domi ¿Quieres dejar de sufrir por amor?

Manual para no morir de amor de Walter Riso
Hay vida después de un querer incomprendido, asegura el psicólogo clínicoWalter Riso, quien ofrece los diez principios de supervivencia afectiva pensados para no morir de amor en su libro “Manual para no morir de amor”
Si ya no te quieren, aprende a perder y retírate dignamente, ya que luchar por un amor imposible, nuevo o viejo, deja muchas secuelas.
Para muchos el amor es una carga, un dulce e inevitable dolor o una cruz que deben llevar a cuestas porque no saben, no pueden o no quieren amar de una manera más saludable e inteligente.
Hay quienes se quitan la vida o se la quitan a su pareja, y están los que se agotan y van secándose como un árbol en mitad del desierto, porque el amor les pide demasiado. ¿Para qué un amor así?
Ésa es la verdad: no todo el mundo se fortalece y desarrolla su potencial humano con el amor; muchos se debilitan y dejan de ser ellos mismos en el afán de querer mantener una relación tan irracional como angustiante. Hay que vivir el amor y no morir por su culpa. Amar no es un acto masoquista donde dejas de ser tú y te complace sentirte maltratado o humillado bajo el yugo de otra persona.
Morir de amor no es irremediable, contrariamente a lo que dicen algunos románticos desaforados. Las relaciones afectivas que valen la pena y alegran nuestra existencia transitan por un punto medio entre la esquizofrenia (el amor es todo «locura») y la sanación esotérica (el amor todo «lo cura»). Amor terrestre, que vuela bajito, pero vuela.
Coincidir con una persona, mental y emocionalmente, es una suerte, una sintonía asombrosa y casi siempre inexplicable. Aristóteles decía que amar es alegrarse, pero también es sorprenderse y quedar atónito ante un clic que se produce con alguien que no entraba en tus planes. De ahí la pregunta típica de un enamorado a otro: «¿Dónde estabas antes de que te encontrara?» o «¿Cómo puedes haber existido sin yo saberlo?».
Amar es vivir más y mejor, si el amor no es enfermizo ni retorcido. En el amor sano no caben la resignación ni el martirio, y si tienes que anularte o destruirte para que tu pareja sea feliz, estás con la persona equivocada.
Para amar no hay que «morir de amor», sufrir, desvanecerse, perder el norte, ser uno con el otro o alterar la identidad: eso es intoxicación afectiva.
Cuando confundimos el enamoramiento con el amor, justificamos el sufrimiento afectivo o su conmoción/arrebato/ agitación y terminamos enredándonos en relaciones negativas que nos amargan la vida porque erróneamente pensamos que: «Así es el amor». Se encuentran parejas tan incompatibles que uno se pregunta cómo diablos han llegado a estar juntos. ¿Es que acaso están ciegos?
Y la respuesta es que, en cierto sentido, sí lo están. No una ceguera física, sino emocional: el sentimiento decidió por ellos y los arrastró como un río desbordado.
El amor tiene una inercia que puede llevarte a cualquier sitio si no intervienes y ejerces tu influencia.
Morir de amor, asimismo, es morir de desamor: el rechazo, el insoportable juego de la incertidumbre y de no saber si te quieren de verdad, la espera, el imposible o el «no», que llega como un jarro de agua fría. Es humillarse, rogar, suplicar, insistir y persistir más allá de toda lógica, esperar milagros, reencarnaciones, pases mágicos y cualquier cosa que restituya a la persona amada o la intensidad de un sentimiento que languidece o que ya se nos ha ido de las manos.
Infinidad de personas en el mundo se han quedado atrapadas en nichos emocionales a la espera de que su suerte cambie, sin ver que son ellas mismas las que deben hacer su revolución afectiva. Cada quien reinventa el amor a su manera y de acuerdo a sus necesidades y creencias básicas; cada cual lo construye o lo destruye, lo disfruta o lo padece. Morir de amor no es un designio inevitable, una determinación biológica, social o cósmica: puedes establecer tus reglas y negarte a sufrir inútilmente.
Ésa es la consigna.
¿Qué hacer entonces?
¿Es posible amar sin equivocarnos tanto y que el sufrimiento sea la excepción y no la regla? ¿Cómo amar sin morir en el intento y, aun así, disfrutarlo y sentir su irrevocable pasión?
En el presente libro el autor ha intentado plasmar algunos de los problemas que convierten el amor en un motivo de agonía y angustia; asimismo, ha contrapuesto a ellos una serie de principios básicos de supervivencia afectiva que proporcionan herramientas para no morir de amor y cambiar nuestra concepción del amor tradicional por una más renovada y saludable.
Dichos principios obran como esquemas de inmunidad o factores de protección.
 

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