Si cuando escuché la primera vez a Adele con su “Rolling in the deep” aluciné, más que por su preciosa voz, por la forma en la que su físico pasaba desapercibido, hace unos días mi mente fue más allá cuando la cantante Gossip, exhibía sus redondeadas formas femeninas a ritmo de la canción pegadiza “Move in the right direction”… no tuve más opción que quitarme el sombrero.
Bravo por haber podido superar todas las trabas habidas y por haber al no cumplir el físico que, desgraciadamente, debe acompañar a una maravillosa voz.
Parece que poco a poco, el estereotipo de mujer explosiva a lo “bicho palo”, está dejando un hueco a grandes voces que hasta ahora, no tenían su lugar debido a nuestro alto nivel de exigencia física.
Y no deja de ser curioso, pues poquitos estamos en nuestro peso ideal y, aún menos, nuestro cuerpo cumple el altamente marcado “cuerpo definido”.
Por ejemplo: yo mido 1.71, peso 67Kg y mi índice de masa corporal es de 17… bien, eso, a grandes rasgos significaría que estoy “bien”, ¿verdad?… pues no, tengo barriguita y un ligerísimo (pero existente) flotadorcillo que, a veces, se carga la perfección de mis camisas… así que, ya puedo encomendarme a la dieta del Dr. Famélico, que si no me mato horas y horas en el gimnasio, mi barriguita jamás desaparecerá.
Pero, la ventaja de estar rozando los 42 años, es que ya no tienes por qué ceñirte a las imposiciones sociales que un gilipollas de diseñador, nos dice cómo tenemos que vestirnos y los gramos que debemos pesar.
Visto de Celio o Jules, talla M o S, dependiendo del corte, por lo que jamás me gasto fortunas en ropa, soy consciente de que mientras una camisa que quede bien, no tengo por qué cambiarla. Además, mi armario lo pago yo, no ellos.