Archivo de la categoría: PSICOLOGÍA- CEREBRO

¿Por qué hay más hombres víctimas de suicidio pero más mujeres que lo intentan?

¿Por qué hay más hombres víctimas de suicidio pero más mujeres que lo intentan?

Alrededor del mundo, es más probable que las mujeres sean diagnosticadas con depresión e intenten suicidarse. Entonces, ¿por qué la tasa de suicidio masculino es varias veces superior a la de las mujeres?

Hace seis años, mi hermano se quitó la vida. Tenía 28 años.

Trágicamente, el suicidio no es tan raro como se podría pensar: en 2016 -el último año para el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene cifras globales, se produjeron aproximadamente 793.000 muertes por suicidio. La mayoría, de hombres.

En Reino Unido, la tasa de suicidio masculina es la más baja desde 1981: 15,5 muertes por cada 100.000 habitantes. Pero el suicidio sigue siendo la principal causa de muerte para hombres menores de 45.

Y también sigue habiendo una importante brecha de género. Entre las mujeres británicas, la tasa es un tercio de la de los hombres: 4,9 suicidios por cada 100.000.

Lo mismo pasa en muchos otros países.

Si se los compara con las mujeres, los hombres tienen tres veces más posibilidades de morir por suicidio en Australia, 3,5 veces en EE.UU. y más de cuatro veces en Rusia y Argentina.

Las cifras de la OMS muestran que casi el 40% de los países registran más de 15 suicidios por cada 100.000 hombres. Solo 1,5% tienen una tasa mayor entre las mujeres.

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Qué diría Sigmund Freud de nuestra obsesión con los selfies

Si estuviera vivo hoy, ¿cómo interpretaría el padre del psicoanálisis la cultura de los selfies?, se preguntó el psicólogo y autor Tomás Chamorro-Premuzic y aquí está la respuesta.

BBC Mundo 

Si vas a cualquiera de los lugares más lindos del mundo, verás a la gente tomando fotos… de sí misma.

Se podría pensar que es una tendencia nueva. La palabra que la denomina, selfie, fue aceptada por el Oxford English Dictionary en 2013 y rápidamente se convirtió en la palabra del año.

En el diccionario de la Real Academia Española aparece como selfi, con autofoto como significado.

Sin embargo, los selfies son tan antiguos como la fotografía misma: el primero fue tomado por un estadounidense llamado Robert Cornelius en 1839.

Selfie de R. Cornelius en dibujo

BBC Ideas
Muchos creen que el primer selfie fue tomado en 2003, cuando fueron introducidas las cámaras frontales, pero el pionero Cornelius se había tomado uno 164 años antes.
 

Pero ¿por qué usamos ese milagroso invento que es la fotografía para captar imágenes de algo que podemos ver todas las mañanas en el espejo del baño?

Es raro.

¿Y quién mejor para explicar las peculiaridades humanas que Sigmund Freud?

Yo me amo, tú me amas…

Freud, el padre del psicoanálisis, popularizó varias ideas, como el ego, el inconsciente y aquello de hablar con un terapeuta.

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No hay culpa suficiente para remediar el pasado ni ansiedad que pueda cambiar el futuro

A caballo entre los errores del pasado y la incertidumbre por el futuro, el presente se nos escapa. La capacidad para recordar el pasado y la habilidad para proyectar el futuro pueden convertirse en un arma de doble filo que usamos, más o menos inconscientemente y con muy poca pericia, para convertir un buen presente en una realidad miserable.
Al respecto, la filósofa Ayn Rand escribió: “La ansiedad y el sentimiento de culpa, antítesis de la autoestima y signos inconfundibles de una mente enferma, son desintegradores del pensamiento, distorsionadores de los valores y factores paralizantes de la acción”.
Por supuesto, eso no significa que podamos borrar el pasado de un plumazo ni que debamos cerrar los ojos ante la incertidumbre que encierra el futuro. Pero podemos aprender a vivir con esos tiempos inexistentes asumiendo una perspectiva más saludable que nos permita disfrutar plenamente del presente.
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Vacío existencial: la sensación de que la vida no tiene sentido

El vacío existencial es una espiral sinsentido. Una desgarradora sensación en la que el significado de la vida ha desaparecido y solo queda el sufrimiento y una experiencia de desconexión con el mundo exterior.

