domi Desmontando a Charles Robert Darwin

La teoría de la evolución es absurda e improbable. Sin embargo, es absolutamente aceptada por casi todos los modernos científicos y pensadores. Incluso forma parte de la instrucción general que reciben los estudiantes en la enseñanza secular. Por esta razón me ha parecido importante analizar dicha teoría así como tratar de demostrar como los hombres “profesando ser sabios se hicieron necios”.

La evolución ha sido malinterpretada y falseada por arqueólogos y antropólogos. O bien coaccionados no dijeron más de lo que les convenía, o , simplemente, no se dieron cuenta de lo evidente.

Charles Darwin ha sido y sigue siendo el foco de todo un conglomerado de críticas constructivas y destructivas por parte de la comunidad científica internacional. Si bien es cierto que a las grandes élites del poder económico, político y social les ha interesado mantener la versión primitiva del eugenista Darwin como el origen de nuestra raza (término no acuñado por ciencias sociales y descriptivas como la antropología), otras ramas de investigación como la paleontología y la biología se han encargado de matizar aquellos elementos erróneos y confusos de esta teoría.

A fin de cuentas, la teoría de Charles Darwin únicamente ha servido para extraviar a toda la humanidad del conocimiento acerca de su verdadero origen. Del mismo modo, se ha demostrado que el Darwinismo social se usó como eslogan de doctrinas tan totalitarias y sangrientas como el nazismo de Adolf Hitler.

No es nuevo ni debemos sorprendernos ante el hecho manifiesto de la manipulación masiva de los libros de historia. Estos imparten  unos conceptos no constadados científicamente. Unos conceptos que sólo responden a las interpretaciones banales de unos cuantos charlatanes.

Iniciémonos en el despeje de tanta incerteza con un concepto básico: la Teoría de la Evolución, es, directamente, una tomadura de pelo, sin ningún fundamento científico, pues como su propio nombre indica es una simple teoría hipotética, que además es absurda ,denigrante y del mismo modo, fácilmente demostrable.

El “Australopithecus” se supone que es, según la teoría de Charles Darwin, la pieza clave; el eslabón que va desde el mono al hombre, una especie de ser mitad mono mitad hombre. En ningún momento de la historia pasada se ha hallado ningún resto de australopithecus. “El Eslabón Perdido” sigue sin aparecer, ni aparecerá nunca, ya que es posible que el término no se refiera a un ancestro perdido, sino a una interpretación del por qué dejamos de ser animales.

 

La teoría de una evolución animal no fue ideada por Charles Darwin, sinó que esta fue preconcebida años antes por su abuelo:Erasmus Darwin. El abuelo de Charles fue  un personaje perteneciente a distintas logias masónicas de categoría en Inglaterra. Además, fué el que introdujo al joven Darwin en la idea de una supuesta evolución de las especies. Demostrable es a su vez, la financiación que Charles recibió de grupos masónicos y eugenistas pertenecientes a las clases más ricas de Inglaterra

El supuesto ideólogo de dicha teoría, ha sido durante toda su vida partidario de ideas pro eugenistas tales como la erradicación del hombre irlandés amparándose en la interpretación que el mismo realizó tras fijarse en modelos de comportamiento sociológico . Definía al irlandés como un hombre basto, alcoholizado y violento. Por el contrario, definió al escocés como un hombre sereno, apacible y amable.

La propia mujer de Darwin, Emma Wedgwood, se mantuvo firme en su creencia cristiana y repudió durante toda su vida la teoría de su entonces marido.

Los ingresos que obtuvo Darwin por la venda de su teoría fueron de unos 15.500.000 euros aproximadamente. Sin lugar a dudas se trata de una cifra astronómica obtenida mediante el engaño.

La teoría de la evolución ha presentado en sus argumentos un seguido de eslabones pertenecientes, supuestamente, a la cadena evolutiva. Tales especímenes son:

El  homo heidelbergensis: este fue hallado en Alemania y fué datado con una antigüedad de 3 millones de años. Resultó ser una estafa, el maxilar hallado resultó ser de un hombre normal.

El Zinjanthropus.  Louis B. Leakey anunció el hallazgo de los restos de un hombre primitivo en África en el años 1959, datado en 1 millón de años. En 1972, el propio descubridor admitió el fraude de su descubrimiento.

