¿En realidad importa el resultado que tenga tu selección nacional en el Mundial? ¿En realidad ganas cuando ganan, en realidad “todos somos la selección”? Por más proyección metafísica de identidad que hagamos, las personas que juegan en la cancha de juego no son las personas que ven el partido en el estadio o por televisión. Podemos invocar una conexión a distancia, la famosa “vibra”, un entrelazamiento cuántico, telepatía o vudú, pero por supuesto este ya no es el terreno del deporte y la política (y generalmente es sólo una estrategia de marketing). Y aunque invoquemos un principio de resonancia, siguiendo lo que Borges decía de los lectores de Shakespeare, que al leer fervientemente sus líneas se convertían en el mismo bardo, en ese mismo instante que se repite con una misma cualidad en el tiempo, entonces, esto sería cierto con cualquier jugador, no obstante el país y con cualquier actividad, siguiendo un vínculo de simpatía.
¿Acaso más bien no es este –la parafernalia de la Copa del Mundo y el fanatismo deportivo en general– uno de los más vulgares y crasos ejemplos de propaganda, enajenación y creación de identidades superfluas en función del consumismo… el viejo pan y circo?
El futbol es uno de los más grandes negocios que existen, tan redondo como el balón. Participan organismos como la FIFA, comités organizadores, federaciones locales, televisoras, agencias de marketing y de promoción de los jugadores, apostadores, equipos y jugadores (que, aunque disfrutan brevemente del endiosamiento de la imagen, son a fin de cuenta sólo instrumentos para la diseminación de una propaganda aspiracional, similar a lo que ocurre con los modelos de artículos de consumo: en México incluso son vendidos a equipos en un “draft” que se apoda “mercado de piernas”, sin que los jugadores puedan decidir si quieren ir o no a tal equipo). Indirectamente, haciendo uso político, también participan los países con sus gobiernos y las grandes corporaciones alineadas que dictan el sistema financiero global; los países se sirven del aglutinamiento de identidades que el futbol genera y de la distracción masiva que les permite manipular la agenda de noticias, desactivar conflictos, diluir críticas o llegar a acuerdos y pasar leyes fast-track (los “goles de madruguete político”); las corporaciones y el sistema capitalista evidentemente tienen el usufructo del frenesí de consumo que generan eventos como el Mundial, pero además también basan de manera sustancial su estrategia de branding en este evento, que es percibido como el culmen de las asociaciones positivas y profundas en la psique del consumidor: es el momento de bombardear con el fin de invadir tautológicamente el inconsciente del sujeto programable y congraciarse con él. (Los que no se benefician de esto son las comunidades locales, como ocurre con el pueblo brasileño ante los gastos excesivos del Mundial 2014: es un deporte del pueblo pero un negocio elitista).
* * *
Coincide en Borges una indiferencia y un desinterés en la política y en el futbol. Lo que animaba su curiosidad eran las ideas, las arquitectura de mundos mentales, ese gran río de murmullos que cruza el tiempo que es la literatura. En su ars poetica el escritor no tenía por qué tener un compromiso con una cierta inclinación política –no tenía por qué definirse como una persona de izquierda o derecha, etc o dedicarse a escribir panfletos–; su deber era consigo mismo y con el arte, con la literatura misma que no es por supuesto una rama de la moral (lo que importa es si un escritor escribe bien no si es buena persona, si es capaz de ver lo que los demás no ven, no sí piensa de manera correcta). Borges fue muy criticado por no pronunciarse en contra de la dictadura y en contra de numerosos gobiernos o actos antidemocráticos, inhumanos o injustos según el dictamen generalizado de la comunidad internacional –ese metajuicio de lo políticamente correcto para el intelectual. Cuando tuvo que describir su postura política, dijo que era conservador, pero siempre desde la distancia de su agnosticismo, nunca desde el fanatismo.
