«El alimento» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Al empezar las comidas con una oración, damos gracias por el alimento. Pero eso no es todo; nuestras oraciones contribuyen también a influenciar favorablemente este alimento para ayudar a nuestro organismo a asimilarlo.
Antes de llegar a nuestra mesa, los alimentos han pasado por toda clase de lugares. Han sido manipulados, empaquetados, transportados… De alguna manera son, pues, extraños a nosotros y es bueno que tomemos precauciones antes de dejar que nos penetren. ¿Cuáles son estas precauciones? Tomad una fruta, por ejemplo, tenedla en la mano con respeto, miradla, habladle amablemente con el pensamiento, dadle las gracias por la vida que va a aportaros: algo en la fruta va a transformarse, estará mucho mejor dispuesta hacia vosotros y, en cuanto la metáis en vuestra boca, empezará a trabajar para vosotros. Para que el alimento se abra a vosotros, el secreto es domesticarlo, darle calor; y el calor es el amor.
Por eso os aconsejo que no comáis alimentos que no os gusten, porque se comportarán como enemigos en vuestro organismo. Y si, por una u otra razón, os veis obligados a comerlos, esforzaos por mirarlos con un poco de simpatía.»

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