Rafael Marchante |
“Se ha realizado un epistemicidio masivo en los últimos cinco siglos, por el que una inmensa riqueza de experiencias cognitivas ha sido perdida.” Boaventura de Souza Santos, sociólogo.
“Únicamente el 6% de la humanidad produce en todo el planeta, toda la teoría crítica, la teoría científica, la filosofía, la historia, etc., para entender todo el mundo.” Ramón Grosfoguel, sociólogo.
Un mito vigente se basa en la falsa idea de la invasión musulmana en España. España no existía en el siglo VIII, de modo que los musulmanes no la invadieron. En realidad lo que hubo fue una conquista por parte de la monarquía católica de un territorio donde habían convivido judíos, musulmanes y cristianos.
Mónica Jover |
El discurso de la monarquía cristiana no era todavía racista, sino proto-racista: La humanidad del “otro” no se ponía en cuestión, lo que se cuestionaba era su religión.
Aquí surge el plan de Cristóbal Colón llamado “Empresa de las Indias”, presentado a los reyes católicos. (Aquí, de nuevo, hay que lidiar con el mito de que Colón se habría lanzado al vacío, sin saber exactamente qué encontraría. Mentira. Colón contaba con mapas chinos. En esos mapas, lo que después serían las Américas aparecían como una extensión o península de Asia).
tiempo después pondría en sus diarios: “estos son pueblos sin religión”. A fines del siglo XV, en el imaginario europeo todos los seres humanos tenían religión y, por tanto, alma. De no tener alma, esos seres podían equipararse a bueyes o burros. Y así fueron tratados. Fueron sometidos a la esclavización.
El concepto de epistemicidio es de Boaventura de Souza Santos. Es la aniquilación, la extirpación, elexterminio de toda forma de saber que no sea la de quienes detentan el poder hegemónico.
Por cuanto al debate sobre el alma, esa resolución es la que se produjo a partir del juicio de Valladolid, de 1552, en el que se enfrentaron las posiciones de Sepúlveda y Las Casas.
En contraste, para Las Casas los indígenas americanos tenían alma, pero constituían pueblos “bárbaros” que debían ser cristianizados. (Ayer había que cristianizarlos; hoy hay que civilizarlos. En el fondo, lo mismo.)
En esa misma época, en el siglo XVI, se produce un quinto genocidio/ epistemicidio: el de lasmujeres sabias y transmisoras de antiguos conocimientos indígenas de Europa, llamadas brujas. Millones de mujeres fueron quemadas vivas. Pero en ese caso los libros eran ellas mismas. Con ellas murió su saber.
El “pienso, luego existo” cartesiano está montado sobre la idea de un universalismo: el conocimiento se produce más allá de cualquier particularidad y de cualquier situación específica, de cualquier marco social. (De aquí la palabra“UNIversidad”) Y ésta es la base para descalificar e inferiorizar cualquier otra forma de pensamiento “situado”, quecamufla y oculta al sujeto particular y situado, osea, cualquier otro conocimiento fuera del hombre (varón) occidental.
Enrique Dussell la describe como “conquisto, luego existo”.
Añádase a ello que Descartes, siendo francés, trabaja en Amsterdam, el nuevo centro del sistema- mundo después de la hegemonía del Imperio español.
Luc Gnago |
“Un ejemplo lo ilustrará”– argumenta el sociólogo Boaventura de Souza Santos- “El filósofo ghanés Kwasi Wiredu clama que en la cultura y el lenguaje de los Akan, el grupo étnico al cual pertenece, no es posible traducir el precepto cartesiano “cogito ergo sum”, “pienso, luego existo”. Esto es porque no existen palabras que puedan expresar esta idea. «Pensar», en Akan, significa «medir algo», lo cual no tiene sentido para esta frase. El «ser» de «sum» resulta también muy dificultoso para explicar, porque el equivalente más próximo es algo como «Yo estoy ahí», que tampoco tendría sentido en esta frase. (…) Esto significa que es posible desarrollar argumentos autónomos con base en la filosofía africana,(…) muchas ideas alternativas que ella puede expresar y que la filosofía occidental no puede hacerlo.”
El llamado es, entonces, a decolonizar las ciencias sociales y la universidad occidentalizada. Nosotros, los latinos, negros, asiáticos, decimos: “No queremos ser objeto de estudio, sino espacio de crítica radical al conocimiento que se produce y transmite en la universidad blanca”.