Cuando uno quiere criticar la enajenación del futbol, Borges aparece como una buena opción para legitimar el discurso. Aunque algunas personas puedan considerarlo como poco viril, poco inclinado a las pasiones del cuerpo y por lo tanto incapaz de comprender la atracción de los deportes, ese instinto marcial sublimado o domesticado, también es cierto que hay poco de esta energía vital en el acto mayormente pasivo de ver un partido de futbol. Asimismo, salvo el caso de algunos exquisitos manieristas exentos del resultadismo, el espectador de futbol no es un observador objetivo o individuado, como el narrador omnipresente de una obra, sino que es un observador arrastrado por la emoción multitudinaria que quiere de alguna manera intervenir y proyectarse al campo de juego –olvidar su presente-, a la vez que se ve afectado por el resultado de un juego que no ha jugado y sobre el cual no tiene ningún efecto. Y como tal exhíbe un dejo de frustración y de pueril transferencia. Borges decía que “El futbol es popular porque la estupidez es popular”. Es estúpido sufrir por algo en lo cual no tenemos participación ni influencia –por más que creamos noble o elevado concebir sentimientos abtractos de identificación y así concebirnos como encarnaciones de nuestro país o de nuestro equipo y por lo tanto estar sujeto a lo que les ocurre. Quizás el rasgo más claro de la estupidez de nuestra sociedad es el verse inmiscuido en el trance colectivo de los medios masivos de comunicación, en las telenovelas, en el futbol, en el marketing que preda sobre nuestros deseos aspiracionales y nuestras inseguridades y responder a sus llamados, yendo a la tienda, comprando los productos, sintonizando el televisor, en respuestas zombie-pavlovianas o, usando el término de de McLuhan, narcótico-narcisistas.
En una nota publicada en el diario La Razón ante la Copa del Mundo en Argentina 78, Borges conversa sobre futbol con Roberto Alfiano (quien luego publicó un libro sobre Borges en el que incluye este díalogo).
– ¿Fue alguna vez a ver un partido de fútbol Borges?
– Sí, fui una vez y fue suficiente, me bastó para siempre. Fuimos con Enrique Amorim. Jugaban Uruguay y Argentina. Bueno, entramos a la cancha, Amorim tampoco se interesaba por el fútbol y como yo tampoco tenía la menor idea, nos sentamos; empezó el partido y nosotros hablamos de otra cosa, seguramente de literatura. Luego pensábamos que se había terminado, nos levantamos y nos fuimos. Cuando estábamos saliendo, alguien me dijo que no, que no había terminado todo el partido, sino el primer tiempo, pero nosotros igual nos fuimos. Ya en la calle yo le dije a Amorim: “Bueno, le voy a hacer una confidencia. Yo esperaba que ganara Uruguay –Amorim era uruguayo- para quedar bien con usted, para que usted se sintiera feliz”. Y Amorim me dijo: “Bueno, yo esperaba que ganara Argentina para quedar, también, bien con usted”. De manera que nunca nos enteramos del resultado de aquello, y los dos nos revelamos como excelentes caballeros. La amistad y el respeto que ambos nos profesábamos estaba por encima de esa pobre circunstancia que era un partido de fútbol.
Un poco de la elegancia inglesa que tanto admiraba (y por lo cual se le resentía en su país), que en una especie de ingenuidad esconde mordacidad e ironía. En esa misma conversación Borges luego responde a Alfiano, que el futbol es popular porque la estupidez es popular.
– Yo no entiendo cómo se hizo tan popular el fútbol. Un deporte innoble, agresivo, desagradable y meramente comercial. Además es un juego convencional, meramente convencional, que interesa menos como deporte que como generador de fanatismo. Lo único que interesa es el resultado final; yo creo que nadie disfruta con el juego en sí, que también es estéticamente horrible, horrible y zonzo. Son, creo que once jugadores que corren detrás de una pelota para tratar de meterla en un arco. Algo absurdo, pueril, y esa calamidad, esta estupidez, apasiona a la gente. A mí me parece ridículo.
Borges al parecer no era sensible a la estética del futbol, y en esto sin duda podemos diferir. Pero a fin de cuentas son pocos los que ven futbol como un ejercicio de contemplación estética… como quien contempla una escena bucólica o como un fláneur atraído por ciertos ángulos e inflexiones urbanas. El aficionado prototípico busca el desfogue del triunfo, el alarido de pertenencia con un equipo de calidad que ha repasado a otro o con una nación que se piensa superior cuando triunfa y se puede comparar con otros países (o en el caso de algunos franceses, probablemente inspirados por el racismo que genera una selección multiétnica cuando su país pierde y puede culpar a un sector ). (Esta tabla de afectos y aversiones por países en la Copa del Mundo es muy ilustrativa). En algunos casos se contenta porque su equipo juega bien o da pelea a un equipo históricamente superior, pero no por el placer que le produce el futbol desempeñado en un aspecto puro, sino porque realza su identidad (tener un equipo que la crítica elogia), o le da confianza para el futuro: cuando entonces sí pueda ganarle a los grandes.