El hombre de Piltdown: este fue catalogado por parte de toda la comunidad científica como el famoso eslabón perdido durante un periodo de más de 40 años. El hallazgo sucedió en Piltdown, Inglaterra, en el año 1912. Se estimó una antigüedad equivalente a 500 años.

Sin embargo, nos encontramos ante otro fraude manifiesto dado que la mandíbula hallada resultó pertenecer a un orangután. En 1953 los científicos John Winer y Samuel Oakley examinaron los restos de Piltdown y descubrieron el fraude. Además, el cráneo pertenecía a un hombre moderno.

El hombre de Pekín: no podemos constatar la veracidad de dicha especie ya que en la segunda guerra mundial los restos que fueron previamente hallados en 1920 en China, cerca de la gran ciudad de Pekín, fueron robados. El año del descubrimiento se encontraron restos varios, cráneos de mono y los restos de fuegos, al parecer, todos de carácter doméstico.

El hombre mono de Java fue un descubrimiento realizado por el evolucionista Eugene Dubois en 1891. Los restos hallados constaban de: una porción de un cráneo, tres dientes molares y un fragmento de un fémur izquierdo. Hubo una ocultación de información importante, ya que Eugene Dubois no comunicó el hecho de que no encontró los restos todos juntos, sinó que los halló separados más de 25 metros en el lecho de un río.

Años después del hallazgo, el propio descubridor confirmó el fraude. Los huesos se trataban de restos de humanos. La porción de cráneo fue atribuida a un mono. Posteriormente, la arqueología sufrió un gran revuelo ya que se hallaron nuevos supuestos restos. Se pudo comprobar la mentira, ya que se trataba de una rótula de elefante.

El Hombre de Nebraska: en este caso cabe destacar el hecho de que los evolucionistas inventaron un registro absurdo basado en una interpretación no científica. Catalogaron al espécimen (del cual solamente se halló un diente) en una antigüedad correspondiente al millón de años. Se descubrió el fraude al descubrir que el diente encontrado perteneció a una especie de cerdos ya por aquel entonces extinguida. Fuentes científicas de la revista Nature ubicaron a esta especie en Paraguay.

El Ramapithecus: se confirmó que el supuesto espécimen era un tipo de orangután.

El Homo habilis: dicha criatura no es considerada como perteneciente a una clasificación válida ya que los restos encontrados de habilis pertenecen a monos y además se considera que este grupo de especímenes son en realidad un conglomerado de piezas que pertenecen a otros grupos de individuos tales como el Homo Erectus o el Australopithecus.

El hombre de cromagnon es igual al hombre.

El Australopithecus: sin lugar a dudas, la variedad más conocida ha sido el Australopithecus Afarensis. Más concretamente, el fósil de la mundialmente conocida “Lucy”. No obstante, estudios del cráneo, los huesos y el oído interno han confirmado las sospechas que definían a Lucy como un chimpancé pigmeo.

El Homo erectus. El homo erectus convivía tranquilamente y al mismo tiempo con el ser humano normal, por lo que no es ningún antepasado remoto. Los estudios han demostrado que era igual que el Homo Sapiens actual.

El hombre del Neardenthal: se han realizado una gran cantidad de reconstrucciones que han mostrado al espécimen encorvado como si este se tratara de una especie de hombre mono. A día de hoy se ha acabando aceptando el hecho de que dicha curvatura  era debida a una enfermedad tal y como se demostró en 1958 mediante un examen a un espécimen de hombre de neanderthal anciano, el cual padeció artritis tal y como se pudo demostrar. No cabe lugar a dudas de que el Neanderthal es un sinónimo claro de la raza humana. Hoy en día el Hombre de Neanderthal es clasificado como Homo Sapiens.

A modo de conclusión, cabe destacar que, a día de hoy, nos seguimos encontrando con la aparición de todos estos personajes simiescos inventados en los libros de texto que se enseñan en las escuelas y en las universidades.

La difusión en la enseñanza pública y privada de toda esta ciencia fraudulenta se viene impartiendo desde siempre bajo las directrices de los ministerios de educación, los cuales siguen órdenes directas y estrictas del organismo que controla y aglomera en sus corruptas arcas todo el patrimonio arqueológico de la Tierra: la UNESCO.

http://granmisterio.org/

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