El 19 de Septiembre de 1991, en las montañas de Otzal en plena frontera italoaustriaca, tuvo lugar uno de los más grandes hallazgos de todo los tiempos:
De forma casual, un grupo de montañeros descubrieron en las entrañas de un glaciar el que a día de hoy es el hombre más antiguo mejor conservado del mundo. La espelucnante momia fue extraída del lecho en el que había reposado durante los últimos 53 siglos.
Otzi, como le bautizaron sus descubridores, veía de nuevo la luz.
La prueba del carbono 14 a la que fue sometido corroboró la antiguedad del hombre de hielo. Era originario del neolítico, de la llamada edad de cobre, por lo tant, vivió hace más de 5.300 años.
Pero Otzi había regresado con otro propósito mucho más siniestro.
Un año después del descubrimiento uno de los expertos que participó de forma más activa en las investigaciones sobre Otzi, falleció en accidente de tráfico. Casualmente, se dirigía a dar una conferencia sobre la momia.
La 2ª víctima fue el montañero que facilitó el rescate del cuerpo de la momia. Falleció sepultado bajo la nieve en una avalancha.
La lista negra no tardó en ampliarse: Ahora le tocaba al periodista que filmó el rescate de Otzi. Éste, murió de un repentino tumor cerebral. Tenía sólo 47 años.
La maldición se cebó ahora con el turista que por casualidad encontró a Otzi. Se cayó por un barranco próximo al lugar del hallazgo. Su cuerpo estuvo 8 días perdido hasta que fue rescatado. Estaba completamente congelado, igual que Otzi.
Una hora después del funeral de este último, Otzi se cobraba su 5ª víctima. El jefe de los servicios de rescate que encontró el cuerpo del turista que acababa de ser sepultado moría repentinamente de un ataque cardiaco.
El sexto fue el jefe de investigaciones del hombre de los hielos y excéptico absoluto sobre la maldición. Murió de esclerosis.
Hasta la fecha el último en morir ha sido el científico que durante años estudió los restos de Otzi. Durante ese tiempo le fue diagnosticada una enfermedad en la sangre que finalmente le quitó la vida.
La sombra de la maldición atormenta a las personas que han tenido contacto con la momia sabedores de que Otzi se a llevado consigo a aquel que ha osado mirarle a los ojos.