domi Una campesina que no sabe leer ni escribir publica un libro de poesía

Jacinta Ortíz, posa con una herramienta y su obra “LA CAMPESINA”

La agricultora de Huétor Tájar contrató a una “maestra” para redactar los textos, que aparecen publicados en la Editorial Dauro

“Yo soy una campesina de verdad, pero siempre me ha gustado la poesía”, cuenta Jacinta Ortiz, conocida en su pueblo, Huétor Tájar, como La Tilli. Alrededor de 2.000 euros le ha costado hacer realidad su sueño a esta agricultora septuagenaria: publicar un libro en el que se narra la historia de su vida, tras quedar viuda con 31 años y sacar sola a cinco hijos adelante.

Después de décadas de esfuerzo, trabajo duro e incluso desamor, La Tilli ha financiado este proyecto literario, que ha visto la luz en Ediciones Dauro. “Yo he comprado 195 ejemplares a 12 euros cada uno para repartírselo a mis familiares y amigos”, cuenta la tenaz agricultora.

“Contraté a una muchacha que sabía de ordenador y yo le dictaba los poemas”, explicó la ilusionada Tilli, que ayer cogió cita en la peluquería para esperar arreglada a las televisiones que iban a entrevistarla por la tarde como si de una autora de best-seller se tratara.

Fue animada por sus amigas a dedicarse de lleno a la literatura, para que “todo lo que tenía en la cabeza” pudiera quedar para la posteridad. “Que te vas a morir y te lo vas a llevar, me decían. Así que ahora, a la vejez, con mis hijos -que han salido buenísimos- ya casados y colocados, me decidí”, comenta la campesina sobre la gesta literaria que le ha supuesto no pocos esfuerzos, además de los sacrificios económicos.

“Pregunté en el Hogar del Pensionista y me pusieron en contacto con ella”, cuenta la autora sobre cómo conoció a la trascriptora y sobre cómo fueron los inicios de la obra que ahora ve la luz pero en la que ha estado trabajando “todo el invierno pasado”. A través de sus 170 páginas, que -añade- la editorial le obligó a recortar, la obra titulada La campesina cuenta cómo su madre la trajo al mundo en 1939, sin la ayuda de nadie, y cómo ha dedicado toda su vida al campo y a criar sola a sus cinco hijos.

También habla de la crisis, economía, deportes, de su pueblo y de Sierra Nevada, uno de los lugares favoritos de Jacinta, quien narra cómo se enamoró por segunda vez hace poco tiempo y el gran desengaño amoroso que sufrió, asunto éste que será además materia de un segundo libro que ya prepara: Amores traicioneros.

Tilli no pudo ir ni a la escuela y viuda desde joven tuvo que dedicarse a trabajar en el campo “igual que un hombre” durante el día y coser durante las noches. En una vida así parece que no tenía espacio la poesía pero a Tilli siempre le ha gustado. “De cualquier cosilla yo inventaba una poesía. Siempre la he tenido dentro”, cuenta.

Ahora, décadas después, ve recompensando tanto esfuerzo: “Estoy feliz. Me siento muy a gusto de ver mi obra publicada”. Por eso, a las nuevas generaciones les aconseja “amoldarse a la vida, luchar por trabajar, no quererlo todo hecho y, sobre todo, no desesperar nunca”.

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