Hicimos un ejercicio simple. “¿Cuéntanos tus recuerdos de tu escuela?” Éramos varios y diversos. “Cuéntanoslos en 3 minutos; cifra tus recuerdos en algún relato breve.”
Temíamos los estereotipos, las reconstrucciones convergentes que la escuela nos enseña a hacer. Complacer y complacernos. Temíamos relatos cándidos que resaltaran la dimensión loable de la escuela, las abnegaciones conmovedoras de las maestras, los deberes necesarios y cosas por estilo. Pero no.
El primero fue un relato de frustración profunda: mi escuela nunca me entendió; no me dejó ser el que yo quería ser; me hizo sufrir. El segundo contrastó su amarga experiencia escolar mexicana con su gran experiencia de high-school en Estados Unidos; destacó la libertad de la segunda, su apertura, la motivación general. La tercera persona empezó contando que su experiencia había sido maravillosa; que había disfrutado muchísimo la escuela… y mientras contaba qué había disfrutado de la escuela concluimos en que más que haber disfrutado la escuela, y menos por la escuela, ella había disfrutado mucho en la escuela, pero por fuera de lo escolar. Teatro, artes, compañeros, recreos y excursiones. Y así siguieron, uno tras el otro. Cayeron experiencias oscurísimas; otras matizadas, realizadas en las periferias de lo escolar y de la escuela; algunas amnesias sintomáticas y casi totales. Un telón veteado, pero gris, se desplegaba en el fondo de nuestra convivencia; una tensión de algo nos levantaba y nos coaccionaba.
La conclusión se impuso sin esfuerzo: lo escolar de la escuela no nos volvía como realización personal. Al contrario, cuando volvía, lo hacía como frustración, como opresión, como resistencia a mi propia realización personal. Como impedimento.
El ejercicio fue hecho con un grupo de educadores, hablando de educación. Personas que tenemos a cargo, directa o indirectamente, instituciones educativas. Personas –en definitiva- que todos los días alimentamos un modelo que deploramos. Profesionales que dedicamos nuestra vidas a desplegar una institución que no nos dejó realizarnos.
Caímos en la trampa. Nos dejamos atrapar por nuestras propias contradicciones.
Pero el problema no es que hayamos caído en la trampa, sino qué haremos mañana, después de habernos contrastado. ¿Cambiaremos? ¿Haremos de nuestra contradicción un motor de transformación? ¿Mantendremos la incomodidad hoy lunes? ¿O reabsorberemos, como nos enseñó la escuela? Y nos justificaremos y diremos que no podemos y que más adelante y que tampoco es para tanto y así…
El encuentro era para discutir la otra escuela, la escuela por venir. Y el ejercicio estuvo bien porque no hay manera de discutir la otra escuela si no entramos en crisis con esta escuela. Sin crisis, la discusión queda hueca, no enraíza, no nos involucra.
La dinámica fue calentándose, porque a medida que avanzábamos más incómodos nos poníamos… con nosotros mismos. Sentimos que aquélla invitación abstracta y fría a discutir la nueva escuela se había vuelto de pronto una apelación violenta, incómoda, activa y desestabilizadora. Y hubo que acabar antes. En parte porque a esa hora empezaba la final de Champions, pero en parte también porque aquéllo que había empezado como un ejercicio retórico más, neutro y tranquilo (más o menos entretenido), se había vuelto ahora una implicación inesperada y muy poco práctica para esa tarde soleada en el DF.
Dijimos basta; sacamos la foto de familia de los 22 o 23 que éramos y nos volvimos cada uno a lo suyo. De aquí en más, el problema será qué querrá decir lo suyo para cada quién.
Yo quedé satisfecho. No fue una discusión, fue una apelación. O fue un encuentro, fue un fructífero y honesto desencuentro. ¿Cuál es la diferencia? En la discusión, participo racionalmente, con esa distancia emocional que me protege y me resguarda. En la apelación, ya no tengo salvación; quedo involucrado. Aunque niegue, aunque pretenda desconocer, ya nada será lo mismo.
Ya estoy de regreso en Sao Paulo.
Twitter del autor: @dobertipablo
http://pijamasurf.com/2014/05/el-inversor-un-simple-ejercicio/
Tendríamos que hacer estas terapias más a menudo
https://www.change.org/es/peticiones/gob-de-espa%C3%B1a-retiren-la-ley-de-telecomunicaciones-que-permite-a-las-telef%C3%B3nicas-expropiar-azoteas-para-instalar-antenas?alert_id=zueBeBdfSb_q%2BMkm4ZoLnNulo2wNBf%2Ftm29YPfgYWk2MeX4gPbBrBk%3D&utm_campaign=68000&utm_medium=email&utm_source=action_alert
Change.org
Gob. de España: Retiren la ley de telecomunicaciones que permite a las telefónicas expropiar azoteas para instalar antenas
Creada por Alexandra Sosa Gil
Firma esta petición
¿Sabías que, por ley, los operadores de telefonía pueden instalar una antena en tu azotea sin tu permiso?
Como lo oyes. El día 29 de Abril se aprobó la nueva Ley de Telecomunicaciones que permitirá a las compañías telefónicas instalar antenas de telefonía móvil en cualquier azotea sin que ni la comunidad de vecinos ni el ayuntamiento pueda hacer nada al respecto. A partir de ahora,las operadoras solo tienen que pedir al Ministerio de Industria la autorización para colocar antenas en una determinada azotea que será catalogada como «servidumbre de paso especial». Y declara a las operadoras como posibles beneficiarios de la expropiación de bienes en comunidades de propietarios para poder instalar las antenas.
Firma esta petición para que no se aplique la ley que permite a las telefónicas hacer libre uso de nuestras azoteas, porque cada vez hay más evidencias que relacionan la cercanía de estas antenas con el aumento de casos de cáncer.
Firma y difunde esta petición porque no podemos permitir que este país siga remando en la dirección que imponen las grandes empresas, mientras los ciudadanos practican la supervivencia extrema.
Gracias.
Considero que el conocimiento idóneo para una educación de calidad se encuentra disponible pero fragmentado y es asunto de recopilar esos conocimientos para relucirlos concentrados en un folleto, libro o video (expuesto a permanentes actualizaciones) y con él llegar a los adultos ávidos de que a las nuevas generaciones se les facilite el acceso a su innato potencial y sean felices en sus vidas, situación para la que el buen trato psicológico es clave.
Un compendio que integra a los conocimientos que dan una profesión con los espirituales, los de la experiencia directa con la vida y sus leyes naturales, así constan como temas a tratar, en lo posible contrastados: los del egoísmo y el dar, el buen y el maltrato psicológico, los pensamientos, la intención, la imaginación, la pasión, causa y efecto, estar en el presente, en paz consigo mismo, escuchar la voz interior o consciencia, la intuición o corazonadas, la sincronía, la actitud, el agradecer, el miedo, el pensamiento crítico, los mensajes de las experiencias, la unidad en la diversidad, etc.
Todo un paquete de temas dignos de entender a cabalidad en esta experiencia corpórea, los que liberan de la ignorancia y expanden la consciencia, que si una suficiente cantidad de congéneres los entendieran, obviamente que las preocupaciones por la supervivencia y superfluos serían superadas y la estadía en el planeta, para todas y todos sería mucho más placentera, uno o varios peldaños arriba. Tarea de equipo.