los ciudadanos de las localidades turísticas de Maricá y Saquarema,a 90 kilómetros de Rio, ésta última ciudad de pescadores, centro de los campeonatos mundiales de surf y de la Asociación Nacional de vóley de Brasil, se han sentido alarmados con la noticia de que en el mar Atlántico que las baña, con sus aguas limpísimas, donde es fácil ver pasear a ballenas y delfines, ha aparecido a 20 kilómetros de la playa, una mancha de crudo de 2.5 kilómetros de largo por un kilómetros de ancho, equivalente a un derramamiento de crudo de 1.600 litros.
Mancha de crudo entre Saquarema y Maricá
La noticia la han dado técnicos del Instituto de Medio Ambiente de Rio. Marilene Ramos, presidente del órgano del Estado de Rio ha llamado a la mancha“huérfana” porque no se sabe de donde ha salido. Me imagino – con todo respeto-, que no habrá sido por obra y gracia del Espíritu Santo, sino más bien de los navíos petroleros de Petrobrás que yo mismo veo desde mi despacho pasar los fines de semana a lo lejos en horizonte.
Y lo que más me ha llamado la atención y creado irritación es la nota que aparece en la información, dada por el diario Folha de São Paulo, de que, según el Consejo Nacional de Medio Ambiente, un derramamiento de crudo “inferior a 8.000 litros” es considerado “pequeño”, es decir una niñería.
Una de las grandes riquezas de Brasil en el futuro inmediato, la constituyen los grandes yacimientos de petroleo encontrados a altas profundidades, llamados de Pre-sal. Justo donde acaba de aparecer la nueva macha de crudo, cerca de Maricá es donde va a ser construido uno de los mayores puertos del mundo para recibir el crudo de Petrobrás. Va a ser el puerto más profundo de América Latina por lo que podrán atracar naves de gran calado.
La compañía americana de petroleo americana Chevrón ha tendido que abandonar sus explotaciones de petroleo en Brasil tras el desastre ecológico producido en estos mares. A sus 17 altos funcionarios les han sido prohibido abandonar Brasil para poder ser procesado aquí sin huir de la justicia. Y la compañía ha sido multada con mil millones de euros.
El peligro de que el oro negro de Petrobrás pueda seguir haciendo sangrar al Atlántico, contaminado playas idílicas hasta ahora incontaminadas, es real. Imagino que las autoridades estarán tomando precauciones.
Pero, por favor, que no vengan con esa locura de que una mancha de crudo en el mar de menos 8.000 litros es una tontería, como si muchos vertidos de pocos miles de litros no pudieran acabar dañando gravemente un mar y unas playa objeto de deseo del turismo internacional y una de las mayores riquezas y bellezas de Brasil que el petroleo puede acabar mutilando gravemente y para siempre.