«Lecciones sobre enfermedad y disfunción» José L. Stevens.

Hay gente en el mundo que está seriamente desafiada por una enfermedad crónica o aguda, una limitación física como la falta de un miembro o una discapacidad emocional que limita su movilidad o su capacidad en la vida. Muchas de estas personas tienen la meta de los recortes en esta vida y están aprendiendo lecciones legítimas e importantes de sus desafíos. Algunas de estas personas están navegando sus vidas sin invertir mucho ego en su problema. Ellos son una gran fuente de inspiración para el resto de nosotros.

Hay algunas razones en común por las cuales algunas personas optan por la enfermedad, la disfunción, la discapacidad y los problemas físicos que no tienen nada que ver con indulgencia personal o con motivaciones impulsadas por el ego.

1. Algunos optan por los desafíos físicos para poder focalizarse en desarrollar otro talento o habilidad. Por ejemplo, una persona sorda puede centrarse en el ver o una persona ciega puede ser una cantante maravillosa. Una persona que carece del brazo derecho tendrá que enfatizar su brazo y mano izquierdos en su lugar. Éstas son elecciones específicas realizadas ya sea antes del nacimiento o, en algunos casos, después del nacimiento, que ayudan con el desarrollo de un área que ha sido o bien descuidada en otras vidas o no desarrollada lo suficiente.

2. Algunos optan por los problemas físicos que les ayudarán a desarrollar la compasión por los demás con discapacidades similares. Tal vez en el pasado nunca se relacionaron con personas que tenían este tipo de desafíos.

3. Están aquellos logrando grandes cosas que quieren inspirar o motivar a otros a lograr grandes cosas de manera similar a pesar de que tienen serias limitaciones. Este puede ser el caso de alguien como el físico Stephen Hawking.

4. Hay algunas personas que quieran demostrarse a sí mismos que pueden ser altamente productivos en la vida a pesar de que luchan con enormes desafíos físicos. Hay algo que hace a estas personas diferentes de aquellos cuya enfermedad o disfunción está siendo utilizado al servicio del ego. A menudo son personas altamente productivas que no son propensas a quejarse, culpar o sentir lástima de sí mismos e incluso, cuando no son capaces de ser altamente productivos, no son acusadores o llorones. Estos son los criterios críticos que separan a los dos grupos.

Esto lleva nuestro enfoque en torno a los otros, aquellos de nosotros que sufrimos de ataques ocasionales de enfermedades, depresión, ansiedad, o aquellos que incluso sufren de enfermedades crónicas, enfermedades repetidas que son, en su mayor parte, impulsadas por el ego o la falsa personalidad. La forma en que se puede saber si algo es impulsado por la falsa personalidad es que hay una tendencia a quejarse en voz alta, a culpar o a llamar la atención sobre la enfermedad por algún beneficio secundario. Otra manera de reconocerlo es que la persona parece adicta al sufrimiento y recibe un placer sádico al frustrar a quienes lo rodean. Ésta es la persona que blande sus muletas o dramatiza sus síntomas por obtener simpatía y atención. Pueden ser vistos con frecuencia en la sala de espera de urgencias con nada más grave que una fiebre leve o sentados en una silla de ruedas en el aeropuerto a pesar de que son perfectamente capaces de caminar hacia el avión sin ayuda. Incluso algunos casos de depresión o ansiedad pueden ser impulsados ??también por el ego y son utilizados como una herramienta para evitar la vida o para castigar a otros que son aparentemente los culpables. Examinemos estos diversos escenarios para entender los mecanismos involucrados.

Por lo general las enfermedades impulsadas por el ego comienzan en la primera infancia cuando aprendemos a usar nuestra inteligencia para manipular el mundo que nos rodea para conseguir más de lo que queremos: Lo que estamos buscando puede ser más atención, más amor, más nutrición, más apoyo, más comodidad o similares. Esto comienza muy inocentemente, quizás para un niño cuyos padres son negligentes, ya sea que sea por buenas razones o no. Un niño cuya madre trabaja se da cuenta de que puede llamar la atención de su madre por tener fiebre o dolor de estómago o un ataque de asma. El hecho de que esto funcione puede hacer que sea más fuerte y más fuerte, pues el comportamiento se refuerza con cada ataque, sobre todo si resulta en un viaje al hospital donde las enfermeras y los médicos hacen bullicio y alboroto sobre los síntomas del niño. Una estadía en el hospital puede reforzarlo aún más como una herramienta de poder para llamar la atención. El niño aprende rápidamente que estar enfermo es igual a ser más atendido. Los dolores y los estornudos, la fiebre y la tos pueden aumentar e incluso pueden llegar a ser crónicos. En los casos más extremos toda la familia puede movilizarse en torno al niño enfermo con dietas especiales, condiciones y restricciones.

