España está entre los países con mayor consumo de medicamentos.
El desarrollo de los antibióticos contribuyó de forma decisiva a incrementar la esperanza de vida en el Siglo XX. Pero el abuso y el consumo incorrecto de estos medicamentos han traído consigo el desarrollo de bacterias resistentes que están comprometiendo seriamente la eficacia de los fármacos. “En algunos casos estamos retrocediendo a la era preantibiótica”, advierte Jesús Oteo, del Laboratorio de Antibióticos del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III.
Pregunta. ¿Hasta qué punto es grave el desarrollo de resistencias a los antibióticos?
Respuesta. Es muy grave en España y en otros países en nuestro entorno. En España hay aspectos especialmente preocupantes.
P. ¿Cuáles?
R. Por ejemplo, la elevada tasa de cepas de Escherichia coli que no responden a la amoxicilina o las fluoroquinolonas [unos de los antibióticos más consumidos], en torno al 60% y 30%, respectivamente. En estos casos hay fármacos alternativos. Pero lo realmente grave es cuando se desarrollan resistencias, tolerancias frente a antibióticos de última generación, que representan el último recurso contra la infección. Por ejemplo contra bacterias como la Klebsiella pneumoniae [que puede provocar infecciones de orina, sangre o abdominales]. En este caso, las tasas de resistencia son mucho más bajas, pero más peligrosas: hay muy pocas alternativas de tratamiento eficaces.
P. ¿Por qué hay más resistencias en el sur de Europa?
R. En el sur se abusa más del consumo de antibióticos, lo que favorece que los microorganismos se adapten mejor a estos fármacos y desarrollen más mecanismos de defensa. Hay quien defiende también una razón sociocultural. En el sur la gente convive y se relaciona más, lo que favorece el intercambio de bacterias entre personas. A más circulación, más posibilidad de diseminación de las resistencias.
P. España suele estar en los primeros puestos de abuso.
R. Se ha mejorado mucho. Aunque hay que recordar que los antibióticos no están indicados para un simple resfriado o una gripe. También es importante acabar el tratamiento y no tomar menos dosis de las prescritas.
P. ¿Quién es más responsable del exceso de consumo? ¿El paciente que pide al médico un antibiótico o el facultativo que, ante la duda, se cura en salud?
R. El médico debe mantenerse firme y estar respaldado. Aunque, a veces, no es fácil inclinarse por un tratamiento: una gripe puede complicarse y derivar en una infección bacteriana. Frenar el abuso es una responsabilidad compartida entre pacientes, facultativos y farmacéuticos, que no deben vender sin receta. Hay que convencerse de que es un problema importante. A nadie se le ocurre tomar un ansiolítico o una pastilla para el corazón sin receta, y, sin embargo, parece de lo más normal hacerlo con un antibiótico. Esto hay que cambiarlo.
P. ¿Cuántas muertes hay en España por bacterias superresistentes?
R. Es un cálculo difícil, ya que se suelen dar en pacientes con enfermedades de base graves. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades las cifró en unas 25.000 al año en Europa, con un coste de unos 1.500 millones de euros.
JESÚS OTEO | MICROBIÓLOGO DEL INSTITUTO CARLOS III