Se dice que el futbol une a la gente. Y si bien es una buena excusa para socializar y distender, en realidad lo que une, en el trance de un torneo o en la estela que deja un título, son los sentimientos dispersos de nacionalismo, de euforia chocarrera y de autoafirmación. Si bien es cierto que existen países donde muchos individuos tienen poca seguridad en sí mismos, es ridículo pensar que el futbol sea un revulsivo que lleve a las persona a psciológicamente afirmar su individualidad y desprenderse de sus complejos. Esto es algo que se hace justamente individuándose y desmarcándose de las improntas y los paradigmas colectivos. Otra cosas es que el triunfo en el deporte genere, como ocurre con la naturaleza con la habituación, más triunfo en el futuro, esto es natural, pero se limita solamente al deporte y logra cambiar la mentalidad solamente de los jugadores que participan. Si bien puede hacer una tregua momentánea entre personas de diferentes etnias, lenguas o posturas políticas dentro de un país, el efecto no es de ninguna forma duradero, es como la tregua breve que hacen dos personas cuando se emborrachan.
Buena parte de lo que chocaba a Borges del futbol tenía que ver con el nacionalismo que observaba a consecuencia de éste en Argentina, quizás el país con la hinchada más pasional y violenta del mundo (después de que sus enemigos los ingleses erradicaran a los hooligans). Tanto el nacionalismo como el futbol, le merecían el mismo calificativo: “El nacionalismo sólo permite afirmaciones y, toda doctrina que descarte la duda, la negación, es una forma de fanatismo y estupidez”, escribió Borges, quien incluso participó en 1984 en un foro en Tokio en el que se discutió el nacionalismo, señalando que éste tenía el peligro de dividir a las personas. ¿Acaso no ocurre eso mismo con el futbol que divide más que une? Nos divide al menos en personas definidas por un país: somos mexicanos, chilenos, alemanes, iraníes, estadounidenses, con una carga histórica y una percepción política particular, con numerosos clichés, antes que personas del planeta tierra e individuos únicos. Borge creía en abolir las fronteras, lo cual en ningún sentido significa homogeneizar al mundo o erradicar las diferencias, sino permitir el intercambio sin etiquetas. Seguramente esto sería política y económicamente desastroso, especialmente para algunos países chicos, etc., pero la afirmación no tenía este sentido, sino que su espíritu era el de eliminar el nacionalismo y todos sus efectos colaterales.
En fín, con esto no quiero amargar el placer de ver un buen partido de futbol, especialmente si es un hábito esporádico.Principalmente el interés es hacer consciente el acto de ver un partido de futbol y en general de participar en todo entorno mediático o colectivo, y ser capaz de discernir hasta qué punto al hacerlo perdemos nustra inteligencia crítica y llegamos a enajenarnos. Un poco de autorreflexión –sobre lo que pasa dentro de nosotros cuando hacemos algo o recibimos un programa– nos hace inmunes hasta cierto punto y permite disfrutar de un partido de futbol sin sufrir si el resultado no es el que queríamos. El futbol es sin duda un gran espectáculo y tiene algo más de místico y estético de lo que Borges fue capaz de ver. Borges, que amaba las representaciones cabalísticas, las métaforas del universo y la divinidad, quizás no entrevió en el juego de futbol una imagen del universo, de su secreto orden; tampoco atisbó una poesía física o reconoció el impulso evolutivo de luchar y competir (una desvaída transmigración de los dioses griegos que impulsaban a los héroes a batirse). Pero todos los juegos tienen esta veta, hay un sentido lúdico profundamente arraigado a la existencia –que sublima lo absurdo– y el futbol es una manifestación, aunque quizás un poco contaminada, de esta misma esencia. Borges prefería el otro juego, el juego cósmico “de la indivisa divinidad que opera en nosotros” y sueña el mundo, que quizás no tenga ganador y sea infinito.
Twitter del autor: @alepholo
http://pijamasurf.com/2014/06/borges-sobre-la-estupidez-del-futbol-y-la-manipulacion-del-nacionalismo/
En esto no estoy de acuerdo con el gran escritor, creo que el fútbol es una manera de unir a las personas sin distinción de posición social y demás, divierte a los niños y a los no tan niños, da alegría, además de ser muy bueno para la salud….estoy mirando algunos partidos del mundial, me gusta.
