La civilización europea se ha proyectado en el mundo exportando los conceptos de la filosofía griega, el derecho romano y la religión de Israel. Paul Valéry sitúa estos tres pilares en la base de la cultura europea, mientras que un olvidado filósofo como Zubiri se refiere a ellos como la creación más grande del espíritu humano.
Una de las razones por las que Europa se configura como el centro del mundo a partir del siglo XVI es porque cada persona pasó a ser el sujeto de su propia historia. Un amigo mío notario me ilustra siempre diciéndome que esta realidad fue abriéndose paso cuando el hombre dejó de depender del rey y empezó a decidir él mismo, hasta el punto de que podía cambiar de dirigentes cuando lo consideraba oportuno poniendo los fundamentos de la democracia moderna.
Europa ha sido un espacio en el que las personas han sido libres desarrollando todas sus capacidades como sujetos irrepetibles y únicos de su propia historia. Hay que decir también que Europa ha exportado intereses nacionales, guerras, enfrentamientos entre terceros, formas impresentables para fomentar las luchas que nacían de la batalla por la hegemonía en el continente europeo.
Hemos aprendido mucho, aunque también hemos olvidado casi todo. El éxito lo hemos aprendido del fracaso para volver a fracasar y seguir intentándolo para que de cada crisis saliera una nueva oportunidad designada a sufrir un nuevo fracaso. La historia de Europa es la del miedo a no cometer nuevos errores.
Viendo en directo al presidente Bush intentando convencer a los norteamericanos de que la fuerza empleada en Iraq será beneficiosa para los iraquíes y para Estados Unidos, me temo que esta vía para democratizar el mundo con un ejército todopoderoso se va a estrellar en Oriente Medio. Bush ha recurrido al poder duro y se ha olvidado del poder blando, una expresión acuñada por Joseph Nye, que tantos resultados dio a Estados Unidos en el siglo pasado.
La vía europea es más comprensible y más adaptable a las circunstancias. Europa ha pasado de ser una incubadora de guerras mundiales a una correa de transmisión de la paz y la democracia. Europa ha escogido la legalidad internacional, el derecho, y se ha olvidado de los ejércitos.
En estos momentos de pesimismo ambiental conviene recordar estas ideas que convierten a la Unión Europea en el modelo más atractivo que circula por el mundo. A los muy pesimistas les recomiendo el libro de Mark Leonard “Por qué Europa liderará el siglo XXI.” Editado por Taurus.