domi LA ORACION: Una fuerza real para el cambio

Una mujer camina a lo largo de la ribera del río, buscando la manera de cruzar hacia la otra orilla. Finalmente, ve a alguien en el lado opuesto y le grita, “ Hola, ¿ Cómo hago para llegar a la otra orilla?”.
La otra persona le responde: “¡Pero, si tú ya estás en ella!”
Perspectiva. La perspectiva en todo, especialmente en la vida, puede significar la diferencia. De hecho, un cambio en la perspectiva – especialmente hacia una más clara y elevada – es uno de los grandes beneficios de nuestra práctica Budista. En este artículo, quisiera tratar la perspectiva de la óptica de la oración. Después de todo, nuestra práctica implica orar con el mejor enfoque, dos veces al día. ¿Cómo podemos entonces hacer de esa oración una fuerza real de cambio en nuestras vidas?

He aquí un test de verdadero-falso.

“Cuando entono Nam Miojo Rengue Kio ante el Gojonzon (carta de meditación)… “

    • Siento que hay algo errado en mí

 

    • Dudo que pueda superar mis problemas

 

    • Dudo que pueda alcanzar mis metas

 

    • Me siento como una víctima ante la vida

 

    • Me identifico con los mártires y los penitentes

 

    • Siento que no merezco orar por mi propia felicidad

 

    • Quiero que el Gojonzon me recompense

 

    • Creo que el Gojonzon me está castigando

 

  • Quiero que el Gojonzon me salve

Si Ud. respondió afirmativamente a tan solo una de  las proposiciones, primero no se sienta solo o sola. Segundo, siga leyendo.
El Budismo de Nichiren Daishonin capacita y potencia a cada persona para que manifieste su Budeidad. Esta es una postura consciente que debemos asumir mientras entonamos. Repita conmigo:
“En mi esencia yo soy un Buda. Yo puedo contactar este poder a través de mi oración fuerte. Me puedo mover hacia mis deseos y puedo hacer una contribución a mi mundo.”

Suena bien, pero para muchos de nosotros, ésta es una postura difícil de sostener.
Las actitudes autolimitantes (“Hay algo errado en mí, las cosas siempre me salen mal “)parecen a menudo naturales y reales, sin embargo, la verdad – el que SÍ somos Budas – puede parecer artificial, poco natural e incluso prepotente y arrogante.
Así es como nos sentimos, aún cuando Nichiren Daishonin nos dice repetidamente en sus escritos, que nuestra verdadera identidad es la Budeidad. Aún cuando el Sutra del Loto, el cual repetimos dos veces diarias, revela que todos tenemos una identidad más profunda desde la cual podemos realizar esta oración potenciadora y capacitadora, se queda  todavía en el plano de la teoría para muchos de nosotros.

Para conmemorar definitivamente la reunión de Damas de Febrero de 2000, el Presidente Ikeda nos envió un hermoso mensaje en el que apuntaba precisamente este aspecto; nos pidió que fuéramos felices basándonos en nuestra oración fuerte y profunda. El se refería a la carta de Nichiren Daishonin, “La Única Frase Esencial “, en la cual se lee lo siguiente:

“Aún cuando uno no lea ni estudie el Sutra, repetir el solo título (Miojo Rengue Kio), es una fuente tremenda de buena fortuna. El Sutra enseña que hombres y mujeres, y todos aquellos que transitan en los ámbitos de la animalidad e infierno – de hecho, todos los seres de los diez mundos – pueden obtener la Budeidad en su forma actual. Esto es una maravilla incomparablemente mayor que el fuego producido por una piedra tomada del fondo de un río, o la de una linterna iluminando una caverna sumida en la oscuridad por cien, mil o diez mil años. Si aún las cosas más comunes del mundo son así de maravillosas, entonces, cuanto más  maravilloso es el poder de la Ley Mística.”  (Los Escritos de Nichiren Daishonin, p923).