Discrepo de su comentario porque para defender o atacar vamos a asumir unas posiciones caprichosas, típicas del fútbol, en la que está primero el arraigo, tradición, costumbre y repetición por encima del uso de la razón y por eso enceguecidos fanáticos nunca van a aceptar que ese «deporte» que mueve más millones que masas es y has ido siempre el medio perfecto para ocultar turbios dilemas éticos y morales de la humanidad. Estoy totalmente de acuerdo con el gran escritor porque el fútbol sí destruye y separa después de haber aparentado una unión comercial mediática en la que el único propósito era ver en otros reflejado un yo, un sujeto que no se sentía solo y en un afán de protagonismo y de necesidad de aceptación hacía parte de una ola gigante que, como en el océano, era borrada por otras y olvidada fácilmente. El fútbol es solo eso, necesidad de aceptación alimentada por impulsos nacionalistas momentáneos sobre aspectos populares. Si fuesen tan nacionalistas se pondrían la camiseta por el país en asuntos verdaderamente relevantes, prioritarios e importantes.
Aunque siempre me gustó el Fútbol, hoy por hoy, siento como lo describe Borges, siento que es una tremenda herramienta en manos de quienes manejan los hilos de nuestra humanidad (los títeres), al igual que la medicina oficial, el estado, la política, la democracia, la publicidad, los noticieros etc. etc. etc.
Con esto no quiero entrar en discusiones de si es bueno o malo, solo os comparto mi apreciación particular
A Borges nunca nada que tuviera «olor a popular» le gustó demasiado. Si bien es correcto pensar que el football es utilizado para alienar a las masas, no es «justamente Borges» alguien autorizado moralmente para hacer esta critica ya que toda su postura ideologica es la misma que profesa esa «elite» que se encargo de «alienar a las grandes mayorias» (cuando no directamente asesinarlas) con fines de dominacion politico- economica. Claro que desde un lugar en el que nunca «se mancho las manos » (como su admirado General chileno Pinochet)…el pertenecio (dentro de la «elite») al grupete de los «respetables intelectuales»…
Borges fue un gran escritor…solo eso… personalmente, solo merece mis respetos como artista…el resto me parece mas bien lamentable…
Para bien o para mal, yo pienso del fútbol como Borges. Todas estas discrepancias le costaron no alcanzar el Premio Nobel. Pero no importa, ya que lo tiene en la mente universal.
Opino igual que Sofía. El deporte es bueno y el fútbol lo es, pero no así su entorno que está podrido.
Discrepo de su comentario porque para defender o atacar vamos a asumir unas posiciones caprichosas, típicas del fútbol, en la que está primero el arraigo, tradición, costumbre y repetición por encima del uso de la razón y por eso enceguecidos fanáticos nunca van a aceptar que ese «deporte» que mueve más millones que masas es y has ido siempre el medio perfecto para ocultar turbios dilemas éticos y morales de la humanidad. Estoy totalmente de acuerdo con el gran escritor porque el fútbol sí destruye y separa después de haber aparentado una unión comercial mediática en la que el único propósito era ver en otros reflejado un yo, un sujeto que no se sentía solo y en un afán de protagonismo y de necesidad de aceptación hacía parte de una ola gigante que, como en el océano, era borrada por otras y olvidada fácilmente. El fútbol es solo eso, necesidad de aceptación alimentada por impulsos nacionalistas momentáneos sobre aspectos populares. Si fuesen tan nacionalistas se pondrían la camiseta por el país en asuntos verdaderamente relevantes, prioritarios e importantes.
Mientras vemos futbol no pensamos en otra realidad más cruda…es como el opio del pueblo…
Quien decia que «La religion es el opio de los pueblos» era Marx… A lo mejor deberiamos pensar en esa dimension que convierte en «alienante» cosas que por si mismas, no lo son…
una opinión….. sin mas valor que eso.-
toda persona , de cualquier País, que ha tenido acceso a una educación privilegiada…. es elitista, sin excepción.-
sea Japones, Ingles, Español, Estadounidense, o Argentino.-
es , casi, algo inevitable para estas personas….. que fueron educados en un nivel, donde la «cultura» de la gente comun …. no puede llegar.-
es casi normal para ellos, sentir fastidio, casi diria Yo, sentir repugnancia o sencillo desprecio, por las cosas que ellos llaman «vulgares».-
una breve lista: futbol, musica popular, ropa barata, comidas sencillas, vinos de baja calidad, posters en vez de cuadros, hablar un solo idioma…..
