Las leyendas paranormales de la Casa de Castril

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El barrio del Albaicín, cuna histórica de Granada, guarda una leyenda en cada casa, en cada esquina y cada patio. Hoy vamos a pararnos  en la Casa de Castril, una enorme vivienda a orillas del río Darro que ha sido testigo de muchas historias y quién sabe cuántos secretos a lo largo de los siglos que lleva edificada. Durante años, muchos testigos afirman haber visto, vagando entre sus paredes, a una muchacha de blanco que, lejos de asustarlos como sería normal, los inunda con una extraña sensación de paz

Casa de Castril general

Historia del lugar

En la Carrera del Darro, casi llegando al Paseo de los Tristes, se sitúa este caserón del siglo XVI, quedesde 1917 alberga el -hoy temporalmente cerrado- Museo Arqueológico y Etnológico de Granada, que ha sido, durante su historia, fuente de innumerables relatos románticos que han perdurado hasta nuestros días.

La Casa de Castril es un ejemplo del lujoso estilo renacentista español. Su diseño se atribuye a Sebastián de Alcántara, uno de los grandes discípulos de Diego de Siloé. El inmueble está situado en el antiguo barrio árabe de Ajsaris, donde fueron asentándose con el tiempo los nobles que llegaban a Granada.

Hace mucho tiempo, cuando Granada fue conquistada por los cristianos y los Reyes Católicos se hicieron cargo de sus posesiones, el secretario de los reyes, D. Hernando de Zafra, fue el encargado de poner orden, escribir documentos, escrituras, otorgar posesiones a un sin fin de tierras, cármenes y palacetes que habían quedando abandonados y sin dueño.

En agradecimiento a tan laborioso trabajo, le regalaron un palacete moro que el secretario derribó para construirse el suyo propio, quedando apodado como El señor del Castril, ya que era una zona preciosa de Granada ya antes de la reconquista, donde residían las mejores familias moras, llena de huertas, palacetes, albercas y acequias que llevaban agua hasta la Alhambra y el Guadalquivir.

Así que obtuvo el permiso, o llamémoslo mejor la concesión, de los Reyes Católicos para que construyera su casa mirando hacia la Alhambra. Además, en la ciudad de Granada obtuvo la propiedad de los llamados baños árabes de Hernando de Zafra, el palacio Dar al-Horra con el solar donde se levantó la Casa de Castril y los dos conventos anexos. Hernando de Zafra no utilizaría ese permiso, pero sí lo haría un nieto suyo del mismo nombre en el año 1539. La Casa de Castril fue el palacio de los Zafra a partir de ese momento.

La fachada, de una gran riqueza ornamental, muestra también el escudo de la familia de Zafra, en el que dos ángeles coronados muestran la Torre de Comares con sus celosías originales, dando fe así de la participación de Hernando de Zafra en la conquista de la Alhambra. La casa está formada por un zaguán con escalera desde el que se llega al patio central, de modo similar a la estructura de los cármenes granadinos.

¿Qué leyendas nos encontramos en el lugar?

La historia de esta casa es foco principal de las habladurías de los vecinos, pues el hecho de que tenga un misterioso balcón tapiado, que hace esquina en la segunda planta del edificio y sobre cuyo dintel reza una frase esculpida en piedra: “Esperándola del cielo” intriga a todos los que pasan por delante. La explicación más plausible es que el noble que mandó construir la casa, el piadoso don Hernando de Zafra, quisiera inscribir esa frase por su fe y en alusión a la vida eterna. Sin embargo, las leyendas han rodeado a la casa y ese balcón cegado casi desde su construcción, alimentadas por los numerosos rumores de que una misteriosa joven, vestida como en la Edad Media, vaga llorando por las habitaciones, apareciendo y desapareciendo entre lamentos y sollozos.

Cuentan que el viudo don Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos, vivió en esta casa con su hija Elvira, una hermosa joven que antes de cumplir los 18 se enamoró de Alfonso de Quintanilla, perteneciente, como no, a una familia rival a su padre.

Una noche, ante la ausencia de don Hernando de la vivienda, los dos amantes se encontraron en la intimidad de los aposentos de Elvira. Sin embargo, el padre decidió volver antes de lo esperado y un paje que servía a la familia, Luisillo, se apresuró a entrar en la habitación para alertar a los dos enamorados. El noble tuvo tiempo de huir por el balcón abierto, pero don Hernando sorprendió al paje en la habitación junto a su hija a medio vestir, y creyó que el pobre criado era el amante de su hija.

