Hace ya muchos años leí un libro de José Luís de Vilallonga que llevaba ese título. Pero quizás ahora más que nunca me doy cuenta de lo que significa esa afirmación, a pesar de que su libro no era más que una serie de relatos de su vida que, en cierto sentido, contradecían el significado de su título…
La verdad es que volviendo a la nostalgia por lo vivido, creo que nunca le he prestado la atención que para muchos merece su vida pasada. Quizás es porque pienso -y siento- que “agua pasada no mueve molino” y que todo aquello que viví no ha hecho más que configurar lo que hoy soy, pienso, siento y hago en mi vida. Qué más da cómo he llegado hasta aquí. Y, aunque no niego que durante demasiados años de mi vida pasada toda mi historia influyó, hoy me he liberado -y perdonado- de aquello, quedándome simplemente con las lecciones aprendidas y dando relevancia única y exclusivamente a lo que soy hoy.
El otro día acudí a una celebración de un 50 cumpleaños. En la fiesta habían muchas personas que hacía mucho tiempo que no se veían, como suele suceder en este tipo de conmemoraciones. Las conversaciones no eran más que recuerdos compartidos y experiencias vividas en común. La nostalgia invadía las conversaciones y los rostros algo lánguidos que había a mi alrededor. Una cierta pena por lo ya vivido y por lo que nunca volverá. Eso es la nostalgia, desear rememorar lo ya pasado y echarlo de menos en la actualidad…
Para mí el pasado es pasado! Bueno o malo -a pesar del mal hábito de juzgarlo- el pasado no es más que el camino que hemos recorrido hasta el hoy! Lo que ahora somos es la suma de todo ello, así como lo que pensamos, sentimos y hacemos, siempre que hayamos incorporado efectivamente su aprendizaje!
Pero, si permanecemos atados al pasado y sus circunstancias o al futuro y sus expectativas, nos estamos perdiendo el presente y todas las oportunidades que la vida nos pone en frente para seguir aprendiendo y creciendo! Cuando todo lo que pensamos, sentimos y hacemos viene tamizado por lo anteriormente vivido, estamos dejando de prestar nuestra mayor atención al hoy y, por tanto, de disfrutar de toda su amplitud. Los hechos y las circunstancias parecen ir repitiéndose una a una sin cesar y todo nos parece redundante y monótono, aunque eso nos confiera una falsa sensación de tranquilidad carente de sorpresas e imprevistos!
Pero la vida -como el Universo mismo- no es más que algo dinámico y fugaz, que nos provee de nuevas circunstancias y hechos para aprender y así crecer! Intentar “plastificarlo” en algo rutinario es contradecir su devenir constante y, como consecuencia de ello, vivir una vida a medias sin magia ni color. La nostalgia no es más que esa expresión de lo estático e inamovible que pretendemos en nuestra vida, negando el fluir de la vida y condenándonos a vivir a medias, lo que merma nuestra capacidad de ilusionarnos ante lo nuevo y misterioso de nuestra vida cambiante!
Es fácil comprender que la nostalgia es fruto del miedo! Miedo a lo nuevo y a vivir lo que en realidad somos! La nostalgia es una foto fija que nos blinda ante el presente y la realidad del hoy! Deshacerse de ella es, pues, aprender a amar la vida -es decir, confiar en ella- lo suficiente como para vivirla tal y como viene… y sacar lo mejor de nosotros para disfrutarla y aprender de ella con amor y eliminar el temor, pues esa es su misión! Y eso solo es posible si somos capaces de desterrar el miedo para dar paso al amor, a uno mismo, a los demás, a lo que nos rodea y a la vida en sí! Para ello solo es necesario ser libre ante el pasado y libre frente a la opción siempre posible de amar o la de seguir teniendo miedo a lo imprevisible y mágico que siempre tiene una vida plena! Ese y no otro es el sentido que tiene nuestra vida, aquí y ahora!