pero resulta… que lo que estos personajes olvidan… es que no todos tenemos los mismos gustos….ni las mismas oportunidades en la vida.-
a mi tampoco me gusta el Futbol…. pero tampoco me gusta Shakespeare…me aburre…. me aburre Romeo y Julieta (dos idiotas), me aburre Hamlet (demente ezquizofrenico…), me aburre Sueños de una Noche de Verano (señoritos y señoritas que se quieren tirar una cana al aire, de sexo y alcohol sin culpa….)…la Divina Comedia (la lei por obligacion….)… el David de Miguel Angel (no me dice nada….no se que le ven…)…. La Mona Lisa (no entiendo eso de «enigmatica sonrisa…conozco mucha gente que se sonrie asi…y no es para nada enigmatica…»)….Kandiski (mis sobrinos hacen lo mismo…)… Picasso…(no se que le ven al Guernica… es un collage de imagenes ….)….
soy un Bruto instruido.-
¿con eso dije todo verdad?… yo se muy bien que el solo escribir esa frase… ya me coloca automáticamente una etiqueta «especifica».-
curiosamente los textos de Borges si me gustan.-
Yo lo comprendo a Borges….. ser tan educado, tan refinado, y vivir en un mundo rodeado de gente vulgar…..gente común……
Borges, por su estatura intelectual…. se volvió arrogante, intolerante….no supo comprender, o perdió el contacto con ese hombre común, que es el hombre nuestro de todos los dias.-
TODOS debemos cuidarnos de no volvernos como El…..ya que por el hecho de haber leido unos libros mas que el resto de los mortales, o haber viajado mucho, o haber estudiado en Universidades de lujo, o tener antepasados ilustres, o un ADN ilustre, o amigos de apellidos importantes…..somos mejor que los demas.-
al final… un puñado de bacterias y gusanos nos iguala a todos.-
las bacterias y los gusanos son muy democráticos, y para ellos todos somos iguales.-
Profesor J
Con todo respeto, estimado Profesor, pero no concuerdo con su posicion. Existen muchos intelectuales e hijos de familias «de abolengo» (al menos por aqui en Sudamerica) cuyos hijos fueron desaparecidos en feroces dictaduras por pelear contra la injusticia social por la que atravesaban las grandes mayorias («vulgarizadas y vilipendiadas» por un sistema que les deshonró robandoles hasta la dignidad). Un ejemplo conocido en el planeta, es el de la familia Guevara Linch, cuyo hijo Ernesto (alias el Che) tomo otros caminos muy distintos de los escogidos por el Sr Borges…
Me ha encantado su descripcion sobre «la democracia de la muerte»… Muy metaforica…
Sinceramente Lilian debería buscar muy bien quien fue ese señor llamado el Che Guevara y su verdadera familia.
En su país hubo una guerra, y de haber ganado los idealistas ustedes empezarían a vivir lo que sería una dictadura comunista, pasa que con el tiempo se saben más cosas y hoy hay montoneros arrepentidos que hablan y ven las consecuencias, porque tiene muchos presos políticos ignorados, y victimas sin derechos, que ademas no tuvieron nada que ver con esa guerra. .
Y la verdadera historia ausente. Estudie Siria y es exactamente lo mismo que hicieron con su país con la diferencia que los Sirios estan preparados, mientras los argentinos sigan enamorados del pasado, les van a robar el presente.y como tengo amigos y personas estimadas estoy siguiendo mucho la actualidad de su pais. Le dejo la formula globalista, especialistas en re-escribir la historia.
“Para hacer cumplir las mentiras del presente, es necesario borrar las verdades del pasado.”
George Orwell
Saludos.
Maria, obviamente su mirada en relacion a la historia de mi Patria esta clramente sesgada por la vision que seguramente «sus amigos» le han impreso. No voy a debatir con ud acerca de la historia en modo alguno. «Para muestras basta un boton» decimos por aqui y ud comienza su descripcion de una manera «sospechosamente errada» En mi pais no hubo ninguna guerra. En mi pais hubo «terrorismo de Estado»y una feroz dictadura genocida.
«Las verdades del pasado» las estamos teniendo que pagar (nunca mejor dicho) en este presente, y lo hacemos sin armas, por la via democratica. (aunque a mucha gente le disguste y se sienta con «nostalgias del pasado»)
No veo ninguna similitud entre la historia argentina y lo que sucede en Siria, pero ud sabra a que se esta refiriendo…
En cuanto al Che, no tengo comentarios que hacerle.Tal vez solo una sugerencia, siga leyendo a Borges, su literatura es muy rica…
Lamento su carencia de objetividad Lilian, que la ha llevao a colocarme un estigma, o sea de derechas. Y su error es desconocer que tengo amigos y victimas de ambos lados de la contienda.
