Angela Merkel es considerada una política sosa, una mosquita muerta que ha gobernado Alemania sin visión y sin un rumbo claro. Sin embargo, el 60 cumpleaños de la canciller ha llegado en el apogeo de su carrera política, y con su popularidad en lo más alto.
Nuestros compañeros de El HuffPost Alemania han desgranado los 10 motivos por los que Angela Merkel es tan popular en su país:
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Está cubierta de un repelente para la suciedad
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Sexo, drogas y… no con Merkel. Uno no sabe bien si los políticos como Helmut Kohl o Franz Josef Strauss siguen en el poder a pesar de, o más bien gracias a sus frecuentes escándalos. Los “amigos”, las cuentas secretas y las relaciones extramatrimoniales no van con Merkel. Nos preguntamos cómo ha logrado la canciller no tener ni siquiera un escándalo en nueve años de gobierno. Si Kohl era el “canciller-teflón” (porque todo le resbalaba), ella es la canciller cubierta de repelente para la suciedad.
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Probablemente sea la última clienta de Karstadt
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Angela Merkel no forma parte de los políticos «bling-bling»(*), que se recrean en su propio éxito. Mientras que los Sarkozys, Schröders, y Berlusconis de este mundo llevan caros trajes de Gucci, y se dejan fotografiar con puros, ella siempre permanece fiel a sus chaquetas compradas en grandes almacenes. Y en el Festival de Bayreuth apareció dos veces con la misma ropa. Mientras que en otros se habría interpretado como una metedura de pata, a ella le reportó la simpatía entre los votantes. (*)Políticos «bling-bling», término que hace referencia a los nuevos ricos, ostentosos (bling-bling el ficticio sonido que hace el destello o brillo de una joya.
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Hace lo que los alemanes quieren
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Una de las principales críticas hacía Merkel es también una de sus grandes fortalezas: está dispuesta a ceder. “Merkel tiene la capacidad de cuestionar radicalmente sistemas consolidados”, escribe Gerd Langguth en su biografía. El ejemplo más claro es el cambio de modelo energético. Al principio estaba en contra, pero después del accidente nuclear de Fukushima reconsideró su postura—a partir de entonces agilizó el abandono de la energía nuclear, ya planeado por la coalición Rojo-Verde (coalición entre el Partido Socialdemócrata y Los Verdes). Sea como fuera, lo principal es que hace lo que los alemanes queremos.
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Expulsó la testosterona de la política
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Existe una tesis que dice que las guerras son provocadas principalmente por hombres sexualmente frustrados con demasiada testosterona en la sangre. Sobre la frustración sexual Merkel no se puede hacer nada, pero allí donde ella se presenta, el nivel de testosterona de los animales alfa de la política alcanza sus niveles más bajos. Cuando los Old Boys se quitan las chaquetas en la habitación de atrás para planear una nueva “intervención”, Merkel se sienta rígida entre ellos. Lo mismo da Obama, Putin o Berlusconi: la canciller hasta ahora siempre ha logrado tratar de tú a tú a grandes jefes de estado y transmitir los puntos de vista de Alemania.
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No rompe ninguna promesa (porque no hace ninguna)
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No le gusta prometer lo que no puede cumplir. Sus predecesores tenían pocos problemas con eso. Mientras Gerhard Schröder anunció que reduciría a la mitad el número de desempleados, el padre político de Merkel, Helmut Kohl, prometió que la reunificación no le costaría nada a Alemania. Con Merkel nadie sabe realmente cuál es su postura y así no decepciona a nadie.
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Ella puede entrar en los vestuarios masculinos
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Durante mucho tiempo el vestuario de la selección nacional era sagrado: un lugar de retiro para los gladiadores modernos en el que se podían preparar en silencio para la próxima batalla. Nadie podía entrar. Hasta que llegó Merkel. En el partido de clasificación de la Eurocopa 2010 contra Turquía, Merkel entró al vestuario y le estrechó la mano a Mezut Özil. El presidente de la Federación Alemana de Fútbol, Theo Zwanziger, estaba horrorizado, Merkel tuvo que llamarle por teléfono para tranquilizarlo. Desde entonces el asunto está aclarado: fotos de la canciller con una sonrisilla entre futbolistas empapados en sudor forman parte de cada partido internacional. Ahora los políticos pueden entrar al vestuario. Pero solo si se llaman Angela Merkel.
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Ha hecho a los alemanes populares en EEUU
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Especialmente en el extranjero, Merkel representa la buena situación económica de Alemania. A pesar de las recientes acusaciones de espionaje la canciller es especialmente popular en los Estados Unidos. “Alemania es simplemente una historia de éxito en Europa y a los americanos les gusta el éxito y se identifican con los éxitos”, recoge el último informe del instituto demoscópico estadounidense Pew Research Center, en el informe anual que analiza el estado anímico de la relación entre Alemania y Estados Unidos.
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Es la madre que nunca tuvimos
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Merkel transmite una sensación de seguridad: es como la madre que no tuvimos en la época de las familias patchwork (familias en las que se juntan hijos de distintas relaciones sentimentales). La mamá que abre todas las cartas no deseadas y habla con toda la gente mala para que no lo tengamos que hacer nosotros. No hay duda de que ganará una elección tras otra. Merkel da a los alemanes seguridad. Transmite ese sentimiento: “Podéis confiar en mí, os sacaré de todas las crisis”, explicaba el año pasado el politólogo Gero Neugebauer al periódico Standard.
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Cambia más de opinión que de chaqueta
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Merkel superpone el éxito político a las ideologías. En las entrevistas Merkel se describe algunas veces como conservadora, otras como liberal y otras como socialdemócrata. A menudo es criticada debido a sus difusos puntos de vista políticos. Ella califica al Partido Demócrata Liberal (FDP) como su compañero de coalición preferido—aunque de hecho ha gobernado la mayor parte del tiempo en una gran coalición con el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). En Bruselas, el socialdemócrata Martin Schulz es considerado como uno de sus aliados más cercanos. La relación con su propio partido podría ser descrita como un “matrimonio de conveniencia”. Mamá es una canciller imparcial. Eso les gusta a los votantes.
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No sabemos nada sobre ella (y así está bien)
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En esto se resume todo lo que sabemos sobre la vida privada de Angela Merkel: siempre que puede le hace el desayuno a su marido y … em … em…. El público no sabe nada sobre la vida privada de la canciller. En contra de lo que cualquier agencia de relaciones públicas recomendaría, Merkel se reserva su opinión sobre su vida privada: ninguna historia familiar en revistas, ninguna muestra de cariño con su marido delante de las cámaras. Y esta discreción no le perjudica, más bien todo lo contrario. Los votantes alemanes ya han tenido suficientes personajes excesivamente expuestos al público, como Guttenberg o Schröder.
http://www.huffingtonpost.es/2014/07/19/cumpleanos-angela-merkel_n_5602294.html?utm_hp_ref=mostpopular
Si las mujeres mandasen en vez de mandar los hombres, serían balsas de aceite los pueblos y las naciones, canta una zarzuela. Prueben y se convencerán.