Según el Génesis: “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.” En la actualidad hay unas seis mil quinientas lenguas en nuestro mundo. De ellas, solamente veinticinco pueden considerarse importantes por su extensión y por su producción escrita. La pregunta que ha preocupado siempre a pensadores y lingüistas es inmediata: ¿De dónde surgió tal diversidad? ¿Cuál fue el origen de todas las lenguas? Empecemos con algunas ideas sobre el origen fisiológico del lenguaje. El hecho de que la actividad lingüística tenga su base fisiológica en la actividad analítico-sintética de la corteza cerebral dirigió el esfuerzo de los científicos a tratar de dilucidar, en qué áreas de la corteza cerebral podría localizarse esta función psíquica. Uno de los más eminentes fue Paul Pierre Broca (1824 – 1880), que fue un médico, anatomista y antropólogo francés. Fue un niño prodigio, consiguiendo graduarse simultáneamente en literatura, matemática y física. Es famosa su frase:“Prefiero ser un mono transformado que un hijo degenerado de Adán”. Ingresó a la escuela de medicina cuando tenía sólo 17 años y se graduó a los 20, cuando la mayoría de sus contemporáneos apenas comenzaban sus estudios médicos. Broca estudió medicina en París. Pronto se convirtió en profesor de la cirugía patológica en la Universidad de París y un notable investigador médico en muchas áreas. A la edad de 24 años fue reconocido con premios, medallas y posiciones importantes. Sus trabajos científicos tempranos tuvieron que ver con la histología del cartílago y hueso, pero también estudió la patología del cáncer, el tratamiento de aneurismas y la mortalidad infantil. Como neuroanatomista excelso, hizo importantes contribuciones al entendimiento del sistema límbico.
En 1861 Broca estudió a un enfermo que mostraba dificultades articulatorias severas, y que presentaba una lesión en su corteza cerebral, causante de dichos trastornos. La zona dañada, tercera circunvolución inferior del hemisferio izquierdo, fue denominada por Brocá como causal de problema, zona a la que denominó como centro motor del lenguaje. De igual forma, Karl Wernicke (1848-1905), neurólogo y psiquiatra alemán conocido por sus estudios sobre la afasia (alteraciones de la expresión y/o la comprensión causadas por trastornos neuronales), apoyándose en una serie de observaciones, llegó a la conclusión de que la región comprendida en el tercio posterior de la circunvolución temporal superior del hemisferio izquierdo, constituía el centro de comprensión del habla (centro sensorial del lenguaje). En El síndrome afásico (1874), describió lo que más tarde se denominaría afasia sensorial (imposibilidad para comprender el significado del lenguaje hablado o escrito), distinguiéndola de la afasia motora (dificultad para recordar los movimientos articulatorios del habla y de la escritura), descrita por primera vez por el cirujano francés Paul Broca. Aunque ambos tipos de afasia son resultado de un daño cerebral, Wernicke encontró que la localización del mismo era distinta. La afasia sensorial se debe a una lesión en el lóbulo temporal. En cambio la afasia motora está provocada por una lesión en el área de Broca, situada en el lóbulo frontal. Wernicke utilizó las diferentes características clínicas para formular una teoría general de las bases neurológicas del lenguaje. También describió, en colaboración con el psiquiatra ruso Sergei Korsakov, un tipo de enfermedad cerebral, debida a una deficiencia de la vitamina B1 o tiamina, llamada encefalopatía alcohólica de Wernicke o síndrome de Wernicke-Korsakov.
