domi La dimensión moral del ser humano

 

Cuando nacemos, nuestra vida es como una página en blanco que está por escribir, lo que supone que cada uno de nosotros va a tener que construirse su propia existencia y su propia personalidad. La vida es, por tanto, un camino, en el que tendremos que diseñar nuestro estilo de vida personal.

La construcción de ese camino, que es mi vida, se va realizando a través de los hechos que realizo y de las relaciones con los demás. Nuestra vida es el resultado de lo que hacemos, de nuestros actos, ellos definen lo que vamos siendo y hacia dónde vamos.

Estos actos deben ser elegidos y decididos por cada uno de nosotros, elegir los objetivos que queremos alcanzar, buscar los medios adecuados para lograrlos, y es fundamental, en la medida de lo posible, tomar estas decisiones en libertad, intentando no ser condicionados, por ejemplo, por la publicidad de la televisión.

      Pues bien, dado que la vida es el resultado de los que vamos haciendo, empecemos por analizar el tipo de actos que realizamos cotidianamente para poder distinguir cuales son nuestros actos morales, muy importantes, porque son los que en mayor medida nos pueden conducir hacia una vida buena y feliz, que es el objetivo de esta materia nueva en la que te inicias, la Ética.

A lo largo del día realizas muchas acciones diferentes. Así, respirar, es una acción que llevas a cabo de forma instintiva, sin pretenderlo, dar un paseo, es algo que realizas de forma consciente, sabiendo lo que haces y porque te apetece, dormir es algo que realizas de modo inconsciente, lo haces sin saber que lo estás haciendo, también puedes entrar en una tienda y robar un CD, aunque no lo haces, porque sabes que no debes hacerlo. ¿Qué diferencia hay entre las primeras acciones y la última?

Veamos, sobre las acciones instintivas e inconscientes que realizamos, aquellas que hacemos sin pensarlas ni elegirlas, no puede recaer ningún calificativo del tipo esto está bien, esto es correcto, etc., sencillamente porque no somos responsables de ellas, por el contrario, sobre nuestras acciones conscientes, aquellas que sabemos lo que hacemos, que podemos decidir si las realizamos o no, y a través de las cuales podemos beneficiar o perjudicar a nosotros mismos o a los demás, si puede recaer la aprobación o el rechazo, tanto de nosotros mismos como de los demás.

Vayamos más allá. Entre estas acciones conscientes, no es lo mismo comer o estudiar que robar o matar. Las dos últimas caen dentro de lo que se considera la dimensión moral del ser humano, una capacidad específicamente humana, no la tienen los animales, gracias a la cual, somos capaces de diferenciar entre lo que hacemos y lo que deberíamos hacer, nosotros o los demás y, por ello, somos capaces de valorar estos actos como justos o injustos, buenos o malos, honestos o deshonestos, virtuosos o viciosos, etc. Así, por ejemplo, si digo “las guerras existen”, afirmo un hecho existente, sin más, pero si afirmo “las guerras no deberían existir”, estoy adoptando un punto de vista diferente ante ese hecho, estoy valorando moralmente las guerras. Para ello, he tenido en cuenta un conjunto de normas especiales así como los valores, las costumbres, ideas, etc. que me han sido inculcadas en la sociedad en que he nacido. Pues bien, esta capacidad humana de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, entre cómo son las cosas y cómo deberían ser, etc. es una capacidad exclusiva del ser humano conocida como su dimensión moral.

http://recursostic.educacion.es/secundaria/edad/4esoetica/quincena2/quincena2_contenidos_1.htm

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