Puede pasarle a cualquiera. Esta es una de las claves, según los expertos, sobre el abuso sexual infantil, un problema que consideran un gran tabú en España y cuyas últimas estadísticas estatales (que se remontan a un estudio de 1994) desvelaban que habían sufrido un 22,5% de las mujeres y un 15,2% de los hombres.
«La visión social que hay sobre el abuso sexual a menores hace un daño terrible. Además, es muy distinta a la existente, por ejemplo, hacia situaciones de maltrato físico», señala a El Huffington Post Noemí Pereda, psicóloga y experta en abusos a menores. Aclara los motivos del rechazo al tratamiento del asunto: «Es una bomba que toca temas delicados y rompe tres mitos: infancia, sexo y familia».
Al menos siete de cada 10 casos de abusos sexuales a menores en Europa son cometidos por personas integradas en la vida de los niños, a las que conocen y en las que confían, según los datos que recoge el Consejo de Europa. Además, las cifras exponen que uno de cada cinco niños del continente son víctimas de algún tipo de violencia sexual.
«Una problemática que tiene unos porcentajes así necesita estudios, porque si fuese alguna enfermedad, estarían dándose cabezazos para poder hacerlos. Como es abuso sexual, creo que también hay miedo a conocer la realidad, porque es un problema que afecta a todos los países y clases sociales», afirma Vicky Bernadet, presidenta de una fundación que lleva su nombre y está especializada en abusos sexuales intrafamiliares y del entorno de confianza.
LOS ESTUDIOS: SOBRE EL MALTRATO Y A NIVEL LOCAL
Sin embargo, fuentes del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdaddefienden que se han realizado campañas y estudios estatales y europeos al respecto, aunque principalmente desde una perspectiva más genérica: la del maltrato infantil.
Uno de los trabajos que señalan es el Maltrato Infantil en la familia en España, aunque advierten que «no es comparable» al estudio de 1994 (realizado por Félix López) porque tiene una «metodología distinta».
Pereda reconoce que el Gobierno tiene «interés», pero denuncia que si ella, que está trabajando «todo el día con el tema», no conoce las campañas contra los abusos, significa que «no han cumplido su objetivo». La experta da la razón al Ministerio en que en España «se han hecho muchos estudios» en el ámbito local y regional, aunque matiza que «no en el nacional», donde reclama uno sobre los efectos de estos abusos.
Bernadet cuenta que, hace unos años, su fundación presentó «una proposición no de ley» para hacer un estudio actualizado y comparativo con el de 1994: «Lo gestionamos a través de CiU y se aprobó. Está pendiente de ejecución por falta de recursos».
Además de la ausencia de un estudio estatal actualizado, la presidenta de laFundación Vicky Bernadet cree que hay otros aspectos importantes, como fomentar la «formación de los expertos» y la «información de los familiares».
SOLUCIONES: NORMALIZACIÓN, CONCIENCIA Y LEY
La psicóloga y fundadora de la Asociación para la Sanación y Prevención de Abusos Sexuales en la Infancia (ASPASI), Margarita García Marqués, opina que otro de los aspectos a mejorar es el «alarmismo malsano» que hay en torno a estos temas. «Hay que empezar por la normalización dentro de la seriedad del problema, porque si no generas un rechazo», incide Pereda.
«El trato de los medios de comunicación es muy importante, que se haga con la seriedad que supone pero sin el dramatismo que se le da muchas veces, sin usar términos como ‘gravísimo’ o ‘aberrante’, que no ayudan, sólo trasladan una connotación negativa a la víctima», argumenta la psicóloga.
Bernadet, que sufrió abusos desde los 9 años hasta los 17, asevera que la conciencia social es muy importante. «Las respuestas que recibes cuando decides contarlo son de miedo, de recelo, de no saber qué decirte, de incredulidad en ocasiones…», declara.
La solución para ella, además de todo lo anterior, pasa por «adecuar» la ley. Apunta que, ya que «quieren» que prescriba el delito, es «importante» que, si lo hace, sea «con sentido común» -según fuentes judiciales, el plazo máximo de prescripción es de 15 años a contar a partir de la mayoría de edad de la víctima- y de acuerdo a lo «demostrado» por los expertos. «Se sabe que la franja de edad más común para querer hablar de los abusos va de los 35 años a los 45. Entonces, ¿qué sentido tiene un límite de prescripción a los 15 años de la mayoría de edad?», cuestiona.