El área de Wernicke es una parte del cerebro humano situada en la corteza cerebral en la mitad posterior del circunvolución temporal superior, y en la parte adyacente del circunvolución temporal media. Corresponde a las áreas 22, 39 y 40 de Brodmann. Pertenece a la corteza de asociación o córtex asociativo, específicamente auditiva, situada en la parte postero-inferior de la corteza auditiva primaria área de Heschl. Su papel fundamental radica en la decodificación auditiva de la función lingüística (se relaciona con la comprensión del lenguaje); función que se complementa con la del Área de Broca que procesa la gramática. La afasia de esta área que se denomina como fluente, es aquella en la que el paciente no presenta problemas en la articulación de palabras; no hay disfunción motora del habla, sin embargo, este no comprende lo que oye, a diferencia de la afasia de Broca, denominada como no fluente, donde sucede lo contrario, se pierde la habilidad de elaboración de palabras, aunque el paciente sí comprende lo que escucha. Debe su nombre al neurólogo y psiquiatra alemán Karl Wernicke.
El sánscrito es una lengua antigua del grupo indoario de la familia indoeuropea, que floreció en el sur de contiene asiático. Aunque los antiguos habitantes del norte de la India hablaban varios dialectos parecidos a lo que hoy llamamos sánscrito clásico, en general se considera que el sánscrito es una lengua escrita que ha funcionado como vehículo de expresión y comunicación entre líderes religiosos brahamánicos y eruditos. El sánscrito es la principal lengua litúrgica del hinduismo, el jainismo y el budismo mahayana. La literatura escrita en esta lengua es vasta y se ha expandido a través de muchos siglos. Podemos decir que ha gozado de publicación casi ininterrumpida desde el 1500 a.C. hasta la fecha. Sin embargo, los historiadores identifican dos épocas principales de la literatura sánscrita: el periodo védico, aproximadamente entre los años 1500 y 200 a.C., y el periodo clásico, entre el 500 y el 1000 de nuestra era. Los Vedas son los textos más antiguos en sánscrito y las escrituras más antiguas del hinduismo, y están escritos en sánscrito arcaico, al que muchos llaman, justamente, sánscrito védico. Las dos grandes obras épicas de la India, el Ramayana –la vida de Rama– y el Mahabarata –el gran relato de los Bharatas– también fueron originalmente traducidas a muchos idiomas regionales. Además de ser utilizado para temas religiosos, el sánscrito también fue el principal medio para propagar conocimiento sobre temas de lógica, matemáticas, astronomía y filosofía. Durante su larga historia, el sánscrito se ha escrito con el alfabeto devanagari así como el alfabeto de varias lenguas regionales, tales como el bengalí, del este de la India, el gujarati, de oeste, y el tamil, del sur. El alfabeto grantha se diseñó exclusivamente para textos de sánscrito durante el siglo V d.C., bajo el reinado de los Pallavas en el sur de la India. Hoy en día, la literatura en sánscrito por lo general se publica en el alfabeto devanagari, aunque aún hay textos en sánscrito escritos en alfabetos regionales en circulación.
La Dinastía Pallava fue una dinastía Tamil Dravidiana que gobernó el norte de las regiones de Tamil Nadu y Andhra Pradesh, estableciendo su capital en la ciudad de Kanchipuram. Alcanzaron el poder durante los reinados de Mahendravarman I (571 – 630 d.C.) y Narasimhavarman I (630 – 668 d.C.) dominando a los Telugus y las partes septentrionales del antiguo país Tamil por más de seiscientos años hasta el fin de la dinastía en el siglo IX. A lo largo de su reinado estuvieron en constante conflictos con Chalukyas de Badami y con los reinos tamiles de la Dinastía Chola en el norte y con los Pandyas en el sur, resultando finalmente vencidos en el siglo VIII por los reinos Chola. Los Pallavas son conocidos por patrocinar las más grandes obras de la arquitectura dravidiana las cuales aún pueden ser vistas en Mahabalipuram. Este pueblo dejó como legado magníficas esculturas y templos creando las bases de la arquitectura dravidiana clásica. Algunas fuentes mencionan a Bodhidharma, fundador de la escuela Zen del Budismo en China, como un príncipe de esta dinastía, siendo un contemporáneo de Skandavarman IV, Nandivarman I, e incluso del hijo de Simhavarman II, pero estos datos aún no son confirmados. El Reino Pallava marcó un momento de grandes espirituales en el sur de la India, con el declive del budismo, emergieron el jainismo y el movimiento Bhakti. Se destaca de esta monarquía, el floreciente comercio marítimo con la isla de Sri Lanka y con los pueblos del Sureste asiático. Los alcances de la próspera cultura Pallava se evidenciaron luego del tsunami del 26 de dicimbre del 2004 con la aparición de un conjunto de estructuras que hoy en día forman parte del Patrimonio Histórico de la India. Especialistas en las culturas del sureste asiático afirman que la escritura pallava tiene su origen en el alfabeto vatteluttu, propio del sur de la India y que es la base de muchas lenguas actuales como el Khmer, el birmano y el javanés.