Estas personas, en oposición a aquellos que están aprendiendo lecciones esenciales a partir de sus condiciones, han aprendido a manipular sus medio-ambientes y a la gente a su alrededor para sus propios fines. Rara vez hacen una contribución a la sociedad, sino más bien son consumidores de recursos. A menudo se confinan a sus hogares exigiendo que todos los servicios lleguen a ellos. Con frecuencia sufren de lo ellos dicen que son enfermedades ambientales, reacciones alérgicas graves o dolores y debilidades misteriosos que les impiden hacer cualquier contribución al mundo. A menudo están enojados, resentidos, absortos en sí mismos y martirizados y no son particularmente amorosos hacia los demás. De hecho, es muy común sentir una cierta actitud de egoísmo, una demanda llena de resentimiento de que el mundo satisfaga sus necesidades. Estas actitudes y respuestas son muy diferentes de, digamos, una persona que tiene el síndrome de Down o alguien que, a pesar de su grave estado, parece genuinamente abierto, cariñoso, generoso y optimista.

Por desgracia, hay un gran número de personas que sacrifican su salud por llamar la atención, que sacrifican sus vidas con la esperanza de poder exigir un poco de amor, nutrición o comodidad. La indulgencia les ha debilitado y los lleva inexorablemente a un destino peor. Cada vez que son recompensados ??por su enfermedad o disfunción, ésta se vuelve más fuerte y más crónica. Cuando se combina con el dragón del martirio, puede ser mortal. Con el tiempo, a nadie le gusta estar cerca de ellos y cuando los médicos y los terapeutas los ven venir experimentan aversión. En parte esto se debe al hecho de que no importa lo que les sugieran o intenten, el paciente por lo general lo rechaza y en cambio se evade con una actitud enojada, resentida de «¿Por qué yo?»

Algunas enfermedades emocionales no son tan diferentes de lo que hemos estado discutiendo, por ejemplo la depresión y la ansiedad. En formas sutiles un niño puede aprender que estar deprimido le consigue más atención que siendo tan solo otro niño en una gran familia. Si un niño expresa ansiedad puede ser reforzada por la ansiedad de los padres a cerca de los temores de su hijo. Con pequeñas acciones, la ansiedad y la depresión pueden reforzarse hasta que se convierten en áreas completas de problemas. Una vez más, hay una diferencia entre aquellos que luchan contra la depresión y la ansiedad y aún hacen una contribución a la sociedad y otros que permiten que les haga cesar cualquier productividad significativa. Un trastorno emocional que se refuerza al servicio de la falsa personalidad a menudo lleva a la gente a estar más desconectados, preocupados y absortos en sí mismos.

En los Estados Unidos y otros países desarrollados vivimos en un mundo que es un campo minado en relación a estar sano o enfermo. Los problemas suelen venir en torno a las respuestas extremas a las enfermedades emocionales o físicas de las disfunciones.

Éstas son algunas prácticas extremas y desquiciantes:

1. Culpar a los enfermos graves y privarlos de cualquier servicio. Ejemplo: el gobernador de California, Ronald Reagan, vació los hospitales mentales y lanzó a los enfermos mentales a las calles por considerarlos evasores y una carga para los contribuyentes.

2. Castigar a los enfermos mentales graves con la ejecución por la comisión de delitos mientras alucinaban y escuchaban voces de origen psicótico.

3. Dar a cada condición un diagnóstico y una etiqueta y legitimar todas las condiciones como excusa por ser disfuncional.

4. Padres exigiendo que sus hijos neurológicamente dañados sean integrados en la escuela para evitar la estigmatización.

5. Estigmatizar a las personas en general por el más leve soplo de inestabilidad mental, mientras desenrollan la alfombra roja para las personas con problemas físicos claramente diagnosticados.

6. Compañías de seguros declarando todo como condiciones preexistentes para evitar los pagos y hospitales desplegando la alfombra roja para las personas con las pólizas de salud “Cadillac” (N. de T: de lujo), quienes a menudo no necesitan el servicio.

7. Aclamar a los hombres y mujeres por su servicio como héroes por defender a su país y luego abandonarlos cuando se debe pagar por sus heridas y discapacidades.