Como lectura me fascina el Martín Fierro y como escritor admiro a Leopoldo Marechal, y a su esposa , no soy lectora de libros he caminado la vida y he sentido el sufrimiento de ambos bandos.
Es decir en pocas lineas sigo procesos y pensamientos humanos.Y especialmente de aquellos que luego de madurar reconocieron errores.Y quien mejor que algún montonero para afirmar que dibujaron los 30.000 desaparecidos para poder recibir más dinero de Holanda por ejemplo.
En mi caso nos soy ni de derechas ni de izquierdas, me gusta la verdad, las personas honestas y dignas que no significa no cometer errores , sino aprender de ellos.
Con todo respeto, Lilian, soy de un pueblo de la provincia de Córdoba, Argentina, le diré que es espantoso lo que se hizo con los desaparecidos, pero en ese momento, en estos lugares, no sabíamos nada de lo que estaba pasando, pasaba en las grandes ciudades, eran estudiantes universitarios, nosotros ni enterados, algunos dicen que son los que están ahora en el poder, yo no sé nada, lo único que sé es que desde que nos independizamos e incluso antes, el país, en democracia o con militares, siempre estuvo en manos de saqueadores.
Querida Sofia, no me parece que este sea el apartado para debatir sobre este tema especifico. En realidad estamos hablando de Borges.
Solo voy a decirte que la estrategia de decir «que todos los gobiernos son lo mismo», es la mejor tactica elaborada por las «elites» (los que quieren una sociedad inmovilizada y dispuesta a «no defender mas sus derechos»)para arrasar con todo lo que queda. Cada uno hara lo que le parezca mas apropiado, lo que le dicte su corazon y su discernimiento.
Te dejo un par de links, para que «te enteres» de que fue lo que paso en tu pais (no fue solo en las ciudades o en las universidades lamentablemente). Y trato de ser «lo mas objetiva posible» (aunque no creo en la objetividad) Te dejo un link de Wikipedia (mas neutral que eso, sinseramente, no se…)
http://es.wikipedia.org/wiki/Desaparecidos_durante_el_Proceso_de_Reorganizaci%C3%B3n_Nacional
y este otro
http://www.comisionporlamemoria.org/investigacionyense%C3%B1anza/dossiers/con%20issn/dossier14versionfinal.pdf
(si queres ampliar con gusto te doy mi direccion de correo, si la queres…)
Hola Liliam:
Si pones dos enlaces en el comentario salta el filtro y lo deja para moderación.
Es mejor hacer dos comentarios y 1 enlace
Un saludo
Muchas gracias por la aclaracion Maestro…
Tambien está Metapedia, nació para hablar de lo que no se puede en Wikipedia y está en varios idiomas, lo que ocurre es que google no la publicita demasiado, por temas de competencias virtuales.
Saludos Maestro y gracias.
Brillantísimo análisis psicológico, Profesor, que nos iguala a Shakespeare Dante Borges Miguel Ángel Kandinski Picasso, a usted mismo y a mi. Saludos.
Qué bonito comentario.
Gracias profesor
Mi exmarido era futbolista profesional juvenil, cultísimo, y habla varias lenguas. En España conoció a su compatriota Ferenc Puskas, a quien admiraba, y fuimos muy amigos. Mi ajenidad a los deportes es congénita.
Te comprendo perfectamente M.A. BOGE y sé porque lo digo.
Saludos, guerrera.
Claro que me comprendes, Vania. Tú sabes que en aquellos tiempos el deporte era nulo en España, sobre todo en las mujeres. Yo aprendí a rezar y no a jugar. Desde el Extranjero me congratulé del boom deportivo en nuestro país. Oye, ¿la guerrera eres tú o yo? Un beso.
Eres tú, y en el fondo lo sabes muy pero que muy bien.
Un gran saludo.
Es posible que la guerrera sea yo, Vania, pero a la chita callando resulto la pacifista de nuestra excepcional Marge. Como andaluza, imbuida por la filosofía musulmana, siempre me he sentado ante mi puerta y he visto pasar por delante de mí el féretro de mi enemigo. Esperemos que esta vez también.
Exacto M.A. BOGE.
Y si no fuera así ¿por qué has logrado sobrevivir y llegar has aquí?
Abrazos y suerte.
