domi Gratitud

Sentir que pertenezco a un lugar y a un grupo humano es algo que pensé que había perdido para siempre y ¡cuánto lo aprecio!

Tengo infinidad de razones para estar agradecida con la vida. Luego de vagar dos años y medio como una loba extraviada, de tener el pelaje opaco, de vivir entre desconocidos, de desempeñar el papel de forastera, de advenediza, y de intentar construir lazos afectivos, estoy de de regreso a mi clan, al sitio al que pertenezco.
Estoy cerca de mi familia, de mis hermanas,  de mis padres, viejos, pero llenos de vida y de amor. Estuve cerca de mi hermano, con el que pude compartir algunos días luego de llevar años sin vernos. He podido disfrutar de nuevo del grupo de amigos que quiero entrañablemente, que me quieren como soy, que me aprecian simplemente por ser yo, que me acogen confiados y que gritaron de felicidad al verme, que se emocionaron al saber que estaba de regreso.
Sentir que pertenezco a un lugar y a un grupo humano es algo que pensé que había perdido para siempre y ¡cuánto lo aprecio!
Estoy en un lugar en el que tengo una historia, donde los que me conocen saben quién soy y yo sé quiénes son ellos.
Con el asombro de una recién llegada a la vida, veo los regalos que me ofrece generoso el universo. A través de la ventana tengo este paisaje que me sé de memoria, siento la tibieza del aire y me lleno de gratitud.
Desde el primer día en que llegué a Medellín retomé el ejercicio físico, que había abandonado hace ya no sé cuánto tiempo, y mi cuerpo ha respondido con una nobleza que me desconcierta; me siento cada vez más liviana, los músculos han comenzado a moldearse lentamente bajo la piel, he ido recuperando la flexibilidad de mis articulaciones y puedo sentir cómo los tendones ganan cada día un poco más de elasticidad; inicié una dieta moderada con la que he perdido casi todos los kilos de más que había ganado en los últimos tiempos; estoy tomando el sol con prudencia, he retomado la escritura personal y de nuevo siento que tengo la vida por delante. Darme cuenta de esto último me asusta, pero me llena de ganas.
Sé que acabo de cerrar un ciclo y, por la misma razón, que estoy empezando otro que me llevará por caminos que todavía no vislumbro con claridad, pero que quiero construir con el entusiasmo que hoy me habita.

 

Un comentario en “domi Gratitud

  1. «Sentir que pertenezco a un lugar y a un grupo humano es algo que pensé que había perdido para siempre y ¡cuánto lo aprecio!
    Estoy en un lugar en el que tengo una historia, donde los que me conocen saben quién soy y yo sé quiénes son ellos.»

    Si, esto parece que lo hubieras escrito para mi. Y pensar que al principio , a mi llegada , no lo comprendía. Hoy después de 3 años cuando volteo la mirada y veo el camino recorrido, doy gracias a la vida por este regalo.

    Gracias

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