domi El narcisismo

Mucha gente suele entender el narcisismo en su sentido más obvio y literal: «enamoramiento de uno mismo». Una persona narcisista sería, entonces, una persona vanidosa, engreída, egocéntrica… Pero el narcisismo es mucho más profundo y complejo que eso. Se trata de un factor estructural de la personalidad que todas las personas tenemos desarrollado en mayor o menor grado. Y su magnitud depende directamente de la cantidad (y calidad) de amor que hemos disfrutado, o no, desde la infancia. Sobre todo en los primeros años de crianza.

La mayoría de seres humanos hemos sido criados por nuestra familia. En la medida que recibimos de ésta amor sano y abundante, aprendimos obviamente a confiar, vincularnos psicoafectivamente, relacionarnos con amor. En la medida que, por el contrario, no fue así, entonces desarrollamos miedos, evitaciones del contacto con los demás, replegamientos defensivos sobre nosotros mismos. Aprendimos a refugiarnos con dolor y rabia en nuestro caparazón -pareciendo con ello «enamorarnos» de él-, y a relacionarlos con el mundo no desde el vínculo afectuoso, sino desde el dominio omnipotente. A estas dinámicas defensivas las llamamos narcisistas. Y cuanto más numerosas y potentes son éstas, tanto más narcisista decimos que es la personalidad global del sujeto. El narcisismo representa, así, el fracaso de la crianza, del amor y de la sociedad en general.

Los grados y formas de narcisismo son innumerables. Por ejemplo, forma parte de las personalidades más o menos vanidosas y egocéntricas (que solemos llamar impropiamente «egoístas»), etc. Pero también subyace en todos los estados neuróticos, nutriendo los síntomas más diversos (miedos, ansiedades, depresiones, obsesesiones, adicciones, trastornos de personalidad…). Y, en sus formas extremas, lo hallamos en las dinámicas psicóticas, donde el sujeto, ya totalmente incapaz de vincularse o incluso soportar la realidad, se defiende a veces con síntomas delirantes y alucinatorios. En general, podemos decir que cuanto más narcisistas somos, tanto más desconfiados, desconsiderados, rígidos y controladores nos volvemos. Y no es para menos. La fuente última de todo narcisismo es la desesperación infantil inconsciente.

El narcisismo es un serio obstáculo en la psicoterapia. Cuanto más profundo es, más problemática es la maduración del narcisista. La razón de ello es que el narcisismo dificulta, por su propia naturaleza, el establecimiento de un vínculo o alianza segura paciente-terapeuta, a través de la cual debe suceder precisamente la mejoría. En vez de ello, en la terapia -como también en la vida- las personas narcisistas desarrollan hacia el terapeuta fuertes blindajes, desconfianzas, sentimientos hostiles o paranoicos,  afanes de control, etc., que no siempre conducirán la terapia a buen puerto. (1)

Como el narcisismo individual está socialmente mal visto, la mayoría de personas -sobre todo, naturalmente, las más narcisistas- se niegan a reconocerlo. Esto dificulta absolutamente su abordaje. En cambio, el narcisismo social, tras renombrarlo de otros modos, sí nos gusta e incluso lo explotamos intensivamente. Toda nuestra civilización se funda, por razones psicológicas y económicas, en él. Por ejemplo:

  • el individualismo
  • el consumismo
  • las ideologías y religiones
  • las luchas de poder
  • la codicia, la soberbia, el exhibicionismo
  • el sexismo
  • las modas
  • el arte
  • la violencia…

Podríamos decir que el narcisismo, también llamado «Ego» en el contexto de ciertas filosofías y religiones, constituye la actitud «por defecto» del individuo y de las sociedades. Las actitudes amorosas, en cambio, debemos aprenderlas mediante crianzas y valores éticos adecuados. No hay otra forma. Por eso, si producimos individuos íntimamente vacíos, desvinculados y desesperados, rodeados de tecnología, fármacos y neurociencias, el mundo que nos espera puede ser aterrador.

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  1. Ello también dependerá de la personalidad y modo de trabajo del terapeuta.

© JOSÉ LUIS CANO GIL
Psicoterapeuta y Escritor

http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/jlc/narcisismo.html#.VHBXSvmG8c0

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