La vida no tiene sentido. Esa es la principal creencia de quienes experimentanla desgarradora sensación de la desidia por vivir, el peso de las injusticias y una especie de desconexión de todo lo que les envuelve.

Suelen ser personas reflexivas que indagan en cuestiones de gran trascendencia, como la muerte o la falta de libertad, y que no pueden desprenderse de un profundo vacío existencial que les engulle cada vez más fuerte. Vacío al que la sociedad contribuye con sus imperantes mensajes relacionados con los valores individuales y la satisfacción inmediata.

Aunque también son aquellos que navegan en la búsqueda del placer y la necesidad de satisfacción instantánea, con el único fin de anestesiar su sufrimiento. La diferencia está en que estos últimos no reparan en el vacío que experimentan.

Para unos y otros, no hay respuestas al porqué de vivir. Nada les llena, nada les satisface y, precisamente, eso les acaba atrapando en un estado psicológico de sufrimiento. En la mayoría de los casos, esta situación deriva en una profunda depresión o en conductas autodestructivas.

El vacío existencial es la espiral del sinsentido y la consecuencia de reconocerse a uno mismo como alguien que mira el mundo con una perspectiva diferente al resto por las incongruencias detectadas o como alguien que se ha dejado llevar por la consecución del placer para evitar el sufrimiento. Por desgracia, un fenómeno muy extendido en la actualidad.Profundicemos.

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La ‘bella durmiente’ de la vida real que duerme 22 horas al día debido a una rara enfermedad

Una joven británica sufre un trastorno que se traduce en episodios de sueño que pueden durar hasta tres semanas.

La 'bella durmiente' de la vida real que duerme 22 horas al día debido a una rara enfermedad

Imagen ilustrativa.
Ints Kalnins / Reuters

Rhoda Rodriguez-Diaz, una joven de la ciudad británica de Leicester, padece de una rara enfermedad neurológica que la obliga a dormir 22 horas al día y seguir sintiendo cansancio. Según ha confesado en una entrevista, este problema ha interferido en su desempeño académico y también ha afectado drásticamente su vida social.

Esta estudiante de psicología de 21 años fue diagnosticada desde niña con hipersomnia, una condición que se caracteriza por episodios recurrentes de somnolencia diurna y fatiga extrema. Solía quedarse dormida en la escuela y se veía impedida para practicar sus deportes favoritos porque estaba «constantemente cansada».

En el primer semestre del año pasado Rhoda no se presentó a una serie de exámenes en la universidad y perdió algunas asignaturas porque estaba dormida. En septiembre, tras una serie de pruebas, los médicos descubrieron que padecía del síndrome de Kleine-Levin, que también se conoce como el de ‘la bella durmiente’.

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El cerebro humano genera nuevas neuronas hasta los 90 años

<p>La región del cerebro humano conocida como giro dentado produce nuevas neuronas hasta la novena década de vida. / <a href="https://pixabay.com/es/photos/piel-ojo-iris-azul-mayores-doble-3358873/" target="_blank">Pixabay</a></p>

La región del cerebro humano conocida como giro dentado produce nuevas neuronas hasta la novena década de vida. / Pixabay

La mayoría de las neuronas ya se encuentran en el cerebro en el momento del nacimiento. No obstante, la formación de nuevas neuronas en el órgano adulto puede ocurrir en ciertas regiones, como el hipocampo. Aunque trabajos anteriores han establecido que este fenómeno ocurre en roedores y otras especies de vertebrados, este proceso en los humanos ha sido cuestionado por investigaciones recientes, como las de José Manuel García Verdugo, de la Universidad de Valencia.

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La agresión genera nuevas neuronas en el cerebro

Células madre (en color verde) en la región granular de la circunvolución dentada del hipocampo (el núcleo de la neurona dentada es rojo). La foto ha recibido un premio en BioArt y se presenta en Scott Gilbert "Developmental Biology". Imagen cortesía de Grigori Enikolopov, uno de los autores de esta investigación. (MIPT)

Células madre (en color verde) en la región granular de la circunvolución dentada del hipocampo (el núcleo de la neurona dentada es rojo). La foto ha recibido un premio en BioArt y se presenta en Scott Gilbert «Developmental Biology». Imagen cortesía de Grigori Enikolopov, uno de los autores de esta investigación. (MIPT)
Investigadores rusos han descubierto que la agresión genera nuevas neuronas en el cerebro, que a su vez aumentan los comportamientos agresivos. Lo han comprobado en un experimento con ratones macho cuyos resultados se publican en la revista Frontiers in Neuroscience .

