En esta ocasión, tratamos el estudio y la propuesta del investigador Anton Parks y del ingeniero informático Olivier Marquer -a partir de James G. Rooms- mostrándonos y exponiéndonos una teoría no menos atrevida, pero muy novedosa, y no tanto por la exclusiva, sino por lo que, en un futuro, podría llegar a aportar a otros investigadores a tomar en cuenta a la hora de esgrimir el origen de la civilización egipcia, o dicho de otra manera, ser capaz de saber ver una serie de monumentos en Egipto -Piramides de Giza, Osireion, Serapeum- de un modo diferente, como si fueran el final de algo, y no el principio de una civilización.
Ha sido necesario esperar hasta este año 2009 para que un investigador independiente franco-alemán, llamado Anton Parks, dotado de un buen conocimiento lingüístico, y sin tener ninguna conexión con universidades, ni estar financiado con fondos privados, osara dar el paso y sacarlo a la luz en un único libro. Ciertamente, el futuro nos reserva nuevas sorpresas. Un despertar de las consciencias está en marcha…
Sintetizar un estudio tan extenso en contenido no es nada sencillo. Un buen ejemplo de ello es El Testamento de la Virgen que puede ser considerado como algo más que un libro ya que se trata más bien, de una experiencia de reconexión con nuestro pasado lejano y olvidado; una experiencia que se vive en cada una de sus páginas gracias a un profundo trabajo de análisis formidablemente documentado, si se tiene en cuenta de que se trata de un tema considerado como codificado.
El testamento de la Virgen se adentra en la peligrosa redacción de un estudio tan trillado como la cuestión del asesinato y la resurrección de Osiris. De hecho, todos los lectores interesados por el antiguo Egipto saben que este tema es la base de la religión egipcia. La aventura era un tanto más arriesgada si se tiene en cuenta que trastoca los fundamentos admitidos generalmente por la egiptología, e implica una relectura a gran escala de nuestra historia y de sus dogmas. En sí, este artículo es un resumen de lo que nos cuenta Anton Parks en su libro, recordando a una continuación, un tanto distinta, a ese desconocido investigador y matemático que fue Albert Slosman, quien trato el mismo tema.
Nos encontramos justo en el centro de un desafío que pone en entredicho los conocimientos de los fundamentos de las tres grandes religiones. El Testamento de la Virgen obliga a los lectores a deshacerse de sus visiones conformistas del mundo, del universo y de Dios, sin cesar de aportar argumentos claros, precisos y, a menudo, indiscutibles.
Aunque la obra se salga de las normas, vale la pena respetar el contenido ya que posee un tono justo sin caer, en ningún momento, en lo fácil, la burla o la autosatisfacción. Algunas de las informaciones contenidas en este libro son sólo conocidas por unos pocos “iniciados” y, hasta ahora, no habían sido nunca reveladas al público en general. A algunos nos parecen salidas directamente de las profundidades del tiempo mediante comentarios de peso y nuevas hipótesis inéditas para un tema tan complejo y misterioso. Es como si, en ocasiones, sobre el filo de la navaja pero, sobretodo, sobre las alas del fénix, el autor nos invitara a un extraño y emocionante viaje al corazón de nuestros orígenes y a la fuente de las religiones…
El génesis de la experiencia humana es indudablemente originario de África y del antiguo Oriente. La relectura histórica del autor presenta una comunidad altamente avanzada y situada en el corazón de los montes Tauro, en la actual Turquía. El autor se refiere a las tablillas sumerias denominadas Kharsag que están consideradas como los documentos más antiguos del planeta y nos explica que esta comunidad se presenta como la más avanzada con respecto al resto del mundo. Los textos nos dicen que el linaje divino erige una ciudad excepcional y crea una sociedad agrícola y arborícola mientras que “la humanidad se arrastraba a cuatro patas”.
Le hemos pedido al autor que nos explique en qué consiste la importancia de estas tablillas y su relación con Osiris. He aquí su respuesta:
“Las tablillas de Kharsag han sido objeto de una única tentativa de traducción erudita, la de 1918, por un tal George Barton, antes de que el gran especialista en la materia, Samuel Noah Kramer, reconociera que estas tablillas de arcilla le parecían ininteligibles. Yo no creo que sean incomprensibles pero sí difícilmente aceptables por su contenido. La segunda traducción de las mismas se la debemos a Christian O’Brien (1985). Se trata de una buena transcripción que va, más o menos, en la misma dirección que la de mi amigo Don Moore (2007) de quien he tomado prestados algunos extractos para mi libro. Lastablillas de Kharsag plantean un problema importante en el seno de la comunidad científica ya que se describe una civilización madre, altamente cultivada y que se sitúa en una época muy lejana e indeterminada.
Se trata del Edén – el jardín de la colonia – encaramado en las montañas, y de un “dios” denominado Enki a quien la humanidad debe su nivel de evolución y de progreso. ¡Nos encontramos en pleno Génesis, pero bajo una versión sumeria, y es difícil no darse cuenta que los escribas hebreos han ahondado en la literatura mesopotámica! En el Testamento de la Virgen como en mi libro anterior, Adam Genisis, demuestro que Enki es un personaje clave, “La Serpiente Instructora” de los dioses que se llamará, posteriormente, Asar (Osiris). Tanto Enki como Osiris son dioses civilizadores que vivirán cada uno en un lugar subterráneo y acuático respectivamente, denominado Abzu en Sumer y Abdju (Abydos) en Egipto.
Enki y Osiris poseen sus gemelas (sus paredras) Ereskigal y Isis-Hathor. Ambas se las considera estrechamente asociadas con el mundo de los muertos que se sitúa en los subterráneos de la llanura de Guiza, lugar importante de iniciación en donde los faraones muertos eran ritualizados. Yo aporto un gran número de evidencias que demuestran el hecho de que nos hallamos ante personajes históricos y no mitológicos. Estos descubrimientos son capitales ya que demuestran que las leyendas sumerias y egipcias explican estrictamente la misma historia”.
Artículo escrito por James G. Rooms y Anton Parks
Animación informática: Olivier Marquer
Traducción: Emma González Gil
REFERENCIAS