En su mensaje,  el Presidente Ikeda se centra en la frase sobre la linterna que instantáneamente ilumina una caverna sumida en la oscuridad hasta por diez mil años. Él escribió lo siguiente:
“En el momento que nos sentamos frente al Gojonzon y ofrecemos las oraciones, el sol de la Budeidad, el estado original de iluminación inherente en nuestras vidas, se manifiesta, sacando al exterior nuestras brillantes luces. “

Pero, ¿Cuantos nos sentamos con esos sentimientos mientras estamos entonando ante el Gojonzon? Hasta hace algunos años, yo no lo hacía.
No me malinterpreten. En mis dos primeras décadas de práctica, yo había pasado de ser una persona triste y confundida, a ser otra que podía sentirse optimista la mayor parte del tiempo. Fui capaz de trasformar ciertas situaciones difíciles y agradecía haber encontrado una forma de vivir noble y llena de sentido.

También aprendí como lidiar mejor con el dolor en mi vida. Yo había mantenido ese dolor en una cueva profunda y oscura en el foso de mi vida, apartado de mi conciencia. Pero lo podía sentir a un nivel muy profundo. Así es como yo lo había custodiado cuidadosamente toda mi vida, dando vueltas a su alrededor para no tener que enfrentarlo. Se convirtió en una pequeña voz que me decía que siempre viviría en el dolor, con restricción. Yo podía acumular una cantidad enorme de causas positivas, además de sus efectos respectivos; yo podía mejorar mi situación, crecer espiritualmente, pero aquella cueva oscura parecía permanecer intacta.

Solo hasta que la linterna -es decir-  Nam-Miojo-Rengue-Kio dejó expuesta esa cueva y me dio suficiente luz, para al fin poder ver esa realidad. No obstante, no fue un proceso fácil.

“ Me pregunto “ – me decía a mí misma – ( y “pregunto” fue realmente el comienzo del proceso), “ ¿si yo realmente creo que la esencia de mi vida es Nam-Miojo-Rengue-Kio o, en cambio, tengo esta aceptación profunda del dolor, la creencia de que nunca estaré sin él? “

Lo que obtuve como respuesta fue un “shock”: “Tu siempre has vivido con este dolor”, dijo mi pequeña voz en la cueva. “No existe alternativa. Esta es la verdadera realidad de tu vida”.
Otra voz se opuso diciendo: “Nichiren Daishonin dice que la realidad fundamental de tu vida es Nam-Miojo-Rengue-Kio – La Budeidad –“
YO PUEDO SER REALMENTE FELIZ!”

¿Cómo podía yo merecer esa clase de felicidad? . Pensé: “Bueno, si soy un Buda, debería ser feliz; pero, para ser honesta, no lo puedo imaginar. No se siente bien esto de ser feliz.” ¿Qué podía hacer?

Decidí intentar una nueva perspectiva. Entonar desde la perspectiva de un Buda. Por un momento lo fingí. Seguía,  repitiéndome: “ Mi vida es Nam-Miojo-Rengue-Kio. Yo soy un Buda. Estoy viviendo como un Bodisatva de la de Tierra; por tanto, puedo extraer este poder y resolver mi problema. No solo merezco ser feliz,  debo convertirme en una persona feliz; así es como demostraré la Gran Ley.”

Debido a que yo estaba tratando de entonar desde una perspectiva diferente, una perspectiva potenciadora, comencé a ver las cosas de modo distinto. Pequeños cambios, casi imperceptibles, comenzaron a aparecer. Piensen en la caverna: Nada puede ser más  inmutable que un lugar que ha estado en la oscuridad por 10.000 años. Pero, aun una pequeñita luz, continuamente vertida sobre ella, tiene un efecto inmediato, por inconspicuo que éste sea.
La vida que necesita de la oscuridad absoluta no puede continuar: evoluciona o desaparece. La vida que necesita luz, comenzará a desarrollarse. La ecología de la caverna no volverá a ser igual.

Eso fue lo que pasó en mi propia vida desde que mantuve fluyendo esa luz de mi Budeidad, esa perspectiva consciente. En un año, había transformado un problema concreto que había estado conmigo durante toda mi vida. El interior de mi cueva que se había nutrido de la oscuridad, se encogió; y lo que necesitaba luz creció, prosperó, floreció en una innegable felicidad.

