Ayer recibí un correo del gran David Bravo en el que me cuenta que el sábado pasado, en una visita al cementerio de Sevilla, encontró este epitafio en una de las lápidas… Conociéndome bien, acertó al enviármelo porque me ha encantado y como no podía ser de otra forma, no me he resistido a compartirlo con vosotros… dice, literalmente:
Aquí descansan los restos de Don Francisco J. Barnés y Tomás, Doctor en Teología y Filosofía y letras, Licenciado en Derecho y Catedrático de esta Universidad Literaria.
Fue sacerdote católico. Mientras creyó en el dogma, practicó los actos de la religión con dignidad y escrupuloso respeto; Cuando después de maduro examen y ejercicios continuados de razón, dejó de creer en el orden sobrenatural, (que juzgó fantástico), su carácter sincero no le permitió continuar una vida estéril y farisaica, burlando y explotando la credulidad de las gentes. Prosiguió a la naturaleza, nuestra común madre; contrajo matrimonio con digna mujer; fue padre de familia, cuyos deberes no descuidó un instante y en el trato social con toda clase de personas se ofreció como hombre sin fuero ni privilegio religioso.
No creyó en otros milagros que en la instrucción y el trabajo humano.
Gracias al blog “El almanaque de Sevilla” y mediante el comentario de “legicable” os dejo también una imagen del epitafio
¡Lástima que no he podido abrir el epitafio! Porque sería muy aplicable para mí.