Documento escrito por Paul Connett, PhD y otros miembros de Flouride Action Network (incluyendo a James Beck, MD, PhD, Michael Connett, JD, Hardy Limeback, DDS, PhD, David McRae y Spedding Micklem, D.Phil.) Traducido al español por el equipo Traducers Inc., Alvaro R. y Rocio C., de la agrupación chilena Verdad Ahora.
Introducción
La fluoración es la práctica de agregar compuestos de fluoruros a los suministros de agua potable, con el sabido propósito de combatir la caries dental. Los niveles implementados se encuentran en un intervalo que va desde 0,6 a 1,2 miligramos de iones de fluoruro por litro (o partes por millón, ppm). En Estados Unidos esta práctica comenzó en 1945 y fue oficialmente promocionada por su Servicio de Salud Pública (Public Health Service o PHS), en 1950. Muy pocas naciones han llegado a instaurar esta práctica en un nivel significativo. Sólo ocho naciones del mundo tienen más de un 50% del agua potable de su país artificialmente fluorada, estos son: Australia, Colombia, Irlanda, Israel, Malasia, Nueva Zelandia, Singapur, y Estados Unidos. En Europa, sólo Irlanda (con un 73% de su población fluorada), el Reino Unido (10%) y España (10%) agregan fluoruro a sus suministros de agua. En Estados Unidos, cerca de un 70% de la población ingiere agua fluorada; eso es aproximadamente 200 millones de personas y casi la mitad de toda la gente que toma agua intencionalmente fluorada en el mundo. Algunos países tienen altos niveles de flúor en el agua de manera natural. Entre ellos están India, China y algunas naciones en África. En estos lugares, se realizan medidas de extracción del flúor del agua potable debido a las consecuencias negativas que éste puede llegar a causar en el organismo humano.
La fluoración es una mala práctica medicinal
1. El fluoruro es el único químico agregado al agua potable que es utilizado para tratamientos médicos. En Estados Unidos, la Agencia de Drogas y Alimentos (o FDA por sus siglas en inglés) clasifica el fluoruro como un fármaco cuando es utilizado para mitigar o prevenir enfermedades (FDA 2000). Como un hecho de lógica básica, el agregar fluoruro al agua para prevenir la caries (una enfermedad que no es de origen hídrica) se considera tratamiento médico. Todos los otros químicos relacionados con el tratamiento de agua son agregados para mejorar la calidad o la sanidad del agua, lo cual el fluoruro no hace.
2. La fluoración es antiética. El “consentimiento informado” es un estándar para todo tipo de medicación y es una de las razones claves por la cual la mayor parte de Europa Occidental ha legislado en contra de la fluoración. Con la fluoración del agua potable estamos permitiendo que gobiernos le hagan a comunidades completas (obligar a que la gente tome medicación sin importar su consentimiento), lo que los doctores no pueden hacer con pacientes individuales. Incluso cuando los plebiscitos se han aplicado a las políticas de gobierno, no se toca el asunto de los derechos individuales versus la norma de las mayorías. Para decirlo de otra manera: ¿Tiene un elector el derecho de decidir que un vecino tome un medicamento, incluso si es contra la voluntad del vecino?
3. La dosis no puede ser controlada. Al introducir el fluoruro en el agua potable, es imposible regular la dosis que ingiere cada individuo, ya que cada uno consume diferentes cantidades de agua. La habilidad de controlar la dosis del paciente es primordial. Algunas personas (ej., trabajadores, atletas, diabéticos, y individuos con enfermedades del riñón) toman mucho más agua que otras.
4. El flúor es para todos, sin importar edad, estado de salud o vulnerabilidad. Como explica el Dr. Arvid Carlsson, ganador del Premio Nobel en medicina y fisiología en el año 2000, y además uno de los científicos que luchó en contra de la fluoración en Suecia: “La fluoración del agua potable contradice los principios básicos de la farmacoterapia, la cual está progresando de una medicación estereotipada – del tipo una tableta tres veces al día – a un tratamiento mucho más individualizado, que considera tanto la posología como la selección de los medicamentos. La integración de medicamentos al agua potable representa justamente lo contrario de una terapia individualizada” (Carlsson 1978).
5. En la actualidad, las personas consumen flúor de fuentes muy diversas, además del agua potable. El agua fluorada no es la única manera en que las personaa están expuestas al fluoruro. Entre las otras fuentes de flúor están las comidas y bebidas procesadas con agua fluorada (Kiritsy 1996; Heilman 1999), productos dentales fluorados (Bentley 1999, Levy 1999), carne mecánicamente deshuesada (Fein 2001), el té (Levy, 1999) y residuos de pesticidas en alimentos (ej., criolita) (Stannard 1991; Burgstahler 1997). Es ampliamente reconocido que la exposición al fluoruro de fuentes no provenientes del agua ha aumentado desde que comenzó el programa de fluoración en Estados Unidos (NRC 2006).