Obviamente hay un sinfín más de discrepancias y puntos de vista extremos cuando se trata de cómo hacer frente a los enfermos y de cómo se ven ellos a sí mismos. Vivimos en una sociedad confundida que no sabe qué hacer con la enfermedad, los accidentes y las disfunciones. Como cultura todavía parece que lo vemos como una vergüenza, un fracaso y como una debilidad personal el hecho de enfermarse o de ser heridos. Éste es el sistema de valores de las almas jóvenes que todavía dirigen el mundo de los negocios y la arena política. Han ligado las lesiones, enfermedades y disfunciones a sumas de dólares y, por supuesto, esto deshumaniza toda la experiencia.

Por otro lado, las almas bebé lucen sus enfermedades como una insignia de honor y quieren ser atendidos en su totalidad por los más ínfimos problemas, muchos de los cuales son de su propia creación. Las almas bebé tienden a comer todos los alimentos equivocados, terminan con diabetes y otras enfermedades y luego quieren que todo el mundo pague por sus terribles elecciones. La solución a este problema es educación y no diciéndoles que están irremediablemente enfermos. Necesitan que se les enseñe cómo mantenerse saludables. Sin duda es difícil destetarlos de su azúcar.

Las almas maduras y viejas prefieren el sistema de salud no tradicional que les permite tomar un papel más activo en el cuidado de su salud. Desafortunadamente muchos de estos servicios no están cubiertos por las pólizas de seguro por lo que las almas de más edad se ven obligados a pagar de su bolsillo para conseguir el tratamiento más eficaz para ellos.

Parte del sistema demencial es que el mercado está construido a partir de los que están etiquetados como enfermos y disfuncionales. Las personas enfermas son un gran negocio para las almas jóvenes inversoras. Sin embargo, la enfermedad también es muy cara para los contribuyentes que pagan por los veteranos de guerra y otros servicios sociales y las personas que pagan por el seguro, por lo cual se está llevando al país a la bancarrota. ¿Hay algún dinero invertido en prevención? Las almas maduras europeas parecen pensarlo así.

Lo que se necesita es un enfoque más equilibrado hacia todas las condiciones y más neutralidad cuando se trata de cómo vemos a las enfermedades y a las lesiones. Una comprensión más clara de la edad del alma sin duda ayudaría.

Lo que puedes hacer:

1. Cuando estás realmente preocupado por una condición, deberías obtener ayuda de inmediato, pues es bien sabido que las personas con un diagnóstico temprano pueden ser ayudadas mucho más fácilmente que los que esperan hasta que sea demasiado tarde. Esto es rentable y desalienta el martirio.

2. Cuando estás sufriendo una enfermedad, cuida de tí mismo y no infectes a otras personas si lo que tienes es contagiosa y agudo.

3. Si tienes una condición a largo plazo, haz tu tarea y con neutralidad obsérvate a tí mismo para comprender lo que simboliza dicha condición: una carencia de sentirse amado, ira reprimida, pena y así sucesivamente. Ocúpate de esto y suelta el estar enfermo crónicamente. Si estás constantemente enfermándote de esto, aquello y lo otro, observa esto con cierta suspicacia. ¿Qué es lo que realmente está promoviendo este conjunto de problemas? Tal vez en algún nivel quieres estar enfermo o herido por algún tipo de beneficio secundario. Esto no conducirá a ningún buen lugar.

4. También presta atención al culpar y quejarte con suspicacia en tí mismo. Date cuenta de que puede que seas un peón de la falsa personalidad y que ésta se esté aprovechando de tí. ¿Cuál es tu estafa aquí? ¿A quién está tratando de castigar? ¿A quién estás haciéndole daño? ¿De quién quieres atención? Asume la responsabilidad y clarifícalo. A menudo, la comunicación clara es la mejor manera.

Siempre bendícete a tí mismo por estar bien y sentirte bien. Estar bien y sentirse bien es el estado natural de la esencia. Te mereces ser y sentirte de esta manera. Cualquier otra cosa es una lección importante y cuanto antes lo aprendas más pronto podrás estar bien. Como recordatorio, la enfermedad, la disfunción y las lesiones, si no son una lección especial, son sólo un fraude del que sería mucho mejor prescindir. Si este artículo te hizo enojar, entonces tienes trabajo que hacer en tus dragones. Si piensas que no tienes engaños, mira de nuevo, te estás engañando a tí mismo. Como dice el comercial de toallas de papel, «La vida es desordenada, límpiala.»

Estén bien, sean felices.



Por José L. Stevens
www.thepowerpath.com
Traducción: Marcela Borean
www.manantialcaduceo.
com.ar/libros.htm
www.
trabajadoresdelaluz.com.ar

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.