Los científicos estudiaron los cambios que ocurrieron en los cerebros de los ratones que demostraron un comportamiento agresivo, atacando a otros ratones y ganando las peleas.

Después de una victoria, estos ratones se volvieron aún más agresivos y aparecieron nuevas neuronas en su hipocampo, una de las estructuras clave del cerebro para todo lo relacionado con la formación de nuevos recuerdos. Además, en los ratones a los que se les permitió continuar luchando, se observaron ciertos cambios en la actividad de sus neuronas reflejados en pautas de comportamiento.

En esta investigación, los científicos examinaron el hipocampo y la amígdala. A menudo se dice que la amígdala está asociada con las emociones y el hipocampo con la memoria, y esto es generalmente cierto, pero debe aclararse que a pesar de esto, la memoria no está localizada en el hipocampo, y que para experimentar emociones, incluso los ratones necesitan más que sólo la amígdala, aclaran los investigadores en un comunicado.

Los científicos esperan que la nueva información sobre las bases neurobiológicas de la agresión no solo ayude a comprender este importante fenómeno, sino que también fomente la investigación en otras áreas, e incluso ayude a encontrar las causas del autismo y de otros trastornos similares en los seres humanos.

Un experimento calculado

La investigación consistió en someter a distintos experimentos a diferentes grupos de ratones, todos ellos machos. En un primer momento, podían verse, oírse y olerse, pero sin contacto físico. En algún momento del día, se les reunía en el mismo espacio físico, y entonces las peleas entre ellos se iniciaban en poco tiempo. A continuación el macho ganador se separaba de su rival para evitar agresiones sorpresa.

En una segunda fase del experimento, los diferentes colectivos de ratones se entremezclaban. Intencionadamente, los científicos pusieron a los ratones derrotados en anteriores peleas junto a ratones que habían ganado. Después de tres días seguidos, a uno de los grupos se les permitió que continuaran peleando y a otro grupo se le impidió.

Los científicos también realizaron una serie de pruebas para demostrar el efecto de la agresión no en el cerebro, sino en el comportamiento. Así descubrieron que cuando se sentían inseguros, porque el espacio era oscuro y cerrado, evitaban riesgos. Sin embargo, cuanto más seguros se sentían los ratones, en un entorno iluminado, el nivel de agresión potencial aumenta: tienden a atacar a su vecino si surge la oportunidad.

Todas las pruebas mostraron que los machos con experiencia ganadora en varias peleas muestran una actitud más «descarada»: se acercan a su potencial rival con mayor frecuencia e inician un ataque contra sus oponentes más rápidamente. Y es más. Si se impide a los ratones luchar durante un tiempo antes del experimento, se vuelven aún más agresivos: se reduce el triple el tiempo para iniciar el ataque y luego la pelea dura más tiempo.

Otra constatación de esta investigación es que, al mismo tiempo que aumenta la agresividad, crece también el nivel de ansiedad: después de atacar a otro ratón, el macho ganador se refugia en zonas protegidas y evita los espacios abiertos.

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Empeora la salud mental entre los más jóvenes

Un estudio publicado por la Asociación Estadounidense de Psicología revela que el porcentaje de jóvenes estadounidenses que experimentan ciertos tipos de trastornos de salud mental ha aumentado significativamente en la última década.

No se ha detectado un aumento en la misma línea entre la población más adulta, lo que sugiere que la causa del empeoramiento de la salud mental en los más jóvenes está relacionado con un cambio cultural y de estilo de vida.

Los investigadores han descubierto que, finales de esta década, los adolescentes y los adultos jóvenes sufren graves trastornos psicológicos, depresión o pensamientos e intentos suicidas en mayor medida que a mediados de la década de los 2000. Recomiendan dormir lo necesario, cuidar las relaciones interpersonales cara a cara y no dejar de hacer ejercicio.

