Aida. Los límites solo están en tu mente

Mujer pensando

Los límites que nos auto-imponemos realmente no existen, se trata de creencias que hemos ido adquiriendo desde que éramos  niños. Fronteras que hemos establecido en base -fundamentalmente- a las enseñanzas de nuestros padres y profesores sin haber llegado hasta el precipicio que supuestamente marcan.

Comenzar a superar lo que nos limita es esencial para sentir la idea anterior, para que pase de la cabeza al corazón. Hay disciplinas, como el coaching o el PNL (programación neurolingüística), que tratan precisamente de hacernos ver dónde están esos límites y cómo superarlos.

“Todos los niños nacen artistas. El desafío es que lo sigan siendo cuando crezcan.”
-Pablo Picasso-

Cómo y dónde se generan nuestros límites

Todos nacemos con una genética que favorece que hagamos mejor unas tareas que otras, pero eso no quiere decir que tengamos que renunciar a las actividades que se nos dan peor. Por lo tanto, la genética es el origen primario de nuestros límites.

El ambiente en el que nos movemos, nuestra familia, nuestros amigos y nuestra educación, son factores esenciales que hacen aflorar muchos de los límites que nos autoimponemos sin pasarlos por ningún tipo de filtro reflexivo. Todos estos factores influyen también en la manera en la que descubrimos nuestros talentos y en cómo encontramos actividades que nos apasionen los potencien.

Cabeza de árbol encerrada en una jaula

Por lo que se refiere a la educación, es importante destacar que, si observamos a los niños, veremos que no tienen ninguna limitación en cuanto a intentar cualquier cosa que quieran hacer, porque se creen capaces de hacer todo. Ken Robinson, educador y escritor británico, sostiene que a medida que vamos creciendo, el sistema educativo nos va preparando para el “mundo real”. Pero, ¿qué es el mundo real? Desde luego no es el mismo ahora que hace años.

El problema es que el sistema educativo actual se creó en la época de la industrialización: un periodo en el que se necesitaban muchos especialistas en determinadas disciplinas relacionadas con la producción material. El precio de fomentar estas materias, lo pagó la creatividad la creatividad en áreas como la música, la escritura, el deporte, la danza, etc.

Paradójicamente, actualmente vivimos en una sociedad completamente diferente pero la educación sigue siendo la de la época de la industrialización. Así, gracias a la estaticidad del sistema educativo con el que contamos, lo que nos enseñan en los colegios es otro de los factores que nos imponen los límites mentales que asumimos.

“Todo niño es un artista, porque todo niño cree ciegamente en su propio talento. La razón es que no tienen ningún miedo a equivocarse. Hasta que el sistema les va enseñando poco a poco que el error existe y que deben avergonzarse de él.”
-Ken Robinson-

¿Qué debemos aprender para superar nuestros límites?

Los niños no tienen miedo a experimentar, a pensar de forma distinta, por eso es importante recuperar esa creatividad y aprender o reaprender a pensar como un niño, a crear sin miedo, a no ponernos límites y a hacer todo lo que nos apasione. Pero, ¿qué es lo que debemos aprender para eliminar nuestros límites?

Recuperar una enorme capacidad de aprender

Los niños tienen una curiosidad innata por las cosas que les rodean, miran todo, lo tocan todo y lo exploran todo. No dejan de interesarse por todo tipo de cosas y gracias a ello su capacidad de aprendizaje es inmensa.

Superar el miedo a equivocarnos

Los niños no tienen miedo al error, ese miedo lo van aprendiendo poco a poco porque se nos va inculcando que es algo malo. Pero también es necesario volver aprender que el error nos puede proporcionar una experiencia muy valiosa, que un error puede ser un éxito en sí mismo.

Hacer las cosas con pasión

Desarrollar lo que nos apasiona y ponerle ilusión a las cosas que hacemos, mejorará mucho los resultados que obtengamos. Quizás si el trabajo que tenemos no nos apasiona sea hora de cambiarlo, de disfrutar realmente de lo que de verdad nos gusta y trabajar en ello.

Jugar

Niño jugando a volar

Un niño aprende a jugar con cualquier cosa, desde un simple cartón hasta un sofisticado móvil, no cesan de explorarlo y de probarlo. Sin embargo, los adultos hemos perdido esa capacidad de disfrutar y de jugar para aprender y continuamente nos decimos cosas a nosotros mismos que nos limitan como “no puedo”, “no soy capaz”.

“No importa cuántas veces te equivocas o con qué lentitud progresas, sigues estando muy por delante de los que ni lo intentan.”
-Anthony Robbins-
La Mente es Maravillosa

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