domi La comunión de los divorciados

Autor: Luis Fernando Pérez Bustamante

  • Al aire de unas declaraciones del cardenal Burke que a su vez se hace eco del arzobispo Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

    Los divorciados vueltos a casar no están excluidos de la Iglesia. Son igual de católicos que todos los demás bautizados. Muchos de los cuales viven también en pecado. Y no por ello dejan de ser católicos.

    Que pueden, y deben, ir a misa, rezar y considerarse como tales.

    No tengo ni idea de lo que la Iglesia resolverá al respecto. Que será lo que proceda. Personalmente pienso, y puedo estar equivocado pues no soy ningún moralista, que el católico que contrae exclusivamente matrimonio civil, peca. Pero de ese acto administrativo se libera la conciencia con el sacramento de la confesión. Que no creo que exija el divorcio posterior de ese matrimonio. Queda luego el sexto mandamiento con sus exigencias. Que son las que son. Para solteros, casados y divorciados.

    Se me ocurren dos vías de alivio a una situación dolorosa y que tiene atribulados a buenos católicos que han rehecho sus vidas al margen de la Iglesia y en no pocos casos tras un abandono injusto, unos maltratos graves o la debilidad de la naturaleza caída sin más.

    La primera es la nulidad de matrimonios que fueron verdaderamente nulos por no creer las partes, o una de ellas, en la trascendencia de lo que contraían. Eso, sin embargo, que se da en muchísimos casos de matrimonios eclesiásticos, no suele ocurrir en católicos conscientes que son quienes se ven después afectados con un segundo enlace. Al que no pisa la Iglesia nunca, o casi nunca, le trae sin cuidado seguir viviendo, vuelto a casar civilmente, al margen de la misma.

    La otra, que puede valer para los católicos conscientes de su situación que les excluye de la comunión del Cuerpo de Cristo, y que son los que verdaderamente lamentan esa exclusión, creo que también podría ser aplicada. Y mi creo está totalmente sometido al de la Iglesia. Si ella piensa que lo que digo es católicamente insostenible téngase desde ya mismo por no escrito.

    La actividad sexual decrece con la edad. No son lo mismo unos jóvenes de veinte años, a quienes la testosterona les sale hasta por las orejas, que una pareja de sesenta o setenta años. Cuantos novios católicos se confiesan una y otra vez de hacer lo que no deben. Con dolor de corazón por haber ofendido a Dios y con la casi absoluta seguridad de que tendrán que volver a pasar por el confesonario. No es que no tengan ningún propósito de enmienda es que saben que son débiles. El confesor les absuelve y se acercan a comulgar. Y al mes o al medio año repiten la confesión. ¿Cabe algo parecido? Yo pienso que sí pero por supuesto mi pensamiento estará a lo que diga la Iglesia.

    El pecado nunca es solución de nada. Pero Aquel que es rico en misericordia nunca se cansa de perdonar nuestros pecados. Sobre todo de aquellos que son fruto de nuestra debilidad y que lamentamos cometerlos.

    No sé si estoy diciendo una barbaridad. Es posible que sí. Evidentemente no defiendo causa propia. Estoy felizmente casado por la Iglesia. Y ninguno de mis hijos se encuentra en esa situación. Tampoco me cabe la menor duda de que estos casos han sido considerados por la Iglesia. Y hasta habrá textos de moral que lo hayan considerado. Yo no he hecho esos estudios. Lo que la Iglesia diga, a mí me vale.

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