La palabra pallava traduce rama o tronco en sanscrito. Esta misma palabra en Tamil se traduce como Tondaiyar, a ello se debe que en algunos lugares los reyes de esta dinastía se les conoce como Thondamans o Thondaiyarkon. Su territorio era conocido como Tundaka Visaya o Tundaka Rashtra. El rey de Chola Karikala Chola anexa la región ahora denominada Tondaimandalam después de derrocar a la dinastía Kurmubar y se la dio a su valiente hijo Athondai Chakravarti. La región de ahora en adelante vino a ser conocida como parte de los dominios del rey Athondai. Con el colapso del poder de Satvahana, los Pallavas afirmaron su poderío y adjuntaron una gran parte del territorio de los Chola. Tras el colapso de los Satavahanas cerca del 225 d. C., los Pallavas de Tondamandlam ampliaron sus dominios hasta el río Krishna. Los Vanniakula Kshatriyas de Tamil Nadu son descendientes de los reyes Pallavas. Los Pahlavas son un pueblo que aparece en numerosos textos hindues de la antigüedad, entre ellos el Manu Smriti, varios Puranas, en el Ramayana, en el Mahábharata, y en el Brhatsamhita. De acuerdo a estudios realizados por P. Carnegy, los Pahlava serían posiblemente un pueblo que hablaba el Paluvi o Pehlvi, un lenguaje partiano. Buhler igualmente sugiere que Pahlava es una forma índica de Parthava, nótese su cercanía con Partia. El idioma parto, también conocido como pahlavi arsácido, es una lengua extinta del grupo noroccidental de la familia irania cuyo origen se sitúa el imperio parto (ubicado en el actual noreste de Irán, más en concreto en la provincia de Jorasán y otros territorios limítrofes como el sur de Turkmenistán). Este idioma fue la lengua oficial de este imperio bajo la dinastía arsácida (248 a. C. – 224 d. C.).
El idioma parto era el más oriental de las lenguas iranias noroccidentales. Este hecho provocó que retuviera muchos arcaísmos propios de las lenguas orientales, a lo que también ayudó que la dinastía fuera fundada por la tribu parni que había migrado desde las estepas de Asia central a Partia. En un principio los parni hablaban una lengua irania nororiental relacionada con otras de la misma zona como el escita y el bactriano. El estudio de las tribus indoiranias desvela que no era inusual que al migrar adoptaran la lengua local además de las costumbres y creencias de los pueblos en los que se asentaban, ya fuera por mera migración o conquista. Todos los textos pallavas remontan el origen del clan cerca del año 1279 a.C y hacen relación con una posible relación con el clan brahma-kshatra de Bharadwajan. Aswattaman, hijo de Drona, es conocido como el padre de este clan. Según la literatura pallava, una vez el bravo Aswattaman ” quien durante esa noche de guerra luchó ferozmente contra el ejército del demonio Rakshasa de Ghatotkacha ” renunciándo a la vida mundana, hizo meditación en la provincia de Funan, en el sureste asiático, cuando una ninfa celestial llamada Menaka, en una de sus visitas a la Tierra, pidió su mano. Como resultado de esta unión nació un “apuesto príncipe” llamado Pallava. Desde el principio Pallava tuvo como ancestros a un valiente guerrero (Aswattaman) y a una ninfa celestial (Menaka), por ello sus descendientes son vistos como una mezcla de ambos. Muchas leyendas asocian este relato con algunos extractos del Ramayana y del Mahabharatha. En todos aparece Aswattaman.