Es irónico como, en un país como el mio, Colombia, el fútbol es el principal mecanismo de distracción utilizado de forma mediatica como un arma de destrucción masiva legal. El país se debate a diario en la alta corrupción que lo carcome, entre choques de cámaras y senado, entre políticos que migran de partido buscando riqueza fácil, entre paramilitarismo, guerrilla, bandas criminales (BACRIM), altísimos índices de consumo de sustancias psicoactivas, alto porcentaje de desempleo, descomposición social inconcebible, segundo lugar en el mundo en problemas ambientales, casi últimos en educación según el informe Pisa, entre muchos otros problemas que aquejan a la sociedad se sumó otro que es desastroso: el barrabravismo y su pestilente sub cultura. Los niños y jóvenes en su gran mayoría, apoyados por adultos ignorantes e irresponsables, pertenecen a una barra brava, van a las escuelas a todo menos a estudiar, a contar sus pericias, niños de 10, 11, y poco más se la pasan por todo el país viajando siguiendo a sus equipos, pegados de camiones, tractomulas y cualquier auto, sus padres desconocen su paradero y perdieron la autoridad, los niños llegan a estudiar el martes o miércoles porque el lunes están rebuscando la forma de volver de su viaje por el país siguiendo su equipo, se matan en las calles por una camiseta, por un color, rojo o verde, y lo que es peor, entre hinchas del mismo equipo tienen sub pandillas en la misma ciudad y se matan a machete entre ellos.
Considero que el fútbol SÍ es un alienante, un mecanismo de control y ahora de mercadeo. En países sub desarrollados como el mio se utiliza para alejar la opinión y atención de asuntos vitales para el estado, es decir, distraer, estupidizar, alienar, dispersas, por ejemplo, las recientes elecciones presidenciales que presentaron espectáculos bochornosos, evidencia de corrupción, campañas vergonzosas, entre muchos otros, situaciones que pasaron desapercibidas porque los medios, a favor del estado, mantuvieron el pueblo, o como lo denomino yo, la inerte caterva de alienados, ajenos a la situación.
Finalmente, sí he visto fútbol, he seguido algunos encuentros y en años muy pero muy anteriores hasta salí en una de las caravanas celebrando, más por la euforia del momento que por la afinidad o alegría, más por experimentar y vivir que por morir por ello, situaciones de las que sinceramente me avergüenzo, pues el uso de la razón y la experiencia, así como el enriquecimiento de mi cultura y formación académica, me han mostrado que se pertenece a algo popular cuando no se ha sido capaz de pertenecer a algo singular, como cuando se estudia y adquiere conocimiento que permite razonar y discernir cada situación y sus connotaciones socioculturales.
En este mundial, por curiosidad por mi visto a medias, pude comprobar que efectivamente el comercio, la publicidad, la corrupción, el afán de enriquecimiento, las marcas, la especulación, los falsos ídolos, la bajeza humana, son las principales selecciones que se encuentran y lo disputan.
Hermano, se me ha puesto la piel de escalofrío.
Por una parte, cuando describes la realidad de tu país Colombia, realidad muy penosa.
Y por otra, el despertar de tu conciencia maravillosa que es una esperanza para tu país.
Un gran saludo y mucha suerte.
Gracias, faltaron algunos aspectos como que cada barrio es disputado por pandillas y grupos para el tráfico de drogas en lo que se conoce como las fronteras invisibles en las cuales si alguien de un barrio es visto en otro es asesinado sin mediar palabra alguna y que la minería ilegal socava ríos convirtiéndolos en barriales solo por buscar artesanalmente oro y riqueza pero bueno, no podemos detenernos ahí, la idea es que la gente algún día se eduque, concientice y tome acciones que permitan mejorar un país en el cual el fútbol es la única razón para vivir o morir por la mayoría de sus habitantes. De hecho, si usted pregunta a un niño qué quiere ser cuando grande, los héroes no son científicos, médicos, astronautas o personajes importantes, no, todos responden: FUTBOLISTA.
Hola amigo Antonio Vélez:
Me ha recordado a través de la lectura de su interesante comentario, una relación de pareja que tuve hace ya algunos años atrás, con una Dama, absolutamente absorta por su fanatismo alienante por el fútbol. Era o es, una de esas personas que llaman ínchas, a las que hace referencia… y debo reconocer, ya que lo viví en carne propia, el distorsionado grado de fanatismo y entrega absoluta al que puede llegar una persona que se involucra en estas SECTAS.
La verdad yo no sé nada de fútbol, nunca me ha llamado la atención, sin embargo puedo disfrutar de un partido de ves en cuando. pero cuando se trata de relacionarte con ell@s, es imperante que te involucres con la misma dimensión que su fanatismo, de lo contrario, no va a funcionar esa relación.