Teóricamente, había conocido estos principios por largo tiempo, pero creo que la duda inconsciente de que yo pudiera cambiar alguna vez esa parte de mi vida era tan fuerte que sofocaba cualquier esperanza de intentarlo. De modo, que frecuentemente entoné como si el Gojonzon “allá afuera”  pudiera recompensarme por mi buen comportamiento, pero ciertamente yo no tenía el poder de cambiar esto , era demasiado eterno y omnipresente.
Cambiar conscientemente la perspectiva en mi oración, ubicándome en la perspectiva de que yo era un Buda y tenía el poder de la Budeidad, me ayudó a superar mi duda y a continuar hasta que vi la victoria.

En lo que respecta a la oración, vencer las dudas es algo grandioso. Orar desde la perspectiva potenciadora de la Budeidad nos ayudará a sobreponernos a la duda. El presidente Ikeda nos anima de la siguiente manera: “Hay algo innegable: el poder de creer, el poder del pensamiento, mueven la realidad en la dirección de lo que creemos y hemos concebido. Si Ud. realmente cree que puede hacer algo, en verdad puede. Esto es un hecho. Cuando Ud. puede visualizar claramente un resultado victorioso, lo graba en su corazón y está firmemente convencido de obtenerlo, su cerebro hará todo el esfuerzo para llevar a cabo la imagen mental de Ud. ha creado. Y entonces, a través de los esfuerzos incesantes, esa victoria se hará finalmente una realidad”.

Para cerrar quisiera compartir algunos puntos para desafiar la duda. El pasado año, en el “World Tribune”, el editor en jefe, Ted Morino, explicó que una fe libre de dudas no es una condición fija y que no quiere decir una fe que no cuestiona. De hecho, los cuestionamientos son buenos; nos conducen a ahondar con profundidad en la fe y a fortalecer nuestro estado de vida. A medida que luchamos con la duda, construimos una convicción propia y más profunda.

Cuando tomamos la decisión: “Voy a mirar esto desde la perspectiva de la Budeidad”, no solo las puertas de mis propios temores, o de mi cinismo, o de lo que sea, se abren.
Ted describe el proceso de superar la duda y ganar ambas, confianza en uno mismo y una práctica más fuerte, basándonos en las nueve conciencias:

  • Primero, usando la sexta conciencia, elija entonar con confianza en el Gojonzon y en la Budeidad inherente en nuestras propias vidas. Haga esto con el esfuerzo del 100%. Esto es: Oración más acción, para ganar día a día. (Esto se refiere a las primeras seis de las nueve conciencias: los cinco sentidos –vista, oído, olfato, gusto, tacto- y el pensamiento conciente)

 

  • Segundo, persevere en este tipo de esfuerzo. De esta manera estamos incrementando la confianza en nosotros mismos inconscientemente (la séptima conciencia).

 

  • Tercero, mientras continuamos en este sentido, desde la perspectiva de la Budeidad, “confiar en nosotros mismos se convertirá en nuestra tendencia”, escribe Ted Morino, “lo cual es llamado karma” (la octava conciencia).

 

  • Cuarto, a medida que practicamos el Budismo con sentimientos positivos, nuestra alegría y autoconfianza aumentan, disfrutando verdaderamente el hecho de vivir, experimentando la plenitud de la Ley. Esta es la prueba de que podemos fortalecer nuestra Budeidad (la novena conciencia). En ésta condición de vida, la autoconfianza –nuestra confianza en la Budeidad- es inamovible.

Como las dos personas que se veían cara a cara desde la riberas del río, la felicidad es una cuestión de perspectiva. Depende de donde escoge Ud. pararse. Para alcanzar nuestra propia gran felicidad, para tener la misericordia y  el vigor de servir a la humanidad, necesitamos el poder de la perspectiva de la Budeidad.

Nosotros ya estamos, todos, en la otra orilla.
A través de una oración llena de poder podremos comenzar a conocer esta verdad.

http://seikyocriollo.blogspot.com.es/

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.