La Conferencia de Seguridad Diálogo Shangri-La que concluyó en Singapur puso de manifiesto las crecientes divergencias entre los países de Asia y supuso el toque final en el desarrollo de la doctrina de contención de Pekín diseñada por Washington, escribe hoy Kommersant.
Fundada hace más de una década, la conferencia Diálogo Shangri-La se ha convertido en un foro que reúne anualmente a representantes de círculos políticos y militares de cerca de 30 países.
Este año, la conferencia no hizo más que demostrar la existencia de líneas divisorias en Asia a raíz de los conflictos entre China y otros países de la región.
Desde el principio, EEUU y Japón acusaron al gigante asiático de atentar contra la seguridad de la región.
En este sentido, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, enumeró los actos de Pekín que, según Washington, desestabilizan la situación en Asia.
Entre otras cosas, fueron mencionados los intentos de China de bloquear el acceso a islas del mar de China Meridional y a la explotación de petróleo en la región de las islas Paracelso, en aguas territoriales de Vietnam.
El vicejefe del Estado Mayor chino, Wang Guanzhong, respondió a las críticas lanzadas contra Pekín y acusó a Japón y EEUU del aumento de la tensión en la región.
En cuanto a las disputas territoriales que mantiene China con sus vecinos, el funcionario aseguró que “no habrá concesiones”.
El ministro de Defensa de Malasia, Hishamudin Hushein, también presente en el foro, advirtió a los participantes de las consecuencias de la retórica irreconciliable y recordó que la Primera Guerra Mundial comenzó por un incidente fortuito.