El sentir compasión tanto para la filosofía oriental, judeo-cristiana, como para la filosofía budista está ligado a “sentir pena” por alguien que sufre, lo cual presupone una reprocidad y el expresar algo al otro y casi conlleva un intercambio equitativo. Yo te doy y espero algo a cambio, un reconocimiento de lo que te entrego, de lo que te aporto.
Para la Inteligencia Emocional por “compasión” nos aproximamos más a la definición que hace de ella Confucio: “la preocupación respecto a alguien sintiéndose solidario” y en este caso sentir compasión no requiere sentir pena o que el otro esté sufriendo y no presupone o espera algo a cambio.
Por lo tanto entendemos por compasión la “empatía en acción” y se basa en un pleno deseo de conectar con otros y responder a sus necesidades.
De esta forma un educador o educadora puede sentir compasión por sus alumnos y alumnas no por pena sino por el pleno deseo de conectar con ellos y de responder a sus necesidades. Lo mismo podríamos decir del empresario hacia sus trabajadores y trabajadoras entre otras.
A mí me ha ayudado mucho utilizar la palabra “compasión” como palabra compuesta; “com-pasión”. “Com” de comunicación y “pasión” como expresión del afecto por alguien.
Es por ello por lo que entiendo por compasión a la emoción que nos permite comprender o ponerse en el lugar de los demás desde el afecto y con afecto. Y mantener con ellos una auténtica, sincera y desinteresada relación de ayuda.
¿Necesitamos para ello sentir pena o que el otro sufra?
Entendiendo de esta forma la emoción de la compasión, nos permite ponernos en el lugar de los demás, detectar sus necesidades y hacer todo lo posible por ayudarle a satisfacerlas o por lo menos no perjudicarle en el logro de las mismas.
Estoy convencido de que si el ser humano utiliza este principio de compasión las cosas cambiarían en nuestra forma y manera de relacionarnos.
La emoción de la compasión la podemos utilizar en todas nuestras relaciones con las personas cercanas, familiares, amigos y personas desconocidas con las que nos encontramos solo alguna que otra vez.
A mí me gustaría que por la mañana, aún medio dormido y al dirigirme a tomar un café a una cafetería me encontrase con un camarero que sienta “compasión” hacia mi, me comprenda y trate con afecto (empatía en acción).
Amigo lector… y tú ¿qué entiendes por compasión y cómo la usas? ¿Tienes alguna experiencia positiva o negativa de alguien que ha utilizado contigo esta bella y positiva emoción?
http://www.blogseitb.com/inteligenciaemocional/2010/02/10/tener-compasion/