Me llama la atención como planteamiento sociológico, estas posturas extremas de la sociedad a la que se le inocula una adicción, que raya en lo religioso, por su extrema devoción incondicional… y sí, creo que es inducida y conveniente para ciertas acciones políticas y de estrategias socioculturales que demandan incondicionalidad.
Lo demás, ya usted lo a planteado claramente en su exposición, de la cual, concuerdo en su mayoría… Gracias Antonio, por este ameno e interesante coloquio.
Saludos… ( Lúcido ).
Pienso que en el mundo occidental, la mayoría de los niños contestarían lo mismo,
es una de las tantas artes que tiene el sistema para manejar la mente del pueblo.
El fútbol ( sin más ) es un deporte, cuya práctica favorece la socialización, el desarrollo físico y la capacidad de coordinación de movimientos. Su éxito radica en su simplicidad. Una pelota redonda y varias personas son suficientes para practicarlo. De ahí que sea popular. No todo el mundo dispone de caballos para hípica o polo. Y una pista de tenis es más difícil de transportar que un balón.
Es muy accesible, con normas sencillas y pocos requerimientos físicos.
El fútbol profesional es otra historia completamente diferente. Decia un renombrado médico deportivo que » el fútbol profesional es perjudicial para la salud «. Pero claro, es un trabajo.
Al evolucionar en un espectáculo masivo es cuando se convierte en objeto de deseo de las empresas, los gobiernos, las ideologías…etc. Su poder de penetración en la sociedad lo hace sumamente atractivo para todos aquellos interesados en hacer negocio ( vender cosas ), o manipular sentimientos ( vender ideas ).
Se utiliza efectivamente, como ya se ha mencionado, de la misma forma que cualquier ideología. Y se convierte en » otro » opio del pueblo.
Pero no es algo propio del fútbol como tal, es su caracter popular y universal el que hace de él un instrumento muy valioso. En la II guerra mundial, el deporte fue utilizado por unos y otros como vehículo de confrontación y demostración de supremacia de una ideología u otra. En la guerra fria, tanto la DDR ( Alemania democrática ), la URSS y los EEUU; fomentaban y exaltaban los logros deportivos respectivos. Actualmente China también lo hace.
El fútbol, original, no es el culpable, sólo es un deporte. Una actividad lúdica que se realiza entre personas. Su única culpa es la magnitud que ha alcanzado, pero éso ha sido producto de intereses que nada tienen que ver con el juego en sí.
Pocas cosas son capaces de reunir a 100.000 personas en un recinto con una misma idea. Ésa es su grandeza, y la raiz del problema.
A mi me gusta ver a los jóvenes jugando fútbol en un solar, un descampado o la playa. Soñando escenarios mejores. Soñar no es malo, sin sueños los humanos no existiríamos. Ya tendrán tiempo de darse cuenta que no es tan fácil.
En cuanto a lo demás, preguntémonos ¿cuánto cobra un maestro, un profesor? y ¿cuánto un narcotraficante, aunque sea al menudeo?. ¿Cuánto respeto demuestra la sociedad a un profesor, un maestro, un científico? y ¿cuánto a un actor, un cantante, un rico?.
El problema no es el fútbol, es la educación. Siempre es la educación.
Y recordemos que la mejor ( si no la única )manera de educar es dar ejemplo.
Un futbolero ( moderado ) saludo.
Que buena reflexion, muchas gracias. A esto me referia cuando dije que me parecia que debiamos enfocarnos «criticamente» a pensar en la «dimension de alienacion» que sobreviene en el football (o en otras disciplinas)…
Me enriquecio el aporte. Gracias.
Qué comentario tan enriquecedor!
Gracias Jose.
Abrazos
De todas formas Jose, hemos hecho el deporte para competir.
No comprendemos que cuando uno pierde, todos pierden.
Por lo tanto, no es bueno crear deportes ni juegos que enseñan a los niños (y se perpetúa en los adultos) el pensamiento extraordinario de que alguien «gana», mientras otro «pierde».
Otro inmenso punto para reflexionar… «la competencia como pulsion humana y los sistemas que se aprovechan de esta caracteristica en su propio beneficio…»
Antonio Ruiz, ¡cuánto le duele su patria! A mí también. Tan hermosa, tan rica, tan culta…a pesar de que todo lo que usted dice es objetivo. En mis Poemas a Iberoamérica digo: Colombia, hija más hija de mi Madre. Esperemos motivos para podernos consolar.