Por primera vez, estos primates han aprovechado la puesta de sol y las fases lunares más oscuras para colarse en plantaciones y robar hortalizas
La astucia no es patrimonio exclusivo de los humanos, como demuestran los vídeos robados por investigadores franceses en las selvas ugandesas. O más exactamente, en el límite de la jungla y los cultivos de maíz, toda una tentación para los paladares de los chimpancés. Pero estos primates son perfectamente conscientes de los riesgos que corren si son descubiertos por los agricultores. Cada vez que se acercan a las plantaciones emiten sus gritos y aullidos nerviosos, se arañan y hasta defecan heces blandas y diarreicas, lo que para los investigadores es señal inequívoca de «la ansiedad y la percepción de una situación de riesgo».
No obstante, sus miedos no les han impedido actuar como sigilosos indios en las películas clásicas del oeste, esperando al anochecer paraatacar. Los chimpancés fueron cazados in fraganti por unas cámaras trampa instaladas en los límites del Parque Nacional de Kibale por Sabrina Krief, del Museo Nacional de Historia Natural de París y sus colegas, que se activan con el movimiento. Lo que estas imágenes revelan es un comportamiento desconocido hasta el momento: los chimpancés acudían al anochecer al cultivo de maíz para llevarse unas cuantas mazorcas. «Esta es la primera vez que descubrimos incursiones nocturnas de chimpancés y también la primera vez que se ha grabado», aclara Krief.
Aunque también se captaron incursiones de día, en la mayoría de los casos esperaron a la noche para ir a por mazorcas y, de media, permanecían en los cultivos el doble de tiempo cuando acudían de noche. Los chimpancés se muestran tan confiados de su estrategia nocturna que a los saqueos orquestados por estos primates acuden unos ocho chimpancés de media, frente a los tres que suelen hacer incursiones a por comida en la jungla. Además, estos grupos incluyen miembros especialmente vulnerables de la comunidad, como crías e individuos mutilados, lo que hace recordar a humanos yendo en familia a un centro comercial, no a animales salvajes arriesgando el tipo por comida.
Además, Krief y su equipo observaron que estas razias se convocaban aprovechando los ciclos lunares más oscuros, para que ni siquiera la luz de la Luna pudiera delatar a los chimpancés ante los agricultores. Las incursiones tenían lugar esencialmente durante la Luna nueva y nunca se atrevieron durante la Luna llena.
«En este área, los chimpancés se enfrentan a muchas amenazas y también tienen la oportunidad de mejorar su ingesta», explica la investigadora. «La gente está vigilando su campo durante el día de forma muy activa y esto es peligroso para los chimpancés. Y ahí muestran una increíble flexibilidad de comportamiento, adaptando su ritmo de vida al riesgo de las incursiones con la oscuridad», resume Krief.
«Aunque el entorno propio de los chimpancés ha sido seriamente dañado y perturbado por las madereras y la presión demográfica humana», concluyen los investigadores en su estudio, «los chimpancés han demostrado una gran flexibilidad en su conducta, lo que incluye este comportamiento nocturno inesperado, realizado con el fin de aprovechar la proximidad de comida». Para los investigadores, que publican sus resultados en PLoS, consideran que el hallazgo de estas incursiones nocturnas puede ayudar a entender cómo reaccionan los chimpancés ante la presión a la que les somete la actividad humana y para evitar posibles conflictos con la vida salvaje.
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