En su estructura gramatical, el sánscrito tiene parentesco con lenguas indoeuropeas –como el griego y el latín–, y ésta es una de las razones por las que este antiguo idioma interesó enormemente –y sigue interesando– a los académicos europeos. Sin embargo, la gramática del sánscrito más reconocida, la escribió Panini, un gramático de la India que vivió alrededor del 400 a.C. y formuló las 3 959 reglas del sánscrito. La gramática de Panini, llamada Ashtadhyayi, ha influido a muchas teorías lingüísticas modernas. En la biología evolutiva hay dos grandes corrientes de pensamiento: una dice que se produce de manera gradual y otra que se produce a saltos. Los gradualistas sostienen que la evolución de las especies ocurre de forma gradual, mientras los partidarios de que se produce a saltos defienden la idea de que los cambios son abruptos, y que antes y después de los mismos, prácticamente no se produce cambio alguno durante largos periodos de tiempo. En relación con la evolución de las lenguas se han planteado incógnitas similares. Un equipo dirigido por el británico Mark Pagel publicó en la revista Science los resultados de un estudio en el que analizaron la evolución de las lenguas indoeuropeas (en Europa), de las bantúes (en África) y de las austronesias (en el Pacífico). Encontraron que la variación más fuerte ocurre en el momento en que se produce la divergencia entre variedades para surgir nuevas lenguas. Así, han deducido que un tercio de la variación del vocabulario en las lenguas bantúes se ha producido en los periodos de diferenciación, y que esas proporciones han sido de un quinto en las lenguas indoeuropeas y de un décimo en las austronesias. La hipótesis que se ha propuesto para este fenómeno es que la diferenciación que da lugar a la aparición de nuevas lenguas es un fenómeno de evolución cultural que tiene una cierta componente activa y que obedece al interés de las correspondientes comunidades por diferenciarse entre sí. A eso se debería que en los momentos iniciales de la diferenciación el proceso sea especialmente acusado, haciéndose más gradual posteriormente.
Las distintas proporciones de diferenciación en las bifurcaciones propias de cada familia de lenguas abonan la idea de la componente activa en el proceso de generación lingüística. Allí donde la separación entre comunidades vino muy determinada por barreras físicas, como el caso de las islas del Pacífico, no se necesitaba acentuar las diferencias y por tanto el proceso de diferenciación ha sido mucho más pasivo. Esto es, el mismo aislamiento de las comunidades actuaría diferenciando pasivamente a unas lenguas de otras. Se deduce, pues, que las comunidades bantúes experimentaban, por comparación, una mucho mayor necesidad de diferenciación cultural, por lo que la diferenciación de esas lenguas ha sido más activa que las de las otras familias. Si esta hipótesis es correcta, parece claro que las lenguas, en todo el mundo, son algo más que herramientas de comunicación. Dos hipótesis compiten para ubicar el origen de las lenguas indoeuropeas. La clásica es la que sitúa dicho origen en las estepas pónticas, al norte del Mar Negro, la cordillera del Caucaso y el Mar Caspio, hace unos 6.000 años. La alternativa propone que surgieron hace entre 8.000 y 9.500 años en Anatolia, y que se extendieron a partir de ese momento por Europa y hacia la India, siguiendo la expansión agrícola del Neolítico. La hipótesis del origen estepario atribuye la expansión hacia Europa y el Oriente Próximo a pueblos de pastores seminómadas que han sido agrupados bajo la denominación de “kurganes”. Esa hipótesis se ha basado en estudios de “paleontología lingüística”, reconstruyendo términos de la “protolengua” ancestral y haciendo así inferencias acerca de la cultura y el ambiente de los hablantes.
La protolengua o lengua reconstruida es la reconstrucción probable de la lengua origen de un grupo de lenguas, sea una rama o una familia,