Fuente: http://noticias.lainformacion.com/interes-humano/sociedad/parrillas-el-pueblo-de-toledo-que-vive-un-corralito-a-la-argentina_C3AXB24hfXTPFFyvTPZap7/

La localidad toledana de Parrillas vive con angustia desde hace unos meses. Y todo porque está sufriendo una situación muy similar a la que convulsionó Argentina a principios de los años 2000 cuando el famoso ‘corralito’.

Por aquel entonces, el gobierno de Fernando de la Rúa en diciembre de 2001 restringió la libre disposición de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorros. Una medida que se prolongó casi un año hasta que se anunció oficialmente su fin el 2 de diciembre de 2002.

Una situación parecida la está viviendo una gran parte de la población de este pequeño municipio de apenas 400 habitantes, entre Talavera de la Reina y la provincia de Ávila. ¿La causa? La cooperativa San Isidro, donde están depositados ahorros y domiciliadas pensiones, ha restringido la retirada de efectivo.

«Estamos fatal», confiesa Manuel, uno de los afectados, a teinteresa.es. «La mala situación viene de lejos aunque ha empeorado desde principios de año», asegura.

«Mientras se retiraban pequeñas cantidades, la situación se sostenía. El problema vino cuando se empezaron a pedir reintegros de grandes sumas». Ahí fue cuando llegó la puntilla: no había dinero.

La cooperativa nació en los años 50

La cooperativa San Isidro nació en los años 50 con la finalidad de ayudar a los ganaderos y agricultores de la zona. «Empezó con un molino para los vecinos del pueblo que compraban pienso más barato que en otros sitios. La cosa fue bien durante muchos años», afirma Manuel. El molino, ahora cerrado, fue el inicio de la cooperativa para los agricultores y ganaderos de la localidad.

La cooperativa permitía a los socios ingresar su dinero y recibir préstamos rápidamente y con intereses más bajos que en un banco. Con el paso de los años, la cooperativa comenzó a dar préstamos para financiar proyectos que no tenían nada que ver con los trabajos de la zona.

Es ahí, al abrir la sección de créditos, cuando la cosa se empezó a torcer. «Al principio era para pequeñas necesidades de los socios, pero la cosa fue a más y empeoró cuando, sobre todo gente de fuera llegaba, pedía grandes cantidades, los créditos se concedían… pero luego no se pagaban».

«El único requisito -cuenta Manuel- para pedir un crédito era ser socio de la cooperativa. Nada más. Pagabas 90 euros y ya podías pedir dinero para comprar una nave, una casa… cualquier cosa. El problema es que no se hacían las evaluaciones de riesgo que sí hacen las entidades bancarias. Y ahí es donde está el problema. Mucha gente, que venía rebotada de los bancos, llegaba aquí para pedir dinero. Un dinero que se concedía sin pegas».

Mientras la gran mayoría de los ahorradores son de Parrillas, los créditos se concedieron también a gente de otras localidades de la comarca, incluso de la vecina Ávila o de Madrid.

Precisamente, la crisis económica, en parte, ha sido la que ha provocado la situación actual. Algunos de los beneficiarios de los créditos no han podido hacer frente los pagos, la cooperativa se ha quedado con las propiedades, pero se ha quedado sin dinero en efectivo para entregárselo a sus cooperativistas.

La gasolinera, un bar…

Mientras la cosa iba bien y la cooperativa crecía también lo hacía su patrimonio. Así al molino se sumó la propiedad de la gasolinera o un bar que alquila en la plaza del pueblo. A esto hay que añadir luego otros inmuebles (naves, terrenos, chalets…) con los que se ha quedado por los impagos de créditos.

«La gasolinera está abierta pero no vende combustible porque no hay dinero para pagarlo. El chico que la lleva la tiene abierta porque puede vender algunas cosillas en la tienda», cuenta Manuel. Al menos el bar «sí funciona».

Un ‘agujero’ de más de tres millones de euros

La situación es complicada ya que la cooperativa no es una entidad bancaria, aunque según cuentan en el pueblo en algún momento tuvo algún tipo de vinculación con la Caja Rural. «Al no ser un banco nuestro dinero no está asegurado así que tenemos que movilizarnos para conseguir recuperar los ahorros de toda una vida», dice Manuel.

De los alrededor de 500 socios, más del 75% están vinculados a Parrillas así que prácticamente todos los vecinos están afectados por el ‘agujero’ dejado por la cooperativa.

La junta directiva de la cooperativa, semidesaparecida, controla la única oficina bancaria del municipio, oficina que sigue abriendo unas horas y en la que trabaja una sola empleada y sin apenas trabajo.

«Ya casi nadie tiene domiciliada allí ni la pensión ni los recibos», según cuenta Manuel. «La gente fue retirándolos cuando se empezaron a dar las pensiones troceadas o se devolvían recibos».»El problema lo tenemos los que tenemos dinero en cuentas de ahorro y depósitos porque no debemos nada pero no podemos recuperar nuestro dinero», afirma.

En total, la cooperativa tendría algo más de 3 millones de euros de los que 1,8 aproximadamente sería de créditos y el resto correspondería a cuentas de ahorro de los socios, según asegura Manuel. «Si no hay dinero sólo se entiende porque para conceder créditos, se tiraba del dinero de las cuentas corrientes hasta que se ha acabado».

Una plataforma para defenderse

Hace apenas una semana, los afectados crearon una plataforma, junto con el Ayuntamiento y otras asociaciones de la localidad, para llevar su problema «hasta donde haga falta», dice Manuel.

«Lo que no puede ser es que gente con 80 años o más, vayan a ingresar en una residencia y no tengan dinero para pagarla», denuncia el afectado.

«Hemos escrito a la presidenta de Castilla La Mancha para que nos reciba, a bancos para ver si quieren hacerse cargo de nuestro patrimonio y así poder recuperar nuestro dinero, a medios de comunicación…», confiesa Manuel. Y no les ha ido mal ya que varias cadenas de televisión se han echo eco de este problema. Ahora sólo hace falta que les llegue una solución.

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