6. El flúor no es un nutriente esencial (Consejo Nacional de Investigación [NRC] 1993; Instituto de Medicina [IOM] 1997, NRC 2006). Jamás se ha vinculado una enfermedad a la deficiencia de fluoruro. Jamás se ha logrado demostrar que se requiere fluoruro para mantener una dentadura libre de caries. No hay ninguna función vital que haya demostrado requerir consumo de flúor. Por el contrario, hay extensa evidencia de que el fluoruro puede interferir con numerosas funciones vitales. El fluoruro interfiere con numerosas enzimas (Waldbott 1978). En combinación con el aluminio, el fluoruro interfiere con las proteínas G (Bigay 1985, 1987). Este tipo de interacción otorga, a complejos proteicos de fluoruro y aluminio, el potencial de interferir con índices de crecimiento, hormonas, y neurotransmisores (Strunecka & Patocka 1999; Li 2003). Más y más estudios están mostrando que el flúor puede interferir significativamente con la bioquímica del organismo (Barbier 2010).
7. Los niveles de fluoruro en la leche materna son muy bajos. Tomando en consideración el punto anterior, tal vez no sea sorprendente que el nivel de fluoruro en la leche materna sea considerablemente bajo (0.04 ppm, NRC 2006). Esto significa que un bebé alimentado con biberón que consume agua fluorada (0.6-1.2 ppm) puede llegar a consumir hasta 300 veces más flúor que un bebe amamantado. No hay beneficios (ver razones #11-19), solo riesgos (ver razones #21-36), como para que bebés ingieran estos altos niveles de fluoruro a una temprana edad (una etapa donde la susceptibilidad a toxinas medioambientales es particularmente alta).
8. El flúor se acumula en el organismo. Los adultos saludables excretan por los riñones cerca del 50% al 60% del flúor que consumen diariamente (Marier & Rose 1971). El resto se acumula en el organismo, principalmente en tejidos calcificados como los huesos, y la glándula pineal (Luke 1997, 2001). Bebés y niños excretan menos fluoruro mediante sus riñones y retienen un 80% del fluoruro ingerido en sus huesos (Ekstrand 1994). La concentración de flúor en los huesos aumenta continuamente durante el curso de la vida (NRC 2006).
9. En los países con fluoración no existen agencias de salud monitoreando la exposición o los efectos colaterales del flúor. No hay un registro continuo de niveles de fluoruro en; orina, sangre, huesos, cabello, o uñas de la población, y tampoco de grupos delicados en particular (ej., individuos con enfermedad renal).
10. Nunca se ha realizado una prueba clínica aleatoria para demostrar la efectividad o seguridad del flúor. A pesar de que el fluoruro ha sido aplicado a suministros de agua potable por sobre 60 años, “no se han realizado pruebas aleatorias de agua fluorada” (Cheng 2007). Los estudios aleatorios son el método estándar para determinar la seguridad y efectividad de cualquier tratamiento médico potencialmente beneficioso. En el 2000, la Revista York del Gobierno Británico, no le pudo otorgar la clasificación de grado “A” a ningún ensayo de fluoración, tras 50 años de investigaciones (Mcdaonagh 2000). La Agencia de Drogas y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) estadounidense continua clasificando el flúor como una “droga nueva sin aprobar”.
Digerir flúor presenta pocos o ningún beneficio
11. Los beneficios provienen de la aplicación tópica, no sistémica. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC. 1999, 2001) ha reconocido que el mecanismo de beneficios del flúor es principalmente tópico y no sistémico. Por ende, no existe ninguna necesidad de digerir el fluoruro para proteger a la dentadura. Ya que los supuestos beneficios son a causa de la aplicación tópica y los riesgos provienen del consumo sistémico, sería mucho más razonable aplicar el fluoruro mediante la pasta dental. Además, ya que digerir fluoruro es innecesario y potencialmente peligroso, no hay justificación para forzar a que la gente (en contra de su voluntad) ingiera flúor a través del suministro de agua potable.
12. La fluoración es innecesaria. La mayoría de las naciones occidentales industrializadas han rechazado la fluoración, pero sin embargo han demostrado las mismas bajas en los índices de caries dentales que países con fluoración. (Ver datos de Organización Mundial de la Salud presentada gráficamente en la figura 1).
13. El rol de la fluoración en la disminución de caries está bajo intensa crítica. La encuesta más grande que se ha realizado en Estados Unidos (sobre 39.000 niños de 84 comunidades) por el Instituto Nacional de Investigación Dental (NDIR por sus siglas en inglés) demostró una diferencia leve en la incidencia de caries entre niños en comunidades fluoradas y no fluoradas. (Hileman 1989). Según investigadores del instituto, el estudio halló una diferencia promedio de sólo 0,6 en los índices de superficies dentales cariadas, faltantes o arregladas (o DMFS por sus siglas en ingles) en la dentadura definitiva de niños entre la edad de 5 a 17, que habían habitado en un área fluorada o en un área no fluorada toda su vida (Brunelle & Carlos, 1990). La diferencia es menos de una superficie dental, y menos de 1% de las más de 100 superficies dentales que se encuentran dentro de la boca de un niño. Incluso, encuestas importantes en tres estados australianos han encontrado menores beneficios, indicando disminución de niveles de caries ubicados entre 0 y 0,3% de una superficie de dentadura definitiva (Spencer 1996). Ninguno de estos estudios ha tomado en cuenta la posibilidad de un retraso en la erupción dentaria a causa del flúor, de la cual sí existe evidencia (Komarek 2005). Un retraso de un año en la erupción de los dientes permanentes podría anular el leve beneficio que se ha registrado en los estudios recientes.