Los datos

Los investigadores analizaron datos de la National Survey on Drug Use and Health, una encuesta representativa a nivel nacional que ha rastreado el uso de drogas y alcohol, la salud mental y otros problemas relacionados con la salud en personas a partir de 12 años en Estados Unidos desde 1971. Para este estudio, el equipo observó los datos recogidos por la encuesta de de más de 200.000 adolescentes de entre 12 y 17 años de 2005 a 2017, y casi 400.000 adultos de 2008 a 2017.

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La envidia, el motor de los igualitarismos

Lo ideal es que todos tengamos una rama en la que acurrucarnos, una banana que mordisquear y un complemento sexual competente que asegure la transmisión de la herencia genética. Todo el mundo aspira a ello. Ocurre que, si eres un mono gordo, las ramas pequeñas de la zona exterior del árbol, esas que permiten las mejores vistas, no soportan tu peso.

Es evidente que sólo los/las primates mejor dotados física e intelectualmente pueden permitirse el lujo de comer bananas, sentados en la mejor rama, a sabiendas de que podrán facilitar su digestión quemando calorías a base de orgasmos. ¿Y los demás? Tendrán que conformarse con menos y menos apetecibles socios sexuales, las ramas que nadie quiere y las mondas de las bananas.

Por supuesto que en el caso de los humanos esto no es así. En el caso de los humanos llevamos milenios esforzándonos por aprender y cultivar cosas como la generosidad, la caridad, el respeto y el amor al prójimo. Pero también la avaricia, la manipulación, el engaño y el abuso del poder. Tan es así que, de forma cíclica, el número de los sinbanana, sinrama y sinpareja crece sin parar hasta que la situación estalla. ¡Revolución!

Nos dicen algunos filósofos bienintencionados que en una sociedad de ambiciosos libres tales situaciones se traducirían en un aumento radical de virtudes como el afán, el trabajo, el aprendizaje y la innovación. Apenas si hemos tenido ocasión de observar este fenómeno, pues a las sociedades humanas, en general, les ha faltado siempre el segundo apellido:libres. Por ello aparecen antes que los ambiciosos los rebeldes, consiguiendo vía revolución un cambio en las estructuras, pero sobre todo en los protagonistas del poder. ¿Cuántos años necesita una sociedad revolucionada para volver a convertirse en una sociedad clasista? ¿Cuántos para sofocar la ambición de nuevo cuño?

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Corregir los errores de los padres: un paso necesario para una vida en libertad

Entre todas las relaciones que el ser humano sostiene a lo largo de su vida, ninguna ejerce tanta influencia en su desarrollo y manera de actuar como la relación que se tiene con los padres durante los primeros años de infancia. La idea de crecer y los significados socialmente construidos de lo que implica cumplir años y dejar de ser niños son dos de los factores que suelen nublar dicha importancia, haciéndonos subestimar el efecto de esa etapa de formación y aprendizaje al lado de nuestros padres, el cual, sin embargo, se extiende más de lo que solemos aceptar.

El motivo principal de esta relación tan decisiva es de alguna manera tan obvio, que pocas veces nos detenemos a mirarlo con detenimiento en la vida diaria. De inicio, la razón es biológica y evolutiva: debido al tamaño de nuestra masa encefálica (que a su vez se ha explicado por el hecho de haber desarrollado una inteligencia superior), la cría del ser humano debe terminar su desarrollo fuera del útero materno, en particular en lo que respecta a sus capacidades cognitivas y motrices. La cría humana es incapaz de sobrevivir por sí misma durante los primeros años de vida, lo cual resulta en una de las infancias más prolongadas del reino animal. La fragilidad, el cuidado y la dependencia marcan inevitablemente este período.

Pero no sólo eso. En el caso del ser humano, la crianza corre también por otra senda, paralela a la mera supervivencia: la iniciación a la cultura y la civilización humanas. Para poder formar parte de una comunidad, el niño debe aprender los recursos necesarios que le permitan entender el mundo al que ha arribado: el lenguaje, las normas sociales, la historia de un país, las tradiciones de una sociedad y, en general, toda esa miríada de significantes que nos permite codificar diariamente la realidad que ha construido nuestra especie.

Como podemos notar, la tarea de la crianza no es en modo alguno sencilla. De hecho, una vez que nos damos cuenta de su singularidad y sus implicaciones para la existencia personal y colectiva, no deja de ser asombroso que, pese a todo, se haya cumplido de manera más o menos ininterrumpida y efectiva desde tiempos remotos hasta este momento de la historia.

