La Tierra se mueve gracias a aquellos que no han puesto su mente al servicio del poderoso. Estos hombres son los que con su forma de pensar, sus descubrimientos, independientes, en pequeños sitios, son los que han conseguido que la humanidad avance.
Los poderosos, los que sólo buscan lo material, hacen que la Tierra sea más espesa, más compacta, más materia y más lenta. No podemos limitar nuestra mente a los caprichos del poderoso. Sólo podremos ser libres si lo que genere nuestro espíritu va encaminado al bien común, porque el poderoso es muy limitado; se queda aquí, en la Tierra, con los pies bien metidos dentro de ella. Extrae su oro, su hierro, su cobre y con ellos hace joyas y armas.
El sabio no tiene los pies dentro de la tierra, sino que se ha marchado a buscar su conocimiento, liberando su espíritu y su mente. Busca dentro de él en lugar de buscar dentro de la tierra, y los resultados son que el nivel tecnológico y el nivel cultural son más y más altos cada día.
Si el mundo estuviese dominado por sabios sería negativo porque el mundo no puede estar dominado. Si se domina, se sujeta; si se sujeta, se frena. En todo caso, el mundo debería estar dirigido por los más sabios y serán sabios en la medida que sean humildes, generosos y altruistas; en la medida que busquen dentro de ellos para enseñar a los demás a buscar dentro de ellos también.
Si vas por un camino no busques referencias en una nube, porque la nube se transforma, desaparece, surge más allá. El camino debe ser andado con un objetivo fijo y debes evolucionar en ese objetivo, no en las nubes que cambian y se transforman.
Los hombres que han modificado la Tierra en su aspecto cultural han sido aquellos que escuchaban, aprendían, asimilaban y tomaban decisiones encaminadas al bien común. Desoían aquellas palabras que les llevaban a materializarse. Cuando descubrían algo nuevo para el progreso de la humanidad, no lo hacían con afán de lucro, pero el poderoso lo utilizaba para lucrarse.
En la Tierra ha habido muchos hombres que han muerto pobres después de haberla hecho salir de cientos de años de atraso, pero su premio lo tienen fuera, porque la humanidad no es sólo la Tierra, y fuera de ella han encontrado su premio, el premio a su esfuerzo, a su generosidad.
No importa que los pasos sean largos o cortos, lo importante es que sean pasos. Y si pones tu mano esperando recibir, pon dentro de esa mano algo que entregar aunque sea inmaterial, aunque sólo sea un “gracias”. Pon algo.
Si tienes que atarte a algo, átate a ti mismo. No culpes a los demás de tus propios errores. Sé tu propio juez, pero sé un juez justo. Si andas por un bosque, ten cuidado porque habrá ramas bajas y puedes golpearte contra ellas. No es necesario que se corten, simplemente agáchate un poco para volver a erguirte inmediatamente.
No pronuncies nunca la palabra imposible, porque todo es posible dentro de ti. Si después lo transmites fuera, podrás hacer realidad todo lo que alcancen tus palabras. Tu palabra puede ser tan poderosa que cambie por completo una estructura mental. Puede hacer viejo a un joven, puede hacer joven a un viejo. Tu palabra es la proyección de tu mente. Si tu mente es limpia, tu palabra será limpia y sonora. Si tu mente es sucia tu palabra también lo será, ensuciando donde llegue.
Tu palabra debe ser limpia y sonar como trompeta, vibrante, llamando al orden y a la acción a los espíritus pasivos. No le pongas sordina; que suene como es, no tengas miedo. Tu palabra es la voz de tu pensamiento y tu pensamiento es lo que ha generado tu mente. No lo mates con las experiencias negativas, busca las positivas y almacénalas; ellas te darán la palabra sonora, la palabra vibrante. No te dejes impresionar por los acordes del trombón: es sonoro, es fuerte, parece poderoso, parece que dentro de su boca va a caber tu cuerpo, pero tiene una boca muy grande y un estómago muy estrecho. No te preocupes, no te va a comer. Y puestos a sonar, la voz de la trompeta llega mucho más lejos que la del trombón.
Tampoco hagas alarde de ella, sé mesurado en tus palabras. Pero si eres mesurado, sé claro, no turbio y cobarde. Sé también concreto y seguro. Seguro porque la palabra es el reflejo de tus pensamientos. Pon en orden tus pensamientos y si eres suficientemente hábil para que tu voz llegue a tu prójimo, él vibrará en la misma frecuencia que vibras tú.
Tú puedes conseguir lo que quieras si va dirigido positivamente. Si, por el contrario, va dirigido negativamente, poco a poco te irás hundiendo. Conseguirás logros parciales, inmediatos, pero te estarás hundiendo. Si vas positivamente, quizás los logros sean un poco más a largo plazo, pero te estarás elevando.