domi Cómo fomentar el amor a los animales en los niños

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Cuando un niño aprende a amar a los animales está aprendiendo el arte de la compasión y desarrollando las habilidades emocionales necesarias para empatizar con otros seres vivos.

Los niños parecen gravitar naturalmente en torno a los animales, pero amarlos y cuidarlos adecuadamente son habilidades que deben ser aprendidas, más que innatas. Cuando fomentas en tu hijo el amor a los animales le estás enseñando la importancia de velar por aquellos que tienen problemas para ayudarse a sí mismo y la necesidad de ser gentil, paciente y afectuoso.

Los niños que son educados para preocuparse por los animales y tratarlos con respeto están aprendiendo los fundamentos de la interacción social, y entienden que no está bien ser un matón o aprovecharse de los más débiles. Inculcarles el amor y la compasión, no obstante, puede ser todo un reto si no sabes por dónde empezar.

Tener una mascota. El camino más rápido y más directo para ayudar a tu pequeño a aprender a amar a los animales es enseñándole a amar a un animal en concreto. Uno que viva en tu casa y sea parte de la familia, no un cachorro que sea desterrado a una caseta en el patio trasero si no aprende a hacer las necesidades fuera de casa, o si te muerde los zapatos.

Es importante que valores cuidadosamente tus opciones antes de traer una mascota a casa. Lo último que quieres es obsequiar a tu hijo con una mascota y animarle a quererla, para luego echarla si el animal no encaja en tu estilo de vida. Recuerda que tu compromiso como propietario de una mascota es una promesa que haces de por vida, no una decisión tomada por capricho.

Ejemplo Actitudes Compasivas. Cuando intentas hacer algo y el perro de la familia está ladrando sin parar, tu primer instinto puede ser gritar algo grosero del tipo “cállate” o “este perro tonto”. Mientras que tú sólo estás descargando tu frustración y diciendo cosas que no sientes, tus hijos están observándote y tomando nota de tu comportamiento para determinar cómo se supone que deben reaccionar.

Mostrar un comportamiento respetuoso se traduce, no sólo en que tus hijos ven en ti una conducta amorosa y compasiva, sino que les ayudas a entender que no está bien insultar o menospreciar a nadie, ni siquiera si te está poniendo de los nervios o si no puede entender lo que le dices.

Piénsalo dos veces antes de hacer voluntariado en un refugio. A primera vista, el voluntariado en un refugio de animales parece una forma ideal de ayudar a tus niños a aprender sobre el cuidado de animales, si no puedes tener tu propia mascota. En realidad no es la mejor idea, como ponen de manifiesto las propias políticas de los refugios. Muchos refugios no permiten voluntarios menores de 16 años y existen razones para esta política que van más allá de los seguros y los problemas de responsabilidad legal.

Ayudar en un refugio dará la oportunidad a tu hijo de ayudar a los gatos a socializar, pasear a cachorros de perros y aprender lo básico en cuidado animal. Le enseñará también a amar a animales concretos, y puede romperle el corazón cuando su animal favorito sea adoptado en un nuevo hogar. Incluso peor, tu pequeño puede tener que enfrentarse a lo inevitable de perder a un amigo peludo si colabora como voluntario en un refugio que eutanasia cuando alcanza el límite de su capacidad. Antes de empezar a buscar refugios que acepten menores como voluntarios, asegúrate de que se trata de un refugio “sacrificio cero” y de que tu hijo está preparado para el día en que sus favoritos partan hacia un hogar con sus familias definitivas.

Cuida tu lenguaje. Si vas caminando calle abajo y ves a un perro extraño sin correa, sentirás el instinto natural de proteger a tu hijo. Antes de empujar a tu hijo al otro lado de la calle explicándole que el perro podría ser peligroso, valora tu lenguaje. Si le inculcas el miedo hacia los perros diciéndole que muerden, le estás enseñando a temerlos, no a amarlos ni respetarlos. Intenta explicarle que cada perro es diferente, y que lo inteligente es acercarse sólo a aquellos perros que conozca, o que algunos perros no están acostumbrados a los extraños. Si le enseñas ese miedo instintivo a algo diferente no sólo le estarás inculcando el miedo a todos los perros, sino que le envías el mensaje de que tiene que evitarlos a toda costa. En lugar de decir lo asqueroso que es el sapo, háblale de lo agradable que es el tacto de su piel. No utilices adjetivos negativos para describir animales, porque las ideas de tu hijo se formarán a partir de lo que él deduzca de tus palabras.

http://uncambioporellos.wordpress.com/2013/10/14/como-fomentar-el-amor-a-los-animales-en-los-ninos/

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