. Ese árbol se hará grande y dará buenos frutos o funestos y dará cobijo bajo su sombra a pensamientos, sentimientos y deseos afines.
Los hábitos construyen nuestra vida y nos dan felicidad o nos la roban, por eso es muy importante hacer un inventario de ellos y de todo lo que nos reportan, para descubrir aquellos que desmerecen nuestra vida.
Quitar un hábito pernicioso supone un esfuerzo considerable. Es como arrancar un árbol. Sus raíces, profundamente clavadas en el suelo, lo mantendrán firme a pesar de los envites.
Hay que coger el pico y profundizar en la tierra que lo sustenta, excavar alrededor hasta que las raíces al aire le hayan perdido la sujeción. Si lo cortamos por su tronco, es posible que tiempo después vuelva a retallar, hay que arrancarlo de raíz.
2.- La memoria del espíritu, de la mente y del cuerpo.
Nuestras vivencias dejan una huella en la arcilla de nuestra memoria. Allí quedan grabadas las marcas de nuestras heridas y emociones, de nuestras luchas y conquistas. Esas huellas producen itinerarios que se van repitiendo hasta general un hábito y hasta un carácter.
3.- Aprender a ser de otra manera.
A los humanos nos cuesta mucho aprender. Y aunque el aprendizaje intelectual es difícil y requiere esfuerzo, en el cambio personal tal vez nos sea más complicado alcanzar el éxito. No es lo mismo aprenderse de memoria las capitales de los países del mundo que dejar de ser irreflexivo e impulsivo.
El problema es que mientras hemos trabajo y desarrollado mucho en las capacidades mentales que se ponen en juego en lo intelectual, en el campo de la conducta y el carácter nadie nos ha dado claves para producir modificaciones efectivas.
Ryan y Markova nos hablan de las tres zonas de existencia personal en relacción al cambio vital:
1.- Comodidad: la persona vive dentro del hábito establecido y se siente cómoda en él, porque en ese espacio conocido se siente segura y sin esfuerzo.
2.- Estrés: la persona vive abrumada por la gran exigencia a la que es sometida. Un cambio tan fuerte suele producir una respuesta típica por amenaza o miedo; es decir, una respuesta de lucha o huida.
En este estado es muy difícil aprender nada nuevo, porque hay una actitud de ataque o defensa contra el cambio. La persona considera que el esfuerzo es superior a sus propias fuerzas y voluntad.
3.- Extralimitación: en este estado la persona trata de afrontar nuevos retos, pero acordes con sus capacidades, a su medida. Por tanto debe aplicar un esfuerzo controlado que considerable posible aunque le implique un esfuerzo. En este estado se da el APRENDIZAJE.
Teniendo en cuenta esto parece mejor abordar cambios pequeños, que no nos sobrepasen, evitando la amenaza, sintiendo que se es capaz de afrontar ese cambio y cada conquista ejercerá un efecto motivador.
4.- Lo que no nos gusta hacer.
Con frecuencia, para dejar de ser como se es, es necesario hacer lo que no nos gusta.
Es decir, una persona orgullosa deberá hacer esfuerzos por ceder en su orgullo, lo que considerará auténticas humillaciones; por lo que se resistirá a ello.
5.- Motivación.
¿Realmente quiero cambiar?
Si alguien quiere cambiar cambiará. Es posible que no sea un cambio radical, pero avanzará. Y para ello hay que realizar una fuerza de voluntad que sea superior a las barreras que se oponen al cambio dentro de nosotros o en nuestro entorno.
http://www.joseppujol.com/2009/03/por-que-cuesta-tanto-cambiar.html