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La Agencia Estadounidense del Medicamaneto (FDA, según sus siglas en inglés) ha propuesto este jueves una serie de medidas con el objetivo de eliminar las grasas trans artificiales presentes en muchos alimentos procesados. Se trata, recuerdan los expertos, de una sustancia que favorece la obstrucción arterial y es un importante desencadenante de enfermedades cardiovasculares.
De acuerdo a la propuesta, que está abierta a sugerencias del público durante los próximos sesenta días, la cantidad de aceites parcialmente hidrogenados no debería ser superior a la que “generalmente se reconoce como segura”, una categoría legal que permite el uso de la sal y la cafeína, por ejemplo. Esto significa que las empresas que quieran incorporar estos ingredientes a sus productos tendrían que demostrar científicamente que son seguros, una difícil tarea, ya que la literatura científica demuestra claramente lo contrario. De hecho, el Instituto de Medicina ya ha advertido que no existe un nivel seguro para el consumo de grasas trans artificiales.
Medidas como esta, augura Margaret A. Hamburg, comisionada de la FDA, podría prevenir 20 000 infartos y 7000 muertes por enfermedades coronarias cada año.
Una batalla contra las trans que los defensores de la salud pública iniciaron hace tres décadas, cuando el uso de este tipo de grasas manipuladas de forma artificial se hizo tan popular la cocina de los restaurantes. Las grasas trans se obtienen al someter a ciertas grasas vegetales a un proceso llamado hidrogenación. El resultado: unas grasas y aceites de fritura que mejoran la consistencia, sabor y durabilidad de numerosos alimentos, pero que han demostrado ser más nocivos, incluso, que las clásicas grasas saturadas.
La ciencia ha constatado que es peor que cualquier otra grasa para la salud, porque aumentan los niveles del llamado colesterol malo y pueden disminuir los del colesterol bueno. En 2006 entró en vigor una normativa de la FDA que obligaba a describir en las etiquetas de los alimentos la presencia de las grasas trans artificiales, una medida que llevó a muchos productores a eliminar dicha sustancia de sus productos.
Un año antes, la ciudad de Nueva York vetó el uso de las grasas trans artificiales a los restaurantes. Grandes cadenas, como McDonalds, han encontrado sustitutos a las trans y, por lo tanto, las han eliminado. Estas acciones han dado lugar a notables avances en la salud pública: la ingesta de este tipo de grasas han disminuido en EEUU a un gramo al día en 2012, en comparación con los 4,6 gramos de 2006. Un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) encontró que los niveles en sangre de ácidos grasos trans en adultos estadounidenses había reducido en un 58 % entre 2000 y 2009.
Sin embargo, las grasas no llegaron a ser prohibidas y todavía muchos alimentos procesados las incluyen, por ejemplo, en las palomitas de microondas, algunos postres, pizzas congeladas y margarinas. “Se trata de evitar la exposición a esta sustancia química tan nociva, que la mayoría de las veces ni el consumidor sabe que la está ingiriendo”, argumentan los expertos en un artículo publicado este jueves en The New York Times.
Esto se debe a que sólo existe obligación de reconocer en las etiquetas la presencia de las trans si hay más de medio gramo por porción, una pequeña cantidad que puede aumentar rápidamente y dar lugar a mayores probabilidades de infarto. “Con dos o tres gramos de grasas trans al día, incrementa el riesgo para la salud”, señalan los especialistas. Las medidas de restricción en este sentido ahorrarán una cantidad enorme de los costes sanitarios y evitarán un importante números de infartos. El Mundo
: http://spanish.ruvr.ru/news/2013_11_08/EEUU-prohibicion-grasas-alimentos/