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Gran parte de Libia es un desierto seco como un hueso, pero una ciudad costera del Mediterráneo sufre el problema contrario: sus casas y campos se han inundado por un misterioso aumento de las aguas subterráneas.
El agua estancada y el barro blando han inundado casas, calles y palmerales alrededor de la ciudad de Zliten, al noroeste del país, extendiendo un olor nauseabundo y creando caldos de cultivo para los mosquitos.