14. Un estudio financiado por el Instituto Nacional de Investigación Dental (NIH) sobre la ingestión de fluoruro individual y caries no logró demostrar una correlación significativa. Un estudio multimillonario del Instituto Nacional de Investigación Dental estadounidense (Warren 2009) no encontró relación entre la caries dental y la cantidad de fluoruro ingerido por niños. Esta es la primera vez que se ha investigado las caries dentales como una función de exposición individual en vez que desde la mera residencia en una comunidad fluorada.
15. Los índices de caries dentales son altos en comunidades de bajos recursos, las cuales han sido fluoradas por años. A pesar de declaraciones que afirman lo contrario, la fluoración del agua potable no ha logrado prevenir la crisis en la salud bucal que resulta de la pobreza extrema, nutrición inadecuada y la falta de acceso a atención dental. Hay numerosos informes sobre la severa crisis dental en barrios de bajos recursos en ciudades estadounidenses que han sido fluoradas por más de 20 años (Ej., Boston, Cincinnati, la ciudad de Nueva York, y Pittsburgh). Además, reiteradamente, la fluoración ha mostrado ser inefectiva en cuanto a la prevención de los problemas de salud oral más preocupantes que amenazan a niños pobres, primordialmente las “caries de biberón”, también conocidas como caries de infancia temprana (Barnes 1992; Shiboski 2003).
16. Los índices de caries no se incrementan al detener la fluoración. Tras la descontinuación de la fluoración en comunidades como Canadá, la ex Alemania Oriental, Cuba y Finlandia, los índices de caries dentales no han aumentado, más bien, por lo general, han continuado disminuyendo. (Maupomé 2001; Kunzel & Fischer, 1997, 2000; Kunzel 2000; Seppa 2000).
17. Los índices de caries dentales ya estaban disminuyendo antes de que se implementara la fluoración. Investigaciones recientes (ej., Diesendorf 1986; Colquhuon 1997) muestran que las cifras de caries estaban disminuyendo antes de que la fluoración hubiese sido implementada en Australia y Nueva Zelandia, y además muestran que los índices han seguido disminuyendo, sobrepasando las expectativas de beneficios (Ver figura 2). Muchos otros factores influyen en las caries dentales.
Figura 2. Número de dientes cariados en niños de 5 años en Nueva Zelandia desde el año 1930 hasta 1990.
18. Los estudios que impulsaron la implementación de la fluoración estaban metodológicamente viciados. Los ensayos iniciales que ayudaron a impulsar la implementación de la fluoración realizados entre 1945 y 1955 en Norte América, han sido duramente criticados debido a su pobre metodología y pobre elección de comunidades de control (De Stefano 1954; Sutton 1959, 1960, 1996; Ziegelbecker 1970). Según el Dr. Hubert Arnold, un estadístico de la Universidad de California en Davis, los ensayos iniciales “están especialmente plagados de falacias, diseño inadecuado, uso inválido de métodos estadísticos, omisiones de evidencia contradictoria, y repletos de simple torpeza y necedad.” También se ha cuestionado severamente el famoso estudio de 21 ciudades de Trendley Dean (El padre de la fluoración) del año 1942 (Ziegelbecker 1981).
Los niños están siendo sobre-expuestos al fluoruro
19. Los niños están siendo sobre-expuestos al fluoruro. El programa de fluoración ha fallado ampliamente en cumplir con uno de sus objetivos clave, lograr reducir los índices de caries dentales y a la vez lograr disminuir la ocurrencia de la fluorosis dental (una decoloración del esmalte dentario causado por ingestión excesiva del flúor.) La meta de los primeros proponentes de la fluoración del agua potable era limitar la fluorosis dental (en su faceta leve) a un 10% de los niños (NRC 1993, pg 6-7). Sin embargo, en el 2010, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informó que un 41% de todos los adolescentes estadounidenses padecían de fluorosis dental; de eso, un 8.6% tenía fluorosis regular y un 3.6% tenía fluorosis severa o moderada (Beltra-Aguilar 2010). Ya que la cifra de 41% de prevalencia es un promedio nacional e incluye a niños que viven en áreas fluoradas y no fluoradas, la tasa de fluorosis obviamente será mucho más alta en áreas fluoradas. El estudio comisionado por el gobierno británico llamado York Review, estimó que, a nivel mundial, un 48% de los niños en áreas fluoradas padecían de fluorosis dental en cualquiera de sus etapas, con 12,5% padeciendo de una fluorosis con problemas de estética (McDonagh, 2000).
20. Los bebés alimentados con biberón están recibiendo las dosis de fluoruro más altas. Debido a su necesidad de consumir Seguir leyendo 50 razones para oponerse a la fluoración del agua →