Inmediatamente, el ofendido y deshonrado padre, mandó ejecutar a Luisillo ahorcándolo en el mismo balcón por el que la noche antes había logrado huir el verdadero amante de Elvira. De nada le sirvióimplorar piedad y justicia divina por el tremendo error que se estaba cometiendo con él. “Colgado quedarás, esperándola del cielo”, le respondió don Hernando. Esa misma frase fue la que hizo esculpir sobre el mismo balcón del que colgaba Luisillo para advertir a todo el que se atreviera a cortejar a su hija de lo que podía esperar si se atrevía a deshonrarla.

balcon casa de castril

Al mismo tiempo hizo tapiar el balcón por el que él creía que había entrado la deshonra a su casa y confinó a su hija Elvira en esa misma habitación para que no pudiese volver a ver la luz del día. Ante tanta desgracia, la desdichada Elvira no soportó la soledad de su encierro y se quitó la vida con un veneno en sus aposentos.

Pasado el tiempo se supo que el paje decía la verdad y qué el que cortejaba a Elvira era don Alfonso de Quintanilla, hijo de una de las familias principales de Granada, pero enemiga del señor de Castril.

La tragedia de don Hernando de Zafra no acabó con la muerte de su hija, ni siquiera con la suya propia,pues dicen que el día que falleció cayó tal tromba de agua, que el rio Darro desbordó llevándose su féretro. El cuerpo de don Hernando nunca apareció, por lo que jamás recibió sepultura y cuentan que, a veces, se le ve vagando por la ribera del río buscando el descanso que no obtuvo al morir. Cuentan que el hecho no fue fortuito, sino que vino por una maldición que, además, dio lugar a una famosa famosa frase en Granada que muchos vecinos aún recuerdan y mencionan. La maldición viene por el descontento de Zafra por el amor de su hija hacia Quintanilla y la rivalidad entre familias, por lo que desvió la acequia de San Juan, que pasaba por sus tierras, y dejó sin agua a los habitantes de la parte inferior del río. Una gitana, enfadada, le lanzó una maldición: “Permita Dios que el agua lo entierre”, y en efecto, cuando murió el caballero fue tal la tromba de agua que cayó que el río se desbordó llevándose el ataúd por delante. La famosa frase es: Llueve más que cuando enterraron a Zafra.

Tal leyenda ha servido para numerosos relatos de autores como Alberto Álvarez de Cienfuegos (1885-1957), quien en 1920 llevó al teatro la historia. Otros autores, como el gaditano Manuel Lauriño, la incluyen en su libro Granada de leyenda, publicado por la editorial Almuzara.

La Casa de Castril sufrió en su interior una gran transformación para ser adaptada a museo entre los 1917 y 1941 después de que fuese adquirida a los herederos del arabista Leopoldo Eguilaz y Yanguas.

Antes de su cierre, creemos que temporal, El Museo Arqueológico y Etnológico de Granada era uno de los más antiguos de España junto con los de Barcelona y Valladolid, ya que su creación se produjo en 1867, aunque no sería hasta 1917 en el que tendría su ubicación definitiva. El centro siguió la estela del Museo Arqueológico Nacional.

El caso es que en él se sucedieron diversos acontecimientos “sobrenaturales” que han hecho que este lugar sea conocido por muchos como una de las varias casas encantadas que se encuentran en Granada. Uno de estos hechos de los que mucha gente aún habla se produjo durante el verano de 1998: “en la Casa de Castril aparece una mujer bella, joven y alta, de pelo negro y rizado, cuya contemplación produce mucha paz”.

Abundan los testimonios sobre la aparición de una extraña mujer morena, de pelo largo y rizado, vestida de blanco y portando una vela, que pasea por los antiguos aposentos de Dña. Elvira.

Los empleados del Museo aseguraban que cuando se paseaba a solas por estas salas podías sentir el aliento de alguien detrás de ti y la fuerte sensación de que te están mirando. También, al contrario de lo que ocurre en otros enclaves similares, aseguran que se respira una extraña paz.

Una noche, una de las fotocopiadoras se volvió loca y estuvo toda la noche funcionado, encontrando entre las copias frases inconexas en un extraño lenguaje.

Se habla de ruidos, voces, arrastrar de muebles, golpes, alarmas que saltan solas… Como veis, un sitio con historia, misterio y fenómenos paranormales.

Como me gusta aclarar siempre, la información ha sido contrastada con fuentes históricas de gran relevancia. Recordar también que las leyendas han sido transmitidas oralmente de generación en generación a través de los siglos entendiendo que esto puede modificar sustancialmente el origen del relato. En este caso, podemos dar fe de que nuestro protagonista, don Juan, si recibió ese terreno como regalo de los reyes Católicos, pues se han comprobado fechas históricas y todas concuerdan. El resto, seguirá siendo todo un misterio.

http://www.mundoparapsicologico.com/misterios/las-leyendas-paranormales-de-la-casa-de-castril/

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