EL ABUSADOR, «INTEGRADO EN EL ENTORNO»
«Por otra parte, el abuso sexual parece que sólo ocurre en según qué sitios y en según qué países, pero precisamente la gran dificultad de la detección y de la concienciación es esa forma de verlo como algo muy lejano. No hay más que mirar las estadísticas…», explica Bernadet.
«Protegemos a nuestra familia y por eso ponemos las etiquetas de enfermos mentales o de pervertidos», añade, y agrega que el abusador es una persona que está «plenamente integrada en nuestra familia, en nuestra sociedad», algo que avala el estudio de 1994. «Son personas que incluso tienen cierto poder de seducción, que caen muy bien a la gente», detalla.
¿CÓMO SABER SI UN NIÑO SUFRE ABUSOS?
Lo que más preocupa a los padres y profesionales que acuden a las charlas de esta experta es cómo saber si un niño sufre abusos sexuales. «Es más sencillo de lo que uno cree, porque la principal forma de prevención o detección es que pienses que te puede pasar. Si tú estás convencida de que a ti no te va a ocurrir, aunque yo te dé 23.000 indicadores, jamás vas a pensar que hay un abuso en ese niño», responde.
Pese a que no hay signos identificables siempre, según Bernadet, el principal sería un niño o una niña que, en un momento determinado, cambia de actitud. «Lo normal es pensar: ¿qué le pasará?; ya se le pasará; a lo mejor en el colegio no le va bien; ha cogido celos porque ha tenido un hermanito… pero el abuso no está». La clave para ella reside, por tanto, en barajar esa posibilidad: «A partir de ahí, esos niños tendrán la suerte de tener un entorno de protección».
García Marqués aconseja que cuando un padre «sienta» que hay «indicios» debería llevar al niño a un sitio «especializado», para comprobar si se trata de algo «serio» o «dentro de lo normal».
CADENA DE MALAS EXPERIENCIAS
«Aún estamos muy lejos en este tema», sentencia Pereda, y alude a un metanálisis de 2009 con datos de todo el mundo en Clinical Psychology Review que muestra la prevalencia del abuso sexual infantil a nivel mundial. La psicóloga asegura que, si ahora se hiciera un estudio, las cifras oscilarían, de nuevo, «entre el 10% y el 20%».
La especialista va más allá y destaca que, pese a todo, en la mayoría de los casos se puede «salir adelante», aunque recuerda que «los niños de hoy son los ciudadanos del mañana» y que estas situaciones crean una cadena que hace a la víctima proclive a otras malas experiencias. «A mí me pasó algo que le pasa a muchas personas que sufren abusos, escogí a una pareja equivocada y sufrí malos tratos 13 años más», confirma Bernadet.
Ella contó lo que había vivido con 34 años. Hoy tiene 60. «Cuando eres niño, no entiendes qué pasa». Una táctica del abusador, según resalta, es hacer que el menor se sienta «cómplice» de algo malo en lugar de víctima, así que no habla por miedo a que le riñan. «Cuando creces, te da miedo la pregunta: ‘¿Y ahora lo dices?’. Te aterra destruir la familia y todo lo que tienes y sigues aguantando».
Al hablar de abuso sexual infantil, los expertos coinciden en que lo que marca la diferencia es que la persona pueda hablarlo, que tenga el apoyo de alguien, ya sea un terapeuta, la familia, un amigo u otra víctima. «Ahora bien, cada uno está preparado para contarlo en un momento determinado», aclara Bernadet, y lo ejemplifica con una historia real: «A nuestra fundación llegó una mujer de 84 años, acompañada de su hija, para contar que había sufrido abusos. Yo le pregunté por qué había decidido relatar su historia, y me respondió que, ya que se iba a ir pronto, dejaba la basura aquí».
http://www.huffingtonpost.es/2014/05/28/abusos-sexuales-tabu_n_5405064.html?utm_hp_ref=mostpopular