Sin embargo, pese a que es muy probable que todos o casi todos podamos estar de acuerdo en que, como a veces se dice coloquialmente, educar a un hijo no es sencillo, por otro lado muy pocas personas tienen la disposición de aceptar que sus padres cometieron errores en esa misma formación. ¿Por qué nos resistimos a considerar la circunstancia lógica y hasta previsible de que en una tarea de complejidad elevada se presenten equivocaciones?

Filosóficamente, esta renuencia a aceptar los errores de los padres puede explicarse acudiendo a la idea de la dialéctica del amo y el esclavo, que G. W. F. Hegel cuenta entre las fases por las que pasa el ser humano en su proceso de adquisición y asunción de su conciencia. Dicho con cierta brevedad, el niño puede mirarse como el esclavo que, en la metáfora de Hegel, no conoce otro mundo más que aquel que le muestra el amo, no conoce otras reglas ni otros horizontes, no conoce otro relato ni otras formas de pensar o de concebir la realidad más allá de lo que diariamente muestra el amo. En ese panorama, ¿cómo esperar que en la mente del esclavo surja la idea de que el amo se equivoca? ¿Dónde puede surgir el error en un mundo que parece estar hecho a la medida del amo?

Con todo, esta explicación, aunque útil, puede parecer muy metafórica y aun abstracta. También muy severa. Ya la sola idea de intentar entender una relación como la de los padres con un hijo bajo las ideas de un amo y un esclavo puede llevarnos a evocaciones que nos distancien de la singularidad de dicho vínculo.

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Las mujeres comienzan a convertirse en sus madres cuando cumplen 33 años, afirma un nuevo estudio

Mamá consolando a su hija
Un nuevo estudio ha revelado cuándo las mujeres se convertirán en sus madres (foto de archivo) (Imagen: Getty)

Para muchas mujeres, la idea de convertirse en su madre no es atractiva y es algo que quieren evitar a toda costa.

Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que en realidad podría ser inevitable.

Un estudio ha afirmado que cuando las mujeres llegan a la gran edad de 33 años, comienzan a convertirse oficialmente en su madre, recuperando sus hábitos, gustos y actitudes, algo que probablemente nunca pensó que tendría.

Este es especialmente el caso si una mujer tuvo recientemente su primer hijo, con una edad promedio de 30,0 años para las mujeres que dan a luz en el Reino Unido.

Madre enojada e hija
Un estudio afirma que las mujeres comienzan a convertirse en sus madres cuando cumplen 33 (foto de archivo) (Imagen: Getty)

La investigación fue realizada por Harley Street Surgeon, el Dr. Julian De Silva, quien habló a 2,000 hombres y mujeres como parte del estudio.

Llegó a la conclusión de que más de la mitad de las mujeres se encontraban actuando más como su madre en sus primeros 30 años, en lugar de rebelarse como lo habían hecho en sus años más jóvenes.

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¿A qué edad alcanzamos el punto máximo de inteligencia?

¿A qué edad alcanzamos el punto máximo de inteligencia?

Existe una verdad inexorable: con la edad, el cerebro se deteriora y, junto con él, las habilidades de crear, razonar y memorizar información. Pero ¿eso quiere decir que los adultos jóvenes están en el punto máximo de inteligencia? ¿Qué hay del valor de la experiencia acumulada con los años?

En 1905, Albert Einstein tuvo su llamado «año milagroso»: escribió cinco influyentes investigaciones científicas que incluyen, por ejemplo, la ecuación más famosa de la historia de la ciencia (E=mc2).

Tenía solo 26 años.

«Mi supervisor de doctorado, un hombre brillante e inspirador, solía decirme en broma que la plenitud de su carrera había pasado y que estaba en mí lograr el descubrimiento que le diera el premio Nobel a nuestro equipo», cuenta la astrofísica Sabrina Stierwalt en su podcast «Everyday Einstein».

La comparación que hacía el docente entre el «año milagroso» de Einstein y su joven estudiante no solo servía como motivación.

También caía dentro de un patrón socialmente aceptado de que las habilidades cognitivas alcanzan su punto máximo a los 18 años para luego comenzar su inexorable caída.

