domi Los pecados de la iglesia católica

Colm O’Gorman tenía 12 años cuando, siendo monaguillo en la iglesia de su pueblo, sufrió abusos por parte de un sacerdote. El hoy Director Ejecutivo de Amnistía Internacional en Irlanda, es una de esas víctimas que ha dedicado parte de su vida a la lucha contra el abuso sexual a menores por parte de miembros del clero.

Su historia es uno de los hilos conductores del reportaje de En Portada “Los pecados de la Iglesia” que viaja hasta Irlanda para retratar una crisis considerada ya como uno de los mayores escándalos de la Iglesia católica.

Como O’Gorman, muchos tuvieron que guardar silencio durante años, sin poder revelar los sufrimientos causados por hombres que decían llevar la palabra de Dios. Si alguna de las víctimas se atrevía a denunciarlo, las autoridades eclesiásticas se limitaban a trasladarles de parroquia. Así se fueron cometiendo uno tras otro, los terribles casos que robaron la infancia de muchos pequeños y les marcaron de por vida.

Colm sufrió durante dos años y medio los abusos de ese sacerdote. El sentimiento de culpabilidad, los remordimientos y la impotencia marcaron una etapa de su vida, una experiencia que le marcó y que le hizo sentirse perdido durante casi 20 años. Colm finalmente supo salir de la pesadilla, denunció al cura, que acabó suicidándose, y escribió un libro en que relataba toda su experiencia, un hecho que le sirvió para rehacer su vida, fundó la asociación One in Four que se dedica a ayudar a las víctimas de abusos sexuales. Hoy en día continúa su batalla contra el abuso y su denuncia a la Iglesia católica por encubrir durante años estos casos.

Abusos en instituciones públicas religiosas

La iglesia católica irlandesa encubrió también los casos de abusos dentro de instituciones públicas religiosas. Toda Irlanda quedó conmocionada cuando el año pasado se hizo público un informe elaborado por una Comisión especial, durante nueve años, en el periodo que vade 1914 hasta el año 2000, en que se relataban los terribles casos de abusos contra decenas de miles de niños en más de doscientas instituciones.

Estos centros estatales administrados por diferentes órdenes religiosas escondían un mundo de horror y de crueldad contra los más débiles. Allí las víctimas eran los más vulnerables, niños huérfanos o de familias pobres o divididas. Niños, muchos de los cuales fueron ingresados con edades inferiores a los cinco años; una especie de campos de concentración donde decenas de miles de niños sufrían a diario todo tipo de abusos y vejaciones por parte de sacerdotes, monjas y otros trabajadores de estos centros.

El propio gobierno tuvo que pedir disculpas a las víctimas por no haber controlado estas instituciones y por su negligencia en las inspecciones que realizaban periódicamente los funcionarios del Estado.

En estos centros, a las víctimas no se les conocía por el nombre sino por el número que les daban, John Kelly era el número 253, pasó dos años y medio en un centro regentado por los Oblate Fathers. Kelly sufrió abusos sexuales y piscológicos , Kelly recuerda especialmente una noche, en la que le pegaron hasta que se desmayó del dolory en la que abusaron sexualmente de él. Una noche en la que Kelly se dio cuenta por primera vez del abandono que sufrió por parte de sus padres, de su desesperada llamada a Dios para que se lo llevara con él y su sentimiento de haber perdido la dignidad como ser humano.

Horrores que relata también una mujer, Christine Buckly durante los años que pasó en una institución de monjas denominada Goldenbridge, ella fue una de las primeras en romper el silencio de estos centros. Contó sus experiencias en un documental de televisión cuya emisión provocó una avalancha de denuncias por parte de niños que habían sufrido esos abusos en instituciones. Cristine Buckly relata su primer día en Goldenbridge cuando tenía cinco años, un día que nunca olvidará, unas horribles Navidades que marcaron el comienzo de doce años de horror y sufrimiento en ese centro.

Allí las pequeñas trabajaban sin descanso haciendo rosarios que después vendían las monjas, Christine relata como fue abusada sexualmente por un trabajador del centro , que abusó también de otras niñas y como las monjas, a pesar de que las niñas lo denunciaron, no hicieron nada por evitarlo.

Disculpas e indemnizaciones

El equipo de En Portada intentó entrevistarse con responsables en Dublin de las órdenes religiosas que regentaban estos centros. Las Hermanas de la Misericordia, administradoras de Goldenbridge no aceptaron. Esta Orden destinó 128 millones de euros para indemnizaciones. Tampoco quisieron hablar los Hermanos Cristianos, responsables de la mayoría de las instituciones para chicos investigadas en el Informe. Esta orden también ha pagado indemnizaciones millonarias y ha tenido que vender más de la mitad de su patrimonio para hacer frente a ellas.

El Papa Benedicto VXI ha pedido perdón a las víctimas de la pederastia en Irlanda y ha ordenado inspecciones en las diócesis y seminarios donde se cometieron abusos. Algo que difícilmente podrá encubrir todos los abusos de menores realizados por eclesiásticos y todos los documentos que confirman que tanto Juan Pablo como Ratzinger ocultaron durante mas de 40 años esos abusos.

Fuente:

http://www.rtve.es/noticias/20100414/pecados-iglesia/327636.shtml

 http://www.ateoyagnostico.com/2010/11/27/los-pecados-de-la-iglesia-catlica-documental/

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