El final de las clases supone una alegría para los niños. Se acabaron los madrugones, los deberes y el tener que ir a la cama cuando todavía es casi de día. Sin embargo, el fin del curso escolar supone, lamentablemente, para muchas familias españolas una gran preocupación por el cierre de los comedores, el lugar donde sus hijos hacen la comida fuerte del día.
En España ya hay 768.800 hogares en lo que no entra ningún ingreso, según los datos de la última Encuesta de Población Activa publicados en abril. Además, el 29,9% de los niños españoles vive en hogares bajo el umbral de la pobreza, según un informe de abril de la ONG Save the Children.
Esa situación de precariedad hace que cada vez sean más los menores que encuentran en los comedores escolares ese plato de comida que en su casa difícilmente pueden darle. Tienen así acceso a una alimentación sana y equilibrada que se puede ver cortada en los meses de verano cuando terminan las clases.
Ante esta realidad, la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, ha hecho un llamamiento a las comunidades autónomas para que dejen abiertos los comedores en los meses estivales. Una petición que ha sido acogido de manera desigual en los distintos territorios.
Pincha en la imagen para conocer en esta galería lo que las autonomías van a hacer al respecto y las peticiones que hacen padres y profesores ante esta situación de carestía.