Esta idea se ve reforzada con el hecho de que, a medida que van pasando los años, el cerebro se va deteriorando y, junto con él, las habilidades de crear, razonar y memorizar información.

Pero ¿eso quiere decir que los adultos jóvenes están en el punto máximo de inteligencia? ¿Qué hay del valor de la experiencia acumulada con los años?

La respuesta depende de qué estés midiendo y cuándo.

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INVESTIGACION MEDIANTE HIPNOSIS REGRESIVA SOBRE EL ALMA TRAS UN TRASPLANTE DE CABEZA

TRASPLANTE DE CABEZA

A lo largo de las últimas décadas la ciencia ha realizado numerosos experimentos de trasplantes e injertos de cabeza con animales vivos. También se ha propuesto realizar lo mismo en seres humanos, lo cual, ha generado una gran controversia.

El siguiente trabajo de investigación aclarará las dudas sobre lo que ocurre realmente tras realizar trasplantes de órganos en seres vivos más allá de la intervención quirúrgica, ¿qué sucede con la conexión del alma con el cuerpo cuando separamos o trasplantamos diferentes partes del cuerpo físico de un ser vivo?. Se investiga porqué se producen los rechazos tras los trasplantes de diversos órganos. Para ello se averigua en qué momento encarna el alma en el ser humano conectándose a la glándula pineal, al ADN y a los chacras para componer un ser único y porqué y cómo desencarna posteriormente. Se responden algunas de las cuestiones fundamentales de nuestro ser.

Con este objetivo, el equipo Hipnosis Life realiza en el siguiente vídeo una sesión de regresión hipnótica para trasladarse a un feto humano, a una persona con trasplantes médicos de órganos y posteriormente a los momentos en los que se realizaron dichos experimentos para averiguar qué paso con el cuerpo físico y el alma de los diferentes seres vivos que fueron sometidos a estos macabros experimentos de trasplante de cabeza, incluyendo humanos vivos.

El vídeo se divide en 2 partes, en la primera, Germán expone una breve introducción histórica sobre los experimentos realizados para ponernos en contexto. En la segunda parte, Germán realiza una hipnosis regresiva con Lorena para viajar a dichos experimentos y averiguar qué sucedió realmente en cada uno de ellos.

ADVERTENCIA: ESTE TRABAJO DE INVESTIGACIÓN PODRÍA SUPONER UN FUERTE IMPACTO EMOCIONAL PARA PERSONAS SENSIBLES. DEBEN ESTAR CONCIENCIADOS POSITIVAMENTE ANTES DE VERLO.

INVESTIGACION MEDIANTE HIPNOSIS REGRESIVA SOBRE EL ALMA TRAS UN TRASPLANTE DE CABEZA

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¿Por qué tenemos pesadillas?

¿Por qué tenemos pesadillas?

El 90% de la población las experimenta en algún momento de su vida. Pero lo cierto es que, al igual que el sueño repara, las pesadillas también parecen cumplir con una función.

La ciencia tiene clara la función reparadora del sueño, pero no tanto la de las pesadillas.

El 90% de la población se ha despertado alguna vez con sudores fríos, temblando de miedo y con el corazón acelerado.

Pero en contra de lo que pueda parecer, dicen ahora algunos expertos, las pesadillas podrían ser algo bueno.

Según la Asociación Estadounidense del Sueño, una posible explicación es que ayudan al cerebro a procesar las experiencias intensas vividas durante la jornada.

Si estás saturado en el trabajo, por ejemplo, podrías soñar que estás atrapado en un tsunami.

Dibujo

Getty Images
 

Los expertos dicen que las pesadillas también nos ayudan a lidiar con eventos perturbadores en la vida real.

«Las experiencias angustiosas se pueden rememorar durante el sueño adquiriendo un carácter dramático«, explica Juan Pareja Grande, responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid en España.

Durante el día vinculamos eventos con respuestas emocionales, aunque no siempre de manera útil.

Por ejemplo, podemos aprender a tener miedo de algo que no es una amenaza.

Los sueños nos permiten restar importancia a las conexiones inútiles mezclando cosas aterradoras con cosas que no dan miedo, y con el tiempo nos asustamos menos.

Una característica común a las pesadillas es que la persona que las experimenta no es capaz de darse cuenta de que está inmerso en un sueño, lo que por supuesto aumenta el nivel de terror que sienten.

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