El psicólogo Walter Riso analiza cómo eliminar las ataduras psicológicas y ser capaces de mantener vivo el fuego del amor
«El amor es un tema difícil y escurridizo y por eso asusta». Esta es una de las reflexiones con las que el psicólogo Walter Riso comienza su libro «Amar o depender», una oda al amor del bueno, al amor que se disfruta sin complejos y sin ataduras y en el que el camino hacia la felicidad comienza con una máxima, la de quererse y aprender a disfrutar de uno mismo.
Suenen a tópicos o no, el psicólogo analiza cuidadosamente todos los factores que rodean al enamoramiento, algo para lo que en el ámbito psicológico existe «un vacío innegable», incluyendo los que terminan introduciendo a los individuos en una relación caracterizada por la adicción afectiva, por un amor obsesivo. De ahí que la publicación de Riso sea una oportunidad para todo aquel que quiera mejorar su relación o ser capaz de crear un estilo de vida más inmune al apego.
Con un gran trabajo detrás -ha llevado a cabo el estudio de casos durante más de veinte años-, la obra del psicólogo es también una dosis de realidad: el amor puede doler, es muy probable que fracase, pero siempre merece la pena intentarlo.
De ahí que sea vital «amar sin apegos y hacer del amor una experiencia plena, alegre y saludable». Estas son sus claves.
1. Entender qué es el desapego
La obra de Walter Riso comienza con un análisis muy interesante sobre una creencia bastante extendida, la de que amor y apego deben ir de la mano. «Los hemos entremezclado hasta tal punto, que ya confundimos el uno con el otro», explica el autor.
De ahí que Riso explique que el desapego «no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y no adicción (…) El desapego no es más que una lección que dice a gritos: el amor es ausencia de miedo».
Por ello, este psicólogo enfatiza la idea de que ser dueño de tu propia vida y amar a la persona que está a tu lado es compatible y, de no ser así, si hay un desequilibrio entre ambas formas de querer es cuando aparecen las enfermedades mentales: «El apego enferma, castra, incapacita, elimina criterios, deprime, genera estrés…».
2. Comprender que no hay relación sin riesgo
«El amor es una experiencia peligrosa y atractiva, eventualmente dolorosa y sensorialmente encantadora. Este agridulce implícito que lleva todo ejercicio amoroso puede resultar especialmente fascinante para los atrevidos y terriblemente amenazante para los inseguros», explica el autor.
Por ello, es importante disfrutar de una relación con lo que Riso define como un «optimismo moderado», es decir, no dejarse llevar por la idea romántica de que ciertos amores «son invulnerables e inalterables».
3. Prevenir el apego afectivo
Walter Riso explica que el apego que se puede evitar y que hacerlo se trata de un proceso que no se puede descuidar ya que siempre podemos «estar afectivamente mejor». ¿Cómo hacerlo? Riso establece en su libro tres principios para desarollar una independencia psicológica sin dejar de amar: la exploración, la autonomía y el sentido de vida. Eso sí, la aplicación de los tres tiene que ser conjunta para que el impacto psicológico sea óptimo y así ganarle el pulso a los apegos.
En lo que a la exploración se refiere, se trata de arriesgarse y evitar el estancamiento personal e, indirectamente, de la pareja. «Amar no es anularse, sino crecer de dos a dos. Un crecimiento donde las individualidades, lejos de aparcarse, se destacan», explica Riso. Así, resulta básico que la persona mantenga sus inquietudes, que tenga sus actividades solo y, en definitiva, «ser capaces de amar profunda y respetuosamente a tu pareja» y al mismo tiempo «seguir siendo un ser humano completo y normal».
El principio de la autonomía o de hacerse cargo de uno mismo resulta esencial para que el crecimiento personal no tenga límites. «La búsqueda de autonomía es una tendencia natural en sujetos sanos», explica Riso. Así, si llevamos a cabo un estilo de vida orientado a la libertad personal estaremos generando, al menos, tres atributos psicoafectivos importantes: «la defensa de la territorialidad, una mejor utilización de la soledad y un incremento en la autosuficiencia».
Por último, el sentido de la vida. Aquí entra en juego la espiritualidad y la capacidad de cada uno de ser más fuerte, puesto que se pierden grandes miedos. Así, son personas que Riso define como «duras de matar», que no suelen quedarse estancadas «en idioteces». «Cuando un individuo ha encontrado su autorealización vocacional o trascendental, ama con una paz especial. No es perfección, sino tranquilidad interior».
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