Hace más de 9 meses una chilena, discípula de una chamana Mapuche que vive en la ecoaldea en Bolivia, nos habló de la importancia de celebrar este ritual milenario perdido en nuestra memoria. Desde ese momento comencé a compartir esta información con algunas amigas y comencé a practicarlo. Y hace muy poco me llegó de forma muy contundente, en una meditación, el comenzar a promover y facilitar la celebración de este ritual en colectivo. En especial comenzar en el mes de diciembre. Reunirse las mujeres que están en su luna los mismos días (se puede comenzar sola, yo lo comenze asi, y puedo dar fe de una fuerza increible que se siente de una conexion poderosa), realizar las recomendaciones para los cuatro días de la menstruación y en especial celebrar en conjunto el segundo día; el ritual de la “ofrenda” (ver anexo) tambien va adjunto un calendario lunar para guiarse.>
En las comunidades indígenas este ritual se hacia en un mismo sitio para todas, que era exclusivamente usado para eso, se llamaba la Cabaña de La Luna.
“La comprensión de los ciclos biológicos femeninos es un paso previo y fundamental para el redescubrimiento del universo de la mujer… En el pasado, cuando las sociedades eran matriarcales en su orientación social y religiosa, las mujeres solían rebosar de energía durante el flujo menstrual, como período de ritos y ceremoniales sacros. La primera medida del tiempo fue el tiempo menstrual, a partir de ahí se desarrollaron los calendarios y la astrología antigua…” (“Diosas” de Manuela Duna Mascetti)
> Esta es una invitación a tomar de nuestros ancestros lo que nos pueda servir ahora, a distinguir qué queremos y qué no, agradecerles de corazón, honrarlos profundamente y seguir adelante incorporando los tesoros perdidos que nos han legado. Este es realmente el verdadero “Dorado” que nos dejaron los indígenas de este continente y que tantas muertes provoco su búsqueda infructuosa, debido a la locura que causó la interpretación parcial de las imágenes arquetipales, confusión que aun tiende a dominar (teoría propuesta por Mircea Eliade, experto en religiones).
> Al re-vivir estas experiencias vamos a ir integrando cada quien lo que le corresponde, re-aprendiendo y recordando lo esencial de esas prácticas sagradas olvidadas.
> Por ejemplo algunos de los desafíos que se nos plantean son: re-aprender a fluir con la naturaleza, con nuestra naturaleza, que ella ponga la pauta y no nuestra mente, y la otra quizás la más importante es lograr re-enmarcar la idea del sacrificio por la de “ofrenda”, enfocándonos no en la culpa si no en el aprendizaje, en el agradecimiento.
> “El retorno de la diosa, con su sabiduría intuitiva, lunar, respetuosa a la naturaleza, representa la única esperanza para la renovación de este mundo sometido a la voluntad de dominio, monocorde y violento, que ha imperado durante toda la época patriarcal”.> (“Retorno de la diosa” Rowena Hill, profesora de la U.L.A.)