Quisiera reflexionar sobre el sufrimiento de las mascotas antes de ser vendidas. En primer lugar, son separadas de forma repentina, con pocos días de vida, de su madre, la cual será obligada a tener crías constantemente. Después serán trasladadas sin ninguna atención veterinaria, incluso miles de kilómetros desde países con leyes muy laxas contra el maltrato animal, haciendo que muchas lleguen heridas, muertas o con enfermedades graves. Una vez aquí, las tiendas solo piensan en el rendimiento económico que pueden extraer de los animales, es decir, son tratados como objetos comerciales, reduciendo al máximo los gastos con ellos, sin comprobar su estado de salud o su bienestar. Creo que la sociedad debería plantearse si hay que continuar con la compraventa de animales que sufren maltrato, cuando hay miles de perros y gatos esperando a ser adoptados. No entiendo que aún no sepamos tratar con estos animales cuando hace miles de años que conviven con nosotros.— Fernando García López.