El empresario argentino Gustavo Shanahan, socio de Jordi Pujol Ferrusola, desvela a EL MUNDO que el hijo del expresidente catalán invirtió “12 millones de dólares en el Puerto de Rosario (Argentina) desde tres paraísos fiscales: Suiza, Andorra y Panamá” y que “el dinero no aparecía en los balances”. El Gobierno argentino sacó a concurso una empresa a la que sólo concurrió la sociedad Terminal Puerto Rosario, tras la que se escondía un complejo grupo catalán compuesto por operadores del puerto de Tarragona (Cementos Goliat, Fruport, Silos de Tarragona y Tarragona Port Services), que presumían del respaldo por parte de CiU y estaban encabezados por uno de sus miembros, Lluís Badía, hombre de confianza de Jordi Pujol que presidió el puerto tarraconense entre 1996 y 2004. Shanahan ha sido durante los últimos años el presidente de la concesionaria que integraba al lobby catalán.
El empresario relata a EL MUNDO que cuando conoció a Jordi Pujol Ferrusola “ya estaba en el Puerto de Rosario con los operadores del Puerto de Tarragona, pero sin figurar”. Entonces, la presidencia la ostentaba Guillermo Salazar. El interés de Salazar por vender su parte despertó la curiosidad de Shanahan, consolidó la relación con Pujol Jr. y ambos planearon el asalto definitivo al puerto, que entre 2005 y 2009, mediante sucesivas compras de participaciones y ampliaciones de capital, les llevó a controlar el 70% de las acciones. Emplearon para ello una sociedad conjunta radicada en España, Inter Rosario Port Services, situada en Tarragona, a la que también se incorporó la mujer de Pujol, Mercè Gironés, y desde la que articularon su presencia en la instalación. “Jordi Pujol Ferrusola metió de golpe 12 millones de dólares en Puerto de Rosario procedentes de tres paraísos fiscales: Suiza, Andorra y Panamá”, precisa Shanahan. “Tenía un gestor inglés que era su testaferro. Se llamaba Herbert, vivía en Londres, y era el que le movía el dinero. Me lo presentó en Barcelona”.
Su testimonio coincide con el de la exnovia de Pujol Ferrusola, Victoria Álvarez Martín, que aseguró a la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal y al juez Pablo Ruz que el “testaferro” que movía el dinero de los Pujol era Herbert. Shanahan destaca que “metía el dinero por transferencias que iban a parar a cuentas de distintas compañías en Panamá y se monetizaban en una casa de cambio”. “Jordi metió además tres millones en blanco en una ampliación de capital para mantener sus acciones. Estas transferencias sí que coinciden en los balances y se llevaron a cabo desde una sucursal del BBVA en Tarragona”, agrega. La relación se prolongó hasta 2012 cuando Shanahan vendió el negocio